El Primer Encuentro

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- Vamos Alex! Hablale! - Me insistía Sofía desde el otro lado de la mesa.

- Que no! Ya dejalo! - Le contesté en un susurro. Mi amiga podía ser verdaderamente irritante si se lo proponía.

- Pero es guapo! Y te anda mirando.

- Puede ser guapo, pero parece de lo más arrogante.

- Pero si eres terca! Que no lo conoces!!

- Ni quiero - le dije

En ese instante Sofía miro su teléfono. Lo miraba como si no entendiera que era un celular. Después se paró rápidamente de la mesa y me dijo muy apurada:

- Me voy!! Mi hermano tuvo un problema - me guiño el ojo - Si no le hablas, la próxima vez que te vea te doy un puñetazo, así ya no te van a estar mirando sino por fea - se rió y salió corriendo.

Al doblar la esquina vi como se limpiaba la cara como si estuviera llorando, pero estaba tan feliz cuando se despidió de mi que no le di mucha importancia.

Decidí que me quedaría a terminar mi café. Nunca lo hago, soy una persona muy sistemática, no me gusta salir mucho, prefiero estudiar que ir a alguna fiesta, sólo he tenido un novio en mi vida (con el que no tuve una buena experiencia) y francamente nunca me ha pasado nada "impactante". En cambio Sofia, es una chica extrovertida, ha salido con varios chicos (gracias al cielo no todos a la misma vez), es una de las mayores líderes de mi clase y de paso es porrista (no la principal, pero su meta es derrocar a la zorra de Isabella). Así que decidí que haría un pequeño cambio en mi día, a ver si tomaba el consejo de mis amigos de relajarme un poco.

El tipo de la otra mesa me seguía mirando, tenía como unos veinte años y ya estaba molestándome su acosadera. Mire con interés mi café y me sobresalté al ver al tipo sentándose frente a mi con un aire indiferente.

- Hola - Me dijo.

- Hola - Contesté. No sabía que estaba haciendo allí pero no suelo ser grosera con la gente así que le dediqué un "Como estas?"

- Bien y tu?

- Bien.

Hubo un silencio incómodo que yo no estaba dispuesta a romper, si se iba, mejor. Podía ser muy guapo pero se veía prepotente y amargado. Nada que me interesara.

- No te caigo muy bien verdad? - preguntó sin conseguir respuesta - Te parezco... "Arrogante"

Se reclinó en la silla mientras una pequeña señal de pánico se mostraba dentro de mi. Me escuchó. Baje la mirada, primero porque me daba vergüenza, había escuchado mi conversación con Sofia, y segundo porque estaba terriblemente irresistible con su chaqueta de cuero negro y pantalones pegados, reclinado en la silla con sus brazos colgando a los lados y su mirada penetrante esperando que yo hablara.

No dije absolutamente nada.

- Ya veo - dijo con la segunda sonrisa más linda (y más sexy) que he visto en mi vida. Cogió mi celular y empezó a escribir algo en el.

- Oye! Atrevido! Que te sucede! - protesté mientras trataba de agarrar el aparato, pero el lo mantenía lo más alejado posible y yo no me iba a levantar, no quería hacer un show.

- Ya está - dijo después de un rato - Nos veremos de nuevo, te lo aseguro.

Se levantó, acomodó su silla y se fue. No había dado ni cinco pasos y se devolvió rapidamente. Se le olvido algo al muy estúpido. Pero no fue así, o no fue algo material. Se acercó a mi y me dio un corto beso en la mejilla. No alcancé a reaccionar y para el momento en que desperté de mi pequeño shock ya se había ido.

Baje de mi auto y me dirigí por el pequeño sendero en medio de los jardines hacia la puerta de mi casa. La verdad es que vivo en una casa bastante grande, pero no ha sido así toda mi vida, cuando tenía 10 años mi papá por fin pudo conseguir un buen trabajo, un grandioso trabajo y nos mudamos a esta casa. Mi mamá gracias al trabajo de mi papá pudo estudiar y ahora es gerente de nuestra propia empresa "R.Corp". Así, en los últimos años de mi vida he podido permitirme algunos lujos, como tener mi propio auto. Pero así como lujos, tengo que hacer unos sacrificios, como sólo poder ver a mis padres una vez por semana.

Es bastante duro para mi, y también para mis padres pero siempre se han encargado de cuidarme y hacer todo lo posible por estar conmigo. El domingo es día sagrado para nosotros, apagamos celulares y tratamos de hacer actividades familiares. Es así como monté en paracaídas, canopi y cualquier otra cosa extrema (se montar en motocicleta también).

Al principio me cuidaba una nana, pero después de darnos cuenta de que nos estaba robando y cuando cumplí los catorce años, me dejaron quedarme sola durante la semana.

Al llegar a mi cuarto recordé la estupidez del tipo de la cafetería y cogí mi teléfono para descubrir que era lo que había escrito. No tuve que buscar mucho, tenía un mensaje de texto de un contacto (era el tipo) llamado "Tony". Quien se pone a si mismo "Tony"?? que sobrenombre tan estúpido. De verdad que lo aborrecía ahora bastante.

El mensaje decía: "Hola bonita. Nos vemos mañana. Te veo en el cine. 7pm. Ya tengo las entradas. No faltes. Pd: vas a ver que no soy lo que piensas". Quien se creía que era? No iba a ir con un tipo extraño a ninguna parte, además, faltaban dos días para iniciar el nuevo año lectivo y tenía que organizar todas mis cosas. Pero por una extraña razón toda la tarde lo estuve pensando y termine por cambiar el nombre de contacto a "Mr. Prepotente" después de mirar por centésima vez el mensaje.

Me recoste en la cama mirando el breve mensaje (de nuevo) y me quede dormida tratando de decidir si ir o no, lo más probable en ese momento era que si iba a ir... Solo, SOLO por curiosidad...

Me despertó la brillante luz del sol que entraba desde el ventanal. Era tarde, mire mi celular, Las 2:30?!?!?! Pero dormí como marmota! No podía creer que hubiera dormido tanto tiempo. Me arregle rápidamente y desayuné - almorcé en 20 minutos. Ahora ya me sentía al día con el día. Recordé mi cita... O mi encuentro de esta tarde y decidí trotar un poco, así me despertaría el cuerpo, y después me arreglaría el cabello (el tipo me podía caer demasiado mal pero era un sitio público y había que estar presentable).

Suelo trotar todos los días por la mañana y trotar hoy por la tarde se me hacia algo demasiado extraño, había muchas personas en la calle y algunos cuantos me dedicaban miradas desagradables. Usualmente me pierdo con la música y generalmente no me importa si llego tarde a casa, simplemente me imagino que el pavimento es pasto, que los edificios gigantes de la ciudad son árboles y que soy libre en medio de ellos. Miré la hora en mi relog deportivo y de nuevo me había cogido la tarde, las 4:27, odio el tiempo! , tuve que correr a mi casa y apurarme a bañarme en quince minutos.

Salí del baño y me puse una camisa holgada y un short, para estar fresca y no sudar con el calor de la plancha. Me sequé el cabello y le di forma con la plancha, lo hice despacio y con paciencia, que estuviera tarde no significaba que iba a dañar mi cabello. Después de tener el cabello listo abrí mi closet para elegir el outfit que iba a usar. Me decidí por una camiseta, me remangué las mangas, como suelo hacer con toda mi ropa, y me puse un pantalón negro ajustado que compañé con unas botas negras. Mis accesorios fueron simplemente unas gargantillas, un anillo y un fedora.

El mensaje no especificaba en que cine nos debíamos ver, así que cogí el carro y conduje al cine de la 5ta, el más popular de la zona. Si no está allí, me voy y olvido todo esto. El tráfico estaba de lo peor, a quien se le ocurre citar a alguien en hora pico? Ya eran las 7:42 y lo más probable era que el tipo ya se hubiera ido. Ojalá. Así podría ver una película yo sola y sin ningún problema. Deje el carro en el sótano y me dirigí al tercer piso, la zona de cines, con la plena seguridad de que podría ver lo que yo quisiera y SOLA, ya eran las 8:00 pm.

Caminé hacia la fila para comprar una boleta, pero en mitad del camino alguien me tomó del brazo y me giró. Era él, no se había ido, me había estado esperando.

- Viniste!, sabía que vendrias... - me dijo y me dedicó una sonrisa.

Studying LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora