El gimnasio

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Sonó el despertador a las 7:15; me levanté, desayune, me vestí y salí de casa.

Cuando llegué, lo primero que hice, fui ir a hablar con mi jefe, ya que hoy era mi último día de trabajo.

- Hola Martina.

-Buenos días Katherina, ¿ preparada para tu última clase ?

- Supongo que si, - esbocé una sonrisa - ¿bueno puedo pasar al despacho de Pedro?

- Sí, claro, además me dijo que tenia que comentarte algo.

- Ah bueno pues entonces voy a ver que quiere.

Di cuatro pasos hasta llegar delante de la puerta del despacho de Pedro, llamé a la puerta.

- Adelante.

Abrí, entre y cerré la puerta detrás de mi.

- Hola Pedro, Martina me dijo que querías hablar sobre algo.

- Ah si cierto, toma asiento por favor. Veras, sé que hoy es tu último día y que acordamos que ya no rebajarías más con nosotros, pero hemos tenido una baja de última hora, Helena, tu compañera se ha hecho daño en la pierna, y durante los próximos... tres o cuatro mese estará de baja. Katherina tu eres una estupenda entrenadora, una de las mejores, por favor nos encantaría que fueras tu quien cubriera su baja.

- Es una oferta tentadora no cabe duda, pero creo que con el nuevo trabajo no tendré apenas tiempo para hacer mis ejercicios, y aún menos para dar clases.

- No espera, el horario es la mitad del tuyo y te pagare el doble.

- No Pedro, me ha costado mucho llegar a tener un buen trabajo en una buena revista, a si que no desperdiciare la opurtunidad. Lo siento de verás.

- Bueno no pasa nada. Va sal que tu clase empieza empieza en nada, espero que tengas un buen último día aquí con nosotros.

- De eso que no te quepa la más mínima duda.

- Ah por cierto, hoy no vas a entrenar con Nuria.

- ¿ Ah no ?

- No, te toca con un chico que entrenaba con Helena.

- Ah bueno, no pasa nada.

Luego fui al vestidor para ponerme la ropa de deporte y hacerme una coleta.

Cuando entre en la sala donde estaba esperando mi último cliente vi a un chico, que parecía bastante joven ,de espaldas. Supuse que era él.

- Hey hola.

El chico se giró y no podia creerlo. ¡Era Matt! Si, el Matt el que me ponía nerviosa, Matt el de la sonrisa perfecta, Matt el de la mirada hechizan-te. Era él, y yo debería estar cuatro horas practicando deporte con él. Cuatro horas viendo como ejercita cada uno de sus musculos. Cuatro horas de tortura.

- Ma... ma..¿ Matt ?

- ¡ Katherina ! Que sorpresa, ¿ tu eres entrenadora personal ?

- Si trabajo aquí, pero hoy es mi último día.

- Ah que bien, entonces yo seré tu último cliente.- Sonrió.

- Al parecer si.

- Bueno, ¿ empezamos ?

- Si, primero estiremos.

- Oye, ¿ te importa si me quitó la chaqueta ? tengo mucho calor.

- Como me iba a importar.

Cuando bajó la cremallera de su sudadera vi que debajo llevaba solo una camiseta de tirantes muy pegada a su torso, demasiado pegada diría yo. Y cuando se la quito por completo me fijé en que tenia unos brazos muy bien definidos, me encantaban los hombres musculosos, y en especial sus brazos, así que yo estaba encantada.

Pasamos la siguiente hora y media practicando diferentes ejercicios, hasta que decidimos parar para hacer un descanso.

- La verdad me ha sorprendido mucho verte aquí. - dije para romper un poco el hielo, ya que mientras entrenaba no me gustaba hablar, prefería estar pendiente de que hiciera bien los ejercicios.

- ¿ Ah si ?

- Si, no sé, pensaba que eras un hombre muy ocupado con el trabajo y que no tenias tiempo para estas cosas.

- Ya es normal que lo pensases, antes de tener la revista, cuando solo era un trabajador más, me pasaba media vida en el gimnasio, la verdad estaba muy musculado por aquel entonces, pero ya hace tiempo que no soy tan constante con mis ejercicios, hace poco volví a empezar de nuevo.

- Bueno pues yo creo que estas muy bien para entrenar poco. - dije sin pensar.

- ¿ Me ves bien ?

Cuando dijo eso me puse nerviosa, me ruboricé y no supe que decir.

- Pues a mi no me ha sorprendido verte aquí, cierto es que no me esperaba que fueras entrenadora, pero estaba muy convencido de que practicabas deporte.

- Si, bueno siempre me ha gustado, y no se ,como a todo el mundo, me gusta verme bien así que intento estar lo mejor posible, pero a veces cuesta, ya sabes que no solo es necesario hacer ejercicio si no que tambien influye todo lo que comes, y eso no lo llevo tan bien.

- Pues yo te veo estupenda- dijo él mirandome fijamente a los ojos mientras me dedicaba una pícara sonrisa.

- Bueno creo que ya hemos descansado bastante, ¿ continuamos ?

- Si, claro.

* Narra Matt *

Llegué a casa reventado, me dolía todo, Kate me había machacado en e gimnasio; aún no lograba comprender com era posible que hiciera todo eso si ni siquiera cansarse.

Pero lo cierto es que estaba muy contento, había pasado toda la mañana con ella, y una vez la pillé mirando mis pectorales o mis brazos, eso me gustaba mucho, así al menos sabía que ella se había fijado en mi, seguramente no se había fijado en mi ni la mitad que yo en ella, por que aceptémoslo con ropa "normal" ya estaba increíble, pero verla con esas mayas tan pegadas y con ese crop top practicando deporte toa sudada, me ponía malo solo de pensarlo.

No podía entender como esa mujer provocaba esas sensaciones en mi.

Nunca antes nadie me había hecho sentir así, no solo en el aspecto físico, si no también en el sentimental. Cuando estaba con ella era como si nada ni nadie estuviera a nuestro alrededor.

Era tan especial, por que ella era muy diferente a todas las otras, ella te decía lo que pensaba tal y como ella lo creía conveniente, no tenia ningún reparo en decir palabrotas o en hablar de temas delicados. Su forma de pensar se asemejaba bastante a la mía, era una amante de los animales, tenía la mente abierta, odiaba a la gente racista y o homofoga, estaba en contra de muchas injusticias políticas como la ley de el aborto o las corridas de toros, lo cual solo la podía hacer aún más perfecta.


Her eyes ( Matt Bomer y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora