Sinopsis

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Antes de empezar con mi historia, quisiera acotar algo: esto no lo hubiera relatado o escrito sin algo que me sirvió de inspiración.

"PARA GANAR LA BATALLA HAY QUE EMPEZAR POR UNO MISMO" o algo parecido a "EL AYER ES PASADO, EL MAÑANA ES UN MISTERIO Y EL HOY ES UN REGALO QUE NO DEBEMOS DE DESPERDICIAR"

La mayoría de los lectores están acostumbrados a una historia hermosa, con un chica tímida y bella que se enamora de un niño mal, uno mimado, pero que en realidad agradable. O el más cliché: una chica ingenua que se enamora del malo, el que tiene un oscuro pasado y ella, con su amor, logra cambiarlo. Esa en donde los protagonistas consiguen lo que quieren y son felices como lombrices, un jodido cuento de hadas.

Pero para comenzar a relatar esta historia, debo aclarar que creo firmemente en que todas las historias inician de manera diferente, y que la vida de cada uno tiene un inicio feliz. Tenemos sangre en nuestras venas, aire en nuestros pulmones y eso, para mí, es suficiente para seguir luchando. Y, aunque todo se complique al crecer, ya sea en la infancia, en la adolescencia o madurez, todos tuvimos un lindo inicio, es decir, maldita sea, estamos aquí y estamos respirando.

Deseo decirle, a cada uno de los que comiencen a leer esta novela, lo siguiente:

Esto, no es solo un cuento, no es solo una historia; esto, es un relato de la vida real. Es algo que espero de una lección de vida, porque, lo que le pasa a los personajes, te puede pasar a ti, a él, a tu madre, a tu amigo. Esta es una parte alterada de la historia de la vida, y deseo compartirla con ustedes. El hecho de que quiera eso, es porque en serio me gustaría que apreciaran cada momento de la vida, ya sea el más dulce o ese que te deje un asqueroso sabor en la boca. Con este relato quiero plasmar, que por más que la vida te lleve por un camino lleno de serpientes y mierda, o simples obstáculos; siempre, eso sin dudarlo, siempre, tendremos momentos de alegría que te hace brillar los ojos, o momentos de tristeza que te marcan el alma, pero aún así, debemos mantener una sonrisa. Porque si no aprendes al menos un poco de esta lección, debo decirte querido lector, que no tienes vida.Y


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