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Lo conocí cuando me mudé a la casa de mi padre, capturó mi atención al instante. Sus ojos me miraron con expresión tan neutra que era casi aterradora.

Tenía unos finos labios carnosos rosados, cabello negro como el carbón que contrastaba con su blanca piel, ojos de un exquisito color chocolate y sólo Dios sabe que oculta tras ese tan bello rostro.

Escuché el llamado de mi papá y salí de mi pequeño trance entrando a casa con la pequeña caja de mudanza que cargaba en mis manos cerrando la puerta con mi trasero. Las razones porque me mudé con papá son simples: mala relación con mamá y su nuevo marido. Papá siempre fue más simpático y comprensivo, al contrario de mamá.


Su nueva suegra dijo que me daba máximo un año y quedaría embarazada de algún delincuente. Por favor, tengo sólo 17 y muchos sueños por realizar, maldita bruja sin vida, odio la gente que no tuvo buena vida y esa es la razón suficiente para arruinar las otras. Ella le decía cosas a mi mamá para que me golpee y ahora gracias a ella tengo una terrible contusión en el muslo izquierdo llegando a mis pompis mas menos del tamaño de un platillo, pero gracias al cielo ya estoy libre de eso.

Apartando aquellos recuerdos de mi mente subí hasta la que ahora es mi nueva habitación acomodando las últimas cosas que quedaban. Ésta es mucho mejor que la anterior, más cálida y acogedora.


Al terminar me senté bruscamente en la cama y solté un pequeño grito, me dolía todo el cuerpo a causa de la paliza que me dio mi madre antes de irme de su lado, al parecer la tendré que recordar por algunas semanas más. Ahora con más cuidado me recoste sobre la cama y cerré los ojos un momento para descansar, ya he tenido mucho por hoy.

Como siempre que lo intento, algo interrumpe. No llevo más de cinco minutos sobre la cama y golpean la puerta un par de veces, de seguro era mi padre y le grito que pase, a lo cual entra él con su típica sonrisa, no sé cómo hace para estar siempre feliz pase lo que pase. Se sentó en la orilla de la cama y me miró por unos segundos sin decir nada, era una de esas pocas veces que se crea un silencio cómodo entre dos personas. Aproveché para inspeccionarlo una vez más y dejarlo grabado en mi memoria, nunca sabes cuando esa persona desaparezca de tu vida y no quería olvidar su gorra azul de algún equipo de fútbol que tapa su media calva y algunas recientes canas, su piel morena al contrario de la mía (mi madre es blanca y ya saben, lo heredé de ella), una que otra arruga al rededor de sus negros ojos causadas por el sufrimiento ocultado tras una gran sonrisa. Una vez cuando era pequeña estuve casi un año sin ver a papá y lloraba todas las noches porque no podía recordar su voz, fue horrible.

-Gracias. - Dije de corazón, me sacó del infierno de mi vida y no hallo forma de pagárselo, sé que no tiene el suficiente dinero para alimentar dos bocas.

-Eres mi hija, es mi deber velar por tu seguridad. - Y rompí en llantos, todo lo que aguanté durante estos siete años de maltrato. Sé que mamá no es un ogro pero es fácil de manipular y por eso estoy dolida con ella, de cierto modo no es su culpa si no la presión de una nueva familia y tener que encajar con ellos. Papá siempre estuvo ahí, como ahora, abrazándome fuerte y acariciando mi cabello para consolarme y diciendo palabras reconfortantes pero esta vez es diferente ya que no tengo que volver a verle las caras a esos demonios, extrañaré a mi madre y sus abrazos que de raras veces me daba. Sabía que recordar eso iba a doler sea como sea es mi mamá, abracé a papá con más fuerza como si eso calmara de cierta forma el dolor que tengo en el pecho.


Luego de unos minutos con papá, fui al baño a lavar mi cara y aplicar algo de maquillaje para así ocultar cualquier rastro de llanto anterior, lo que necesitaba era salir e ir a casa de Stephanie, mi mejor amiga y por suerte vive a unas dos cuadras de aquí. Avisé que iría a visitarla y salí a casa con una extraña sensación de ansiedad en el estómago que se hacía más creciente a medida que me acercaba a la esquina en la cual tenía que doblar a la derecha y luego de hacer lo dicho anteriormente fue cuando lo divisé, sentado fuera de la que supuse que era su casa junto a tres jóvenes más y enseguida nuestras miradas conectaron haciéndome sentir torpe al extremo de olvidar cómo caminar, desvíe la vista y seguí mi camino en el cual debía pasar por frente de su casa preparándome mentalmente para actuar como si nada.


No sé ni cómo fue que llegué tan rápido pero ya me encontraba en la habitación se Steph hablando de todo lo que había pasado en estos tres días que llevamos sin vernos, opté por omitir lo de aquel chico pues hasta ahora no es un tema relevante.

¿O sí?














Aquí les dejo el primer capítulo. ¿Qué les pareció?

La mayoría de los hechos relatados en ésta historia son y serán basadas en la realidad.

Si te gustó, por favor vota para hacérmelo saber y continuar con el capítulo dos.

Besos y abrazos para todos los que leen y un millón de gracias por leer.

¿Me amas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora