San Francisco, Estados Unidos en el presente.
-Pura mierda.- Dije entre dientes al salir de la oficina del director seguida por mis padres, era el primer día y ya me tenían ahí.
-Te hará bien -Me ánimo mi padre con su tono consolador de siempre.
Una de las ventajas de ser la única mujer de la familia era que él siempre estaba de mi lado menos en esta ocasión.
-No hace falta que asista al psicólogo, estoy bien, es solo 'una etapa de la adolescencia'- Admito que el último año no me había portado de lo mejor pero no era para tanto.
-Hija -Mi madre me tomó por los hombros y me hizo mirarla a los ojos- estamos preocupados por ti y esto nos va a ayudar a todos. -Me dio un beso en la frente para luego soltarme- ahora ve a clases y ten un gran día.
Se alejaron dejándome sola afuera de la oficina del director, y aquí comenzaba mi último primer día en esta cárcel llamada instituto.
Gracias a la inesperada llamada del director había perdido unos minutos de la primera clase los cuales el maestro utilizó para dejarme en vergüenza en frente de todos.
-Señorita Hamill, ¿este año tampoco se digno a mirar el código de vestimenta permitido?-un pequeño murmullo surgió entre la case, ¿y éste qué se creía?
-La verdad es que si y me puedo dar cuenta que usted lo sigue muy bien, avíseme cuando le devuelva esa chaqueta a su abuelo porque puedo hacerle unos retoque bien monos.- Ignorando lo que tenía para responderme caminé hasta el asiento vacío que había junto a mi mejor amiga Lisa y puse atención en ella. La linda y duele Lisa, mi hermana de otra madre y fiel confidente desde que tenía 10 años me miró emocionada con sus grandes ojos castaños.
-Chico nuevo a las 5 -A ella siempre le emocionaban los chicos nuevos fueran o no fueran atractivos, eso es lo que pasa cuando no hay mucho que ver en tu escuela.
Me volteé para ver a quien se refería y lo pude distinguir de inmediato; pelo oscuro como la noche y ojos azules como el agua, nada mal.
-Dicen que tiene un hermano pero no se si tengo clases con él.
-Te aviso si me lo topo -Y seguí con mi no interés en la clase.
Nunca me había llevado bien con este lugar ni con la gente que había en ella, con el pasar de los años te das cuenta que todos son unos falsos desesperados en encajar en nuestra penosa sociedad y eso nos lleva a mi y a mi pequeño grupo de amigos.
Las clases pasaron como una larga tortura y aún no me había podido entretener con ninguno de los chicos nuevos. 'Los hermanos Anson' se escuchaba por todos los pasillos de la escuela y es que no todos los días llegan unos hermanos misteriosos a tu instituto.
-Es un idiota- Me dijo Jared mientras sacaba el humo de cigarrillo de su boca- ambos
-Solo vi a uno- Respondí jugando con su encendedor.
-Son exactamente iguales menos por el color de pelo, y también uno tiene menos mirada de asesino en serie que el otro. -Solté una carcajada.
Jared y yo éramos amigos desde prácticamente toda la vida, nuestras madres habían asistido juntas a la universidad y aquí estamos hoy, más hermanos que amigos. Luego de pasar parte de la mañana en los estacionamientos del instituto decidí que era hora de ir a calentar el asiento en alguno de los salones de clases, por lo menos fingiría poner atención en algo.
-Mejor me voy- Dije mientras me bajaba del capó de su auto, hemos pasado aquí la mayoría del tiempo del último año y no quería empezar mal este.- hablamos más tarde.
Caminé por los pasillos del instituto que ahora se encontraban vacíos, solamente llevaba aquí unas horas y ya tenía ganas de escapar. Había tenido un verano difícil pero con buenos recuerdo y no podía esperar el día en que este año terminara para volver a tener otro.
Digamos que ser yo siempre había sido fácil, por lo menos hasta los 15. La típica niña buena con familia adinerada y la hija que cualquier padre querría tener hasta que me di cuenta de que esa niña no era yo, con la ayuda de nadie me revelé y henos aquí, la chica la cual los profesores temen y los chicos desean, gracias pubertad.
Entre pensamiento y pensamiento de repente me encontré en el suelo con todas mis cosas desparramadas en el suelo.
-¿Pero qué mierda?
-Lo siento -Una mano completamente desconocida me ofrecía ayuda, subí la mirada y pude ver quien era, el otro de los hermanitos. Rechacé su ayuda y me levanté rápidamente.
-No no, no va a ser como el típico cliché de que el niño nuevo levanta a la niña que se encuentra mentalmente desorientada.- Me quedó mirando por unos segundos como si estuviera analizando cada rincón de mi mente. Admito que su presencia me hacia sentir un poco nerviosa pero no iba a dejar que lo notara.
-¿Me estas diciendo que soy un cliché? -Dijo entre un tono de amigable pero sarcástico, era confuso- Podría decir lo mismo de ti, ¿o no?
-¿De qué hablas?
-La típica chica que se hace la mala pero detrás de ella tiene una vida muy estable, ¿o me equivoco? -Así que se las daba de listo, muy bien.
-Lo que digas -Le di la espalda decidida de alejarme de ahí pero él me tomó la muñeca.
-¿Puedo saber tu nombre? -Volteé bruscamente para mirarlo a la cara pero no me salieron las palabras ni aunque lo intentara y de repente me encontraba mirando otra escena.
Sangre, había mucha sangre.
No sabia a donde estaba pero todo se encontraba oscuro, bajé la vista y pude notar que había aún más sangre en mis manos. Estaba encerrada en un lugar pequeño y húmedo, mi corazón latía rápidamente y mi garganta dolía por la fuerza de los gritos que salían de mí. Luego vi una luz y volví al lado del chico nuevo.
-¿Estas bien? -Me solté de él y miré como desesperada mi alrededor, ¿que había pasado?
-Si... -Lo miré confundida- yo...
-¿Lucy?- No sé cómo ni por qué pero apareció mi mejor amiga al rescate. La tomé del brazo y la saqué de ahí alejándonos de mi extraño encuentro con el chico nuevo.-¿Qué pasó? -No dije nada y la guié al patio trasero de la escuela. Nos sentamos debajo de un árbol que había por ahí e intenté recuperar la respiración la cual seguía bastante agitada. Bajé la mirada a mis manos para buscar algún rastro de sangre pero no había nada.
-No lo sé-tragué bruscamente- no he dormido bien, debe ser eso. -Nos quedamos ahí sentadas en silencio hasta que sonó la campana que anunciaba el almuerzo.
-Si quieres nos quedamos aquí- me levanté y limpié mis manos en mis shorts- o si quieres no
-Me voy a casa, no me siento bien.
-Pero...-Trató de detenerme pero la ignoré completamente y me dirigí hacia la salida.
Algo había pasado pero no se bien que y me había dejado así, confundida.
La caminata devuelta a casa me hizo sentir mejor pero la bienvenida de mi madre no fue nada placentera.
-¿Y tú qué haces aquí?- Me preguntó mirando el reloj de su muñeca.
-No me siento bien- Subí las escaleras ignorando todo griterío que solo a una madre se le puede ocurrir pero solo uno de ellos me llamó la atención.
-Más te vale que en la noche te sientas mejor que los Anson vienen a cenar.- Los Anson, los nuevos en la ciudad, los hermanos extraños.
-¿Qué?
-Los Anson, ¿recuerdas que tu padre estaba creando un nuevo negocio?, pues con John Anson es y esta noche viene con su familia a cenar. Necesito que me prometas que te comportaras, además tienen dos hijos de tu edad y ni vendría nada mal que te llevaras bien con ellos, ¿está bien?
-Esta bien.