-No seas cobarde, ¡lánzate!
-Ni loca, ¿y si muero?
-Pues entonces ese habrá sido tu destino
-No creo en el destino
-Ni yo en la muerte
-Ya no quiero, me arrepiento
-¡Tírate!
- ¡Pero no quiero morir aún!Las arcadas empezaron a subir por mi garganta y se contrastaban con fuerza a la suavidad de seda de las sabanas. Apenas era consiente de que me encontraba acostada, no sabía donde estaba y necesitaba un baño lo antes posible. ¿Dónde me he metido? El pensamiento me revolvía el estómago, cosa que sólo ayudaba a aumentar mis náuseas que se estaban volviendo imposibles de ignorar. Me levante y decidí que primero debía de hacer caso a los requerimientos de mi estómago y luego pasaría a ponerle atención a mi cerebro.
La habitación estaba a oscuras, con mis manos toqué el vacío hasta llegar a una pared, Esta no es mi ropa.... Rocé el borde de toda la habitación hasta llegar a una puerta y cuando la abrí las luces de la ciudad cegaron mi vista, Ahora si que no veo nada, mi estómago se quejó de nuevo haciéndome salir de mi estado de ceguera y me apresuré a llegar hasta otra puerta en medio de un pasillo. El lugar era grande pero no me tomó mucho tiempo llegar a mi destino. Afortunadamente era el baño. Bingo. Y como si mi vida dependiera de ello me lance frente al retrete para por fin evacuar mi malestar.
Aparentemente hice demasiado ruido y una luz no muy lejana se encendió enseguida, escuché como se abría la puerta pero no pude prestar más atención que a mi propio cuerpo. Un par de pies descalzos llegaron cerca a mí y con rapidez me tomaron el cabello. ¿Era él? Intente alejar su agarre para que me dejara sola pero sus manos eran más fuertes que las mías.
- No intentes alejarme de nuevo, no me voy a ir.
Reconocí su voz de inmediato, era inconfundible, pero esto le dio vía a mi cerebro para que empezara a bombardearme con preguntas que sólo provocaron que mi estado empeorara. Seguí así como por otra media hora y él me seguía sosteniendo, de vez en cuando con un leve abrazo, sin decirme nada. Cuando por fin hube terminado se sentó en el piso para que me recostara junto a él y de esta manera poder recuperarme.
- ¿Qué es este lugar? - dije después de un rato.
- Esta es mi casa, o mi apartamento, como prefieras.
- Dijiste que me llevarías a mi casa.
- Lo sé, - me besó en la cabeza - pero te quedaste dormida tan rápido que no me alcanzaste a dar la dirección. Tuve que traerte aquí, estabas pálida como un fantasma.
Guardé silencio un momento, tenía sentido, Vaya primera cita Alex, felicitaciones. Lo que no tenía sentido era mi ropa, o mejor, la falta de esta. No estaba desnuda pero aún así lo que llevaba no era mío.
- Tu me...
- ¿Yo qué? - preguntó. Aún seguía recostada en su regazo.
- Tu... ¿Tu me cambias... ¿Donde esta mi ropa?
- Tuve... que ponerte algo de lo mío... era eso o tus pantalones jodidamente ajustados, ¡Me tomó una eternidad quitarte eso! - dijo mientras reía por lo bajo.
- Osea que tu... - el pánico me invadió - tu... ¿Miraste...? - Aún no lo miraba a los ojos.
- Alex, tenia que mirar, sino ¿cómo te iba a cambiar de ropa? - Lo miré con los ojos abiertos como platos - Eso no significa que haya observado.
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Studying Love
Teen FictionÉl es el hombre perfecto para ella. Pero también es su profesor. ¿Podrá esto cambiarlo todo? "Sus ojos... fríos y cálidos, claros y oscuros, penetrantes, dulces, no se decidían entre el café y el verde y me miraban como si quisieran descifrar de que...