Sólo pensaba en desaparecer, mi bien estar ahi, sólo duraba unos momentos hasta que la tristeza me invade.
El tiempo había pasado bastante rápido y no me había percatado de que ya estaba haciéndose de noche, debería volver a casa y no me agradaba para nada salir a esa hora, pero no había de otra.
Fuimos hasta la parada del autobús, hacia frío, y el aire se sentía denso, estaba cargado de energía. No se sentía normal, presentía algo, no preste atención, y subí al autobús. Estaba casi vacío y las pocas personas observan mis medias de red,pues lo había combinado con un vestido negro holgado,las personas se apegan a su moralidad que me habrían tomado de ramera, no me importó, sus mentes están vacías y llenas de conformismo.
Cuando llegue a mi destino bajé del autobús, me encaminé a mi departamento, debían ser unas cuantas calles y sólo pensarlo me fastidió, lo bueno es que no había nadie en esa hora, pero no dejaba ser peligroso.
Sentía esa presencia que había sentido antes de arribar el autobús, pero no permití que me intimidara. Luego vi una figura a lo lejos y me pregunte si sería lo que había sentido, me detuve titubeando si seguir o no. Me arme de valor y seguí, cuanto más avanzaba más podía distinguir a la figura, ya me sentía cada vez mas aterrorizada. La figura seguía firme sin moverse y pareciera que me miraba a mi, y quizá si, porque era la única persona.
Cuando me acerque a la esquina y doblar se reflejó la luz de la luna en su cara.
Su rostro, parecía algo fuera de todo lo de este mundo, tenía una atracción que enloquece, cada facción parecía ser hecha en porcelana, su piel se veía tan fina y suave. Sus ojos, esos ojos, dos perlas negras destellantes en la oscuridad. La luz lunar reflejaba en su cabello, un color verde esmeralda, disfrutaba ese color, no quería que esa visión se terminara.
Me sentía como si fuese un sueño, sentía amor y miedo hacia esa criatura, no sabría describirlo. El viento susurró mi nombre y perdí el conocimiento...