Parte cuarta (final)

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Jongin se encontraba pasando las pistas una tras otra, tratando de dar con la que estaba buscando. Habían vuelto al hotel luego de haber tenido un día entero de diversión, y era hora de volver al plan inicial: recuperar al ex-prometido de Kyungsoo. Toda esa historia aún no acababa de gustarle por completo, pero no podía hacer nada. Era lo que el más bajo quería, y él planeaba decirle todos sus secretos para ayudarle a tener éxito.


— ¿Realmente tengo que hacerlo?


El moreno volteó a ver al pequeño chico y sonrió al verlo tan nervioso. Dejó correr la música cuando por fin la había hallado, y se acercó al mayor, tendiéndole una mano.


— No te estoy pidiendo un stripteass, Kyungsoo —rió—. Te estoy pidiendo que bailes conmigo. Sólo eso. No puede ser tan difícil.

— Lo es —le aseguró—. Lo es para mí.

— Bueno, déjame enseñarte —le dijo—. Harás caer a ese chico a tus pies si bailas con él. Es un buen método de seducción.

— Método de seducción, mi trasero —se quejó—. Tú lo que quieres es verme hacer el ridículo.

— Bueno, está bien. Tal vez seducción no, pero sí será íntimo. Funciona, en serio —le sonrió, obligándolo a levantarse de la cama—. Debes agradecer que es una canción lenta, al menos.

— Todo se me da mal, así que no agradezco nada.


Jongin rió una vez más mientras colocaba los brazos del chico alrededor de su cuello. A pesar de que la música aún seguía avanzando, y muy probablemente terminando, ambos se acoplaron perfectamente a la melodía a medida que se iban meciendo. El moreno le recorrió la cintura al más bajo, guiando el ritmo del baile lento.

Kyungsoo se sintió extraño ante tanta cercanía. Aquello se sentía como cuando el menor le había pedido que se sentara en su regazo, y no estaba seguro de si aquello le gustaba o no; si era algo bueno o malo. Habían pasado unos cuantos días de su llegada a Japón, y no había hecho otra cosa más que recordar la época en la que ambos salían como pareja. Era agradable como lo hacía sentir Jongin, incluso en un momento como aquel. Él estaba completamente seguro de que, si el moreno no hubiese estado allí para él, estaría llorando en cualquier rincón, aún sin querer aceptar que había sido abandonado por su ex-prometido. A lo mejor, y si no fuese por él, Kyungsoo estaría mucho más devastado de lo que había estado hacía unos días; toda aquella situación sería mucho más dolorosa y difícil de conllevar.

Pero el menor no lo había abandonado. Había preferido quedarse con él y ayudarlo a recuperar a ese chico, aún sabiendo que no le agradaba en lo más mínimo. Lo había considerado un amigo, a pesar de haber sido novios alguna vez. Sin siquiera pedírselo, sin siquiera preguntar. Lo había hecho su amigo y le había ayudado como nunca, aguantando su llanto y todo su enojo, su estupidez en sí. En verdad se sentía agradecido por ello.


Aunque, y ahora que lo pensaba mejor, no estaba seguro de si ser su amigo fuera lo que más le gustase. Era difícil.


— ¿En qué estás pensando?


Kyungsoo parpadeó en confusión y miró al chico frente a él.


— ¿Qué? —soltó desentendido.

— Estabas como, no sé, ¿ido? Mirando hacia la nada —se apresuró a aclarar el más alto, sonriendo apenado—. ¿En qué estabas pensando, si puede saberse?

Whatever (Mini-fic Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora