Si pudiera describir detalle por detalle lo que causa en mi la vida terminaría sin poder decírselo, o al menos mi vida, cada reacción de su parte, cada respuesta es algo magnífico en para mi.
Necesitaba depositarme en esos cálidos ojos que sólo ven dolor, esos ojos que sólo están sufriendo, y calmar cualquier angustia llenar cada espacio, darle rienda libre a los sentimientos que surgen. Me impresionaba que con sólo mirarme me transmitiera tanto, ¿Por qué sucedía todo eso conmigo? Esa necesidad de sentir, de querer sanarlo y tan sólo había intercambiado unas cuantas palabras.
- ¿Sólo Emma?- dijo
- Uhm... Kast- y ya no sabía que responder, no tenía impulso de hablar entonces desvíe la mirada.
- Lindo nombre señorita -respondió guiñando un ojo y dándome una palmada en la espalda pasando la mano por mi columna, me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo
- Eh... Si eso creo -dije tratando de estabilizarme
- Veo que no tiene humor para conversar, debo irme entonces -respondió mirándome directamente a los ojos con un aire indiferente - hasta luego, que esté bien.
- Igual usted -sólo articule esas palabras, quería que se quede pero me sentí avergonzada por la situación no se muy bien por qué, en fin sólo me quede allí un buen rato hasta que el sol comenzaba a salir por completo, mientras caminaba pensaba en la conversación y en esa belleza sobrenatural que se desplegaba sin límite sobre cada rincón de su figura, daba la impresión de ser la definición de belleza, cómo curvaban sus labios y deslizaban a una pequeña sonrisa destellaba chispas de luminiscencia hacia que todo a su alrededor tuviera sentido absolutamente todo.
Cuando llegué, me eché en un reposador para que así pueda callar mis pensamientos entonces llamaron a la puerta no tenía ganas de atender así que sólo dejé que se pensara que no hay nadie y sólo se fuera, pero sólo tocaron una vez y eso me dio intriga abrí la puerta, traté de divisar a alguien y no vi nada el pasillo estaba vacío, entonces cuando di media vuelta me tocaron el hombro me sobresalte un poco era una joven de cabellos castaños y risados, piel pálida ojos color miel casi naranja, sus rasgos faciales eran muy hermosos, sentí una leve atracción y un toque de envidia, ya que mi piel es un poco pálida y mis ojos son celestes pero en si no llaman la atención como lo hacia ella, era tan hermosa - Hola, me acabo de mudar al departamento de al lado soy Franie- tuve un mal presentimiento sobre ella y todo su contenido - si quieres algún día podríamos tomar un café si gustas -dijo sonriendo.
- Hola, me llamo Emma, uhm si esta bien, cuando quieras -respondí y la miré tratando de descifrar algo en ella, me intimide un poco.
- Bien, nos vemos más tarde un gusto - me saludó con una mueca y levantó la mano sacudiéndola.
- Igualmente, suerte -respondí y cerré la puerta, es de costumbre que los vecinos se presenten, pero esta chica me simpatiza un poco, siempre tuve desacuerdo con los vecinos, son muy entrometidos porque vivo sola, dicen que soy muy joven y no puedo cuidarme sola, pero no me importa que podría esperar de gente de ese tipo, sería lindo tener una amiga cerca de casa, me entusiasme un poco...