Prologo

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Todo mi dilema empieza cuando solo era un niño de catorce años, no entendía demasiado de la vida adulta, excepto que no me podía mostrar como soy, así que solo pensaba tener una doble personalidad. Como mi familia es muy conservadora y anticuada, solo tienen un pensamiento en mente: "el hombre fue hecho para estar con la mujer. Es una aberración que un hombre ame a otro hombre". Ellos piensan que esas cosas de ser GAY es una enfermedad. Lo cual, obviamente, es mentira.

En la familia somos cinco. Mi hermana mayor se fue cuando era joven y en la casa vivíamos: mi madre, mi padre, mi hermano mayor (el orgullo de papa), estaba mi hermana y yo, que era el más pequeño.

Cuando iba creciendo mi papa llevaba a otro nivel el favoritismo, pues no solo lo prefería, sino que quería mas a mi hermano, pues este era el chico fuerte, alto y trabajador; ese que lo ayudaba a arreglar su auto -ya que le apasionaba eso- y estaba todo el tiempo con él... Diooos como odio su relación.

Yo amaba mas el dibujo, el arte, la música -clásica, pop, rock- y esas cosas que él decía que era de mujer o de marica.

Seguí creciendo, ocultándome de mi mismo, y debo admitir que algunas veces de verdad pensaba que estaba enfermo y me detestaba a mí mismo, por lo que intentaba borrar esa parte de mí y mientras iba en el proceso conozco a un chico en la preparatoria. ¡Wow era hermoso! Era mayor e interesante. Tenía 22 años y se llamaba Jeison, era alto, carismático y muy divertido, siempre lograba sacarme una sonrisa, así fuera en mis peores momentos. Ese chico me hacía sentir seguro de mi mismo y poco a poco se adentraba bajo mi piel. No era perfecto, tenía sus tropiezos, pero eso lo hacía ser maduro y eso me encantaba. Estuve con el por 4 años. Cuatro años que para mi fueron perfectos, así, con sus alti-bajos. Me sentía completo y rebosaba de alegría cuando cumplí mis 18 años de edad, ya que el, en ese momento, me propuso que después que me graduara de preparatoria yo les diría a mis padres que yo era gay y que me iba a vivir con mi esposo -es algo tonto pero yo le decía que él era mi esposo y algún día nos casaríamos-. Pero ese momento no llegó, recuerdo que el 18 de julio del 2011 el discutió con su padre, pues el, para estar conmigo el compro una casa lejos de ellos. Su padre estaba molesto ya que él le había dicho que era gay. Su padre no lo tomo con agrado y lo corrió, por eso el ya estaba preparado y compro la casa.

El esa noche me escribió un texto que decía:

Amor voy arreglar la casa donde viviremos y seremos una familia, sin importar que los demás digan, por lo menos tendremos un perritoJ. Espero que hallas hablado con tus padres o que lo por lo menos hagas pronto. Estaré contigo mañana para llevarte a casa. Tranquilo no faltara nada en tu vida, quiero que seas feliz. Y tranquilo no faltaras a tu graduación ya que yo te llevare y no importa que ninguno de tus familiares no vayan, yo estaré contigo, dándote todo mi amor y apoyo jjajaj. Ya quiero que sea mañana. Creo que estoy un poco ebrio, pero estoy bien mi niño. Estoy llorando de felicidad, ya que viviré con mi esposo, con el que viviré el resto de mi vida. Bueno no te robo mas el sueño amor, ups lo siento, esposo mío.

TE AMOOO MUCHO

Con cariño Jeison

PD: se me olvido amor, compre algo para ti, mi mama te lo dará ¡hey! ¿Ya dije que te amo? si ¿verdad? Bueno, ¡¡TE AMO!! Hablamos mañana.

El 19 de julio de 2011 me llamó su madre llorando diciendo que Jeison había muerto en un accidente en la autopista, que un camión que iba a toda velocidad perdió el control y volcó su camioneta, que ambos murieron en el acto y el auto que iba detrás también sufrió daños. Mi mente quedo en blanco, literalmente; no pensé en nada, no derramé lágrimas ni sentí una opresión en el pecho. Me costó unos minutos procesar la información, pues aun no lo creía, y cuando por fin caí en la cuenta de que su madre jamás jugaría de esta manera, tuve que contener un grito de dolor, pues no le pude decir a mis padres la verdad, o estar pendiente de él o tan siquiera decirle que lo amo. Luego del día del accidente voy al velorio, donde su mamá o mama Lucy, como le decía yo; me esperaba vestida de negro, una cara de que no había dormido en toda la noche y una caja en las manos.

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