paramos un rato y yo me meti a bañar y el despues cambie las sabanas por unas mas frescas prendi el aire asi estaba fria la habitacion y zayn salio del baño envuelto en una toalla
rebe: waw
zayn: quieres jugar?
rebe: como son tus juegos?
zayn: esperame
fue a su vestuario y de ahi saco una bandeja de plata habia varios artículos sexuales yaciendo sobre la bandeja de plata, así como un gran tubo de lubricante. El que más me asustó, fue el grueso consolador anal apoyado sobre su ancha base. temblé al verlo, sacudiendo mi cabeza con miedo mientras él se acercaba hacia mi. Si sólo estuviera lo bastante asustada, pensé fríamente. Que Dios me ayudara, mi feminidad estaba en fuego, mi cuerpo tan sensible que creía que una suave brisa me produciría un orgasmo. Y ver esos juguetes, el grueso invasor anal y el gran consolador, me hacían temblar, no sólo de miedo, sino de entusiasmo
Zayn puso la bandeja sobre su mesa de noche, luego se sentó sobre la cama, mirándonos fijamenteZayn:¿Alguna vez cojiste tu trasero, rebeca -me preguntó suavemente él, inclinándose hacia mi, mirándome fijamente- tu dedo alguna vez entró en ese pequeño, caliente, oscuro pasaje sólo para ver cómo se sentía?
rebe: Yo lo había hecho
Dije humillada. Pero no había sido mi dedo, había sido el delgado, redondeado vibrador que yo tenía escondido. La oleada de oscuro placer que se había extendido por mi había sido aterradora. Incluso peor había sido el duro, espantoso temblor de un orgasmo que casi me hizo gritar, subiendo por mi cuerpo, y haciendo que de mi sexo chorreara un fluido suave, pegajoso. Recordar el dolor de la penetración, la humillación de lanzar aquel chorro de líquido, había hecho que nunca volviera a intentar tal cosa, excepto con mis dedos. Incluso ahora, años más tarde, el recuerdo de ese acto era suficiente para hacerme ruborizar de vergüenza.
Zayn: Eso dolió, rebeca? Te hizo desear
rebe: no
zayn: Yo creo que sí
tocó mi mejilla, sus dedos acariciando mi carne, su voz apacible
zayn: Hay una línea delgada que divide el placer del dolor -me dijo él mientras sacaba el invasor anal de la bandeja, y el tubo de lubricante -Es tan delgada, que si todo...va como debiera ir, el dolor se suma al placer, de una manera erótica y oscura.
Zayn se corrió a los pies de la cama. Aflojó las cuerdas atadas al estribo, y tomó rápidamente mis piernas antes de que pudiera patearlo. Ignorando mis violentos esfuerzos y mis maldiciones acaloradas, en minutos él tenía mi cuerpo entero dando vuelta, con las cuerdas sosteniéndome nuevamente en posición mientras él metía varias almohadas bajo mis caderas
Mi trasero estaba arqueado hacia él. Yo estaba extendida, abierta para él, y los destellos de miedo y excitación que recorrían mi cuerpo me tenían aterrorizada.zayn: Dios, rebeca eres tan hermosa -gruñó él desde atrás, su voz áspera, llena de lujuria -Tu pequeño trasero tan rosado y bonito. De ahora en adelante, me ocuparé de eso por tí.