IV. Bocados rojos

35 5 0
                                    

Una infanta entre escombros estaba. Sentada sobre un tronco, ella carne asaba.


  Seca y arrugada, por boca de niña era desgarrada. 

  Blanca y anciana, devorada quedó hasta la última cana.

  Sentado yo, ella un trozo ofreció.

  Mirando maltrechas llamas, ambos comíamos con ganas.

  Su sabor era chicloso, pero lo disfrutamos con gozo.

  Terminado el plato, esperó un rato. 

  Otro sacó, carne peluda y marrón.

  Por alguna extraña razón, nadie se acercó con desazón.



Big Green Wolf HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora