Capitulo 2

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-No te muevas -ordena David, levantando su arma-. Hola Tris.

-¿Cómo te has vacunado contra el suero de la muerte? -me pregunta.
Sigue en silla de ruedas, aunque no hace falta caminar para disparar un arma.
Parpadeo, todavía aturdida.
-No lo he hecho.
-No seas estúpida, no puedes sobrevivir al suero sin una vacuna, y yo soy la única persona del complejo que posee esa sustancia.

Me quedo mirándolo sin saber bien que decir. No me vacuné. Que siga en pie en estos momentos es imposible. No hay nada más que añadir.
-Supongo que da igual -dice-. Estamos aquí.
-¿Que haces tu aquí? -mascullo.

Noto los labios mas grandes de lo normal, me cuesta hablar con ellos. Todavía noto la misma pesadez aceitosa en la piel, como si la muerte se aferrara a mí, a pesar de haberla vencido.
Soy vagamente consciente de que mi arma esta dentro de mis vaqueros, tendré que usarla.
-Sabía que ocurría algo -responde David-. Llevas toda la semana corriendo de un lado a otro con gente genéticamente defectuosa, Tris, ¿creías que no me daría cuenta? -pregunta, sacudiendo la cabeza-. Y entonces pillamos a tu amiga Cara intentando manipular las luces, aunque fue muy lista y procuró desmayarse para no contarnos nada. Así que vine aquí, por si acaso. Siento decir que no me sorprende verte.
-¿Has venido solo? No es muy inteligente por tu parte.
Él entorna los ojos.
-Bueno, verás, tengo la resistencia al suero de la muerte y un arma, y tu no tienes forma de enfrentarte a mi. No conseguirás robar cuatro dispositivos con el virus mientras te apunto con un arma. Me temo que llegar tan lejos no te ha servido para nada y te costara la vida. Aunque el suero de la muerte no te haya matado, lo haré yo. Seguro que lo entenderás: oficialmente, no aprobamos la pena de muerte, pero no puedo permitir que sobrevivas.

Cree que he venido a robar las armas que reiniciarán los experimentos, no a liberar una de ellas. Era de esperar.

Procuro que mi expresión no revele nada, aunque estoy segura de que, de todos modos, todavía tengo el rostro flácido.
Recorro el cuarto con la mirada en busca del dispositivo que liberará el virus del suero de la memoria. Estaba allí cuando Matthew se lo describió a Caleb con lujo de detalles: una caja negra con un teclado plateado, marcada con una tira de cinta azul con un número de modelo escrito en ella. Es uno de los pocos objetos que hay en el mostrador de la izquierda, a pocos metros de mí, pero no puedo moverme sin que David me mate.
Tendré que esperar el momento oportuno, sacar el arma y dispararle, debo ser rápida.
-Sé lo que hiciste -le suelto.
Empiezo a retroceder con la esperanza de que la acusación lo distraiga.
-Se que diseñaste la simulación del ataque -añado-. Sé que eres el responsable de la muerte de mis padres..., de la muerte de mi madre. Lo sé.
-¡No soy el responsable de la muerte de tu madre! -exclama David; de repente, las palabras brotan demasiado altas-. Le dije lo que ocurriría justo antes de que comenzara el ataque, para que tuviera tiempo de llevar a sus seres queridos a un lugar seguro. Si se hubiera quedado donde estaba, habría sobrevivido. Pero era estúpida y no comprendía que había que sacrificarse por el bien común. ¡Eso fue lo que la mató!
Lo miro con el ceño fruncido. Algo en su reacción, en sus ojos vidriosos, algo que masculló cuando Nita le inyecto el suero del miedo... Algo sobre ella.
-¿La querías? -le pregunto -. Durante todos los años que te envió cartas... La razón por la que no te gustó que se quedara allí, por la que le dijiste que no podías seguir leyendo sus informes después que se casara con mi padre...
David se queda inmóvil como una estatua, como un hombre de piedra.
-La quería. Pero ya forma parte del pasado.
Por eso me dio la bienvenida a su círculo de confianza, por eso me ofreció tantas oportunidades: por que formo parte de ella, por que tengo su pelo y hablo con su voz; por que se ha pasado la vida intentando aferrarse a mi madre, sin conseguirlo.

Leal (Final Alternativo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora