Najim desembocaba en las afueras de Simaltir, una ciudad costera, en el oeste, llamaba la atención por sus altas edificaciones, pisos de grandes cristaleras que el sol iluminaba tiñendo así el agua de colores rojizos, verdes, amarillentos, al entrar en Simaltir el rio najim se deshacía en distintas direcciones necesitando así puentes, puentes de plata y cornamentas, estos eran el orgullo de la ciudad, de sus gentes, sus artesanos y mesones.
Senu era el día que más concurrido estaba el centro de Simaltir, ya que ahí es donde el rio Najim se dividía y donde todo el ocio y mercado se colocaba para otro largo día. Sufrimiento y espera para saber si iban a poder comer y entretenimiento a costa de ellos para las personas más ricas de la ciudad. Éstos últimos disfrutaban de las vistas de los peces que recorrían las corrientes de Najim, ahora calmado como un niño al que han tranquilizado tras un llanto en la noche.
La plaza estaba en el mismo paisaje concurrido que siempre, unos niños corrían a través de puestos de venta de pescado haciendo travesuras cuando uno de ellos se paró en seco al ver por un momento algo extraño en el rio. Se acercó lentamente y vio un cuerpo alrededor de agua teñida de rojo. Fue un grito ensordecedor, algo estaba claro, Venganza sabía hacer entradas llamativas por aquellos lugares donde iba.