Capitulo 1

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- William... ¿Estas bien?- mi pequeño amigo apenas podía respirar estando más tenso de lo normal. Apretó mi mano con una fuerza tan inesperada que apenas pudo emitir un diminuto sonido muscular, miré hacia ambos lados fijándome nuevamente de aquellos seres que nos tomaban la delantera. Aquel lobo blanco que prácticamente nos condujo a un nuevo camino siendo una posible salvación para los dos nos observaba de reojo a pesar de que su otro amigo felino anduviera a mis espaldas.

- ¿Estas bien?- no podía decir lo contrario. Tanto William como yo compartíamos el mismo sentimiento de pánico y presión, estando en un lugar desconocido y tanto siniestro permaneciendo en las afueras de un bosque.

Will levantó la mirada mostrándome aquellos ojos agudizados, este sería el momento en el que desearía abrazarlo y decirle cuanto admiraba su manera de cambiar, que el miedo no sería su preocupación tanto como la mía. Lo sentía como si fuera parte de mí, no necesariamente como una madre ni una hermana, si no parte de mi vida siendo apenas un niño. En ese instante se detuvo y me hizo señas para que me acercara.

- Un minuto- dije ocultando mis nervios. Ambos lobos nos observaron directamente a los ojos y aguardaron.

Me incliné hasta ajustarme a su tamaño y me susurró al oído.- ¿Puedo cambiar?. Lo observé presa del pánico pensando si aquellos lobos estarían escuchando.

- No creo que sea... - El lobo de adelante hizo una reverencia como si aceptase la petición. Inmediatamente William me tendió su ropa dejando a la vista su ropa interior y tomó forma, por lo tanto seguimos adelante. William tan sólo era un niño... con carácter de hombre, no muchos lo entendían puesto que sus reglas aclaraban lo contrario; en su mundo mientras más fuerte era desde crío más lo integraban en su manada. Dudaba que las reglas de aquí fuesen distintas, pero mientras pueda saber que ocurrirá con él y conmigo, mejor estaré...

Al llegar a la entrada de una cueva oscura nos detuvimos, ambos lobos aullaron a excepción de Will que buscaba retrocederse tímidamente. Me acerqué hacia él para acariciar con sutileza su peluda cabeza de mestizo oscuro que ante nada seguía siendo un inocente y solitario cachorro. Al instante ambos lobos se hicieron a un lado rodeando la cueva, una figura humana había salido a la luz finalmente, se trataba nada más que de un africano que medía aproximadamente dos metros de alto; iba vestido de blanco con varias joyas platinas posando de su pecho. A medida que caminaba a nuestros alrededores arrastraba a una larga capa que parecía de piel de oso polar y exageradamente ancha como la de cruela de vil.

El hombre africano se detuvo a unos pasos de distancia sin parar de observarnos de pies a cabeza hasta posar sus ojos fijamente en Will.

- Interesante... Así que eres el mestizo ¿no cachorrito...?.

- Por favor... -solté repentinamente. El hombre desvío la mirada directamente hacia mis ojos.

Oh no...

- Es un niño apenas, merece una mejor vida. Fue desterrado por su ...

- Solo seguimos las reglas de nuestra tribu y respetamos a aquellas que no nos conviene, dependiendo del caso que pueda ser. Nuestro deber influye con mas autoridad así sea en los niños mestizos de la noche, todo esta a nuestro alcance por lo tanto no debe haber pretexto.- Le dediqué una mirada complacida a Will pero sin duda se estaba marchando junto a otro lobo.

- Will- intente seguirlo- ¿escuchaste eso?. Estaremos más seguros a...

De repente mis pies habían tropezado y resbalé veloz mente de manera imprevista, tantos mis huesos como mis rodillas ardieron al sentir el tacto con las heladas piedras.

- Will- mi voz se quebró. Intenté ponerme de pie pero ya era demasiado tarde, el líder le había dado la señal a más de cinco lobos que aparecieron de manera repentina.- ¿Porque...?- solo pude preguntar sintiendo más decepción.

El hombre puso un pie en mi cuello haciendo presión contra el suelo, mientras sentía las filosas piedras mutilando mi oído. El hombre rió falsamente como lo haría el único villano de disney.

- Querida niña...- me susurró- solo hago mi trabajo, respeto a aquellas reglas que no me convienen, entre una de ellas exterminar a los mortales. Lo siento pero no queremos que esto de los lobos se difunda cariño.

- Pero...- intente hablar con un hilo de voz- ¿Que pasará con mi...

- Ah te refieres al pequeño.- Observo hacia un lado que era donde se encontraba sentado junto a otro lobo aguardando mi fin. - Descuida, le enseñaremos a ser uno de nosotros. Los niños siempre son los más valiosos, mientras pueda ejercer nuestro reglamento se transformará en otra manzanita más. - Me observó de manera curiosa- A menos que... Puedo ofrecerte algo mejor para ti por supuesto. Si sales de aquí con tu mestizo para formar una vida mortal tendrías que asesinarlo. Seria una promesa bastante posible y justa, y lo único que pido es su corazón. Su centro de vida. ¿Te gustaría esa opción niña?.- elevo su pie a unos escasos centímetros de mas.
- Así rehicieras tu propia vida y morirías como todo mortal que cumple hasta cien años.

Sin pensar la respuesta recordé un juramento que me había echo a mi misma. "Primero Will ante todo".

- Máteme, y así será un chico con suerte a causa de sacrificio. Llegué a tener 16 años en esta vida y aún así para mí fue más que suficiente, nadie me buscaba ni siquiera mi madre, puede que en el cielo realmente esté con alguien y puede que no. Siempre y cuando proteja a Will- inspire hondo- me sentiré segura.-dejé escapar una lágrima al tiempo que mi voz se había desgastado. Nunca en mi vida había llegado a sentirme tan vulnerable e inútil. "Mierda ¿porque no podía ser un lobo o al menos un vampiro?".

- Interesante discurso y tomaré eso como un adiós de su parte señorita, ahora ¿cómo te llamas?- clavó su mirada en mis tristes ojos.

- Isis...-solté en un hilo de voz.

- ¿Que?.

- Soy isisney Hathor.

Inmediatamente adoptó una sonrisa maléfica ocultando parte del asombro que mostraban sus ojos.

- Ja, sé muy bien quién eres- vaciló- me llevaré a tu cadaver y tu corazón a donde pertenecen, he estado esperado una de las verdaderas reencarnaciones y tu mi amada chica, me darás lo que quiero.

De manera violenta sacó una daga de su túnica que brillaba como el sol, se arrodilló a mi lado posicionando ambas manos, cerré los ojos pensando en Dios hasta que fue directamente hacia el punto.

Las Bestias Inmortales (Tomo II)#UHAwards2017 #VanirAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora