Interrupción

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Tan pronto como habían empezado a comer hubo un destello a varios metros de ellos, un gran estruendo que provocó que el piso  temblara y algunas de las cosas que estaban comiendo se cayeran, Hana se había asustado y tenía la mirada fija en lo que había sido el epicentro del caos. Su rostro pasó de sorprendida a enojada de un momento a otro cuando se dio cuenta que había aparecido Yusei, pero esta vez iba sobre un robot de unos cuatro metros tenía un chasis redondo perlado que brillaba gracias a la luz del sol.

— ¿Ahora qué?—, preguntó Hana enojada, mientras que Anders presenciaba la escena de hermanos tratando de contener una sonrisa.

Yusei traía la boca abierta, tan grande que podía caberle una piña, era irónico porque los que debían de traer la boca abierta debían ser Hana y Anders. Pasaron unos segundos hasta que pronuncio su primera frase...

— ¡Wao!, no sabía que existían estos paisajes en Secunda—, dijo sorprendido.

— ¿Qué haces aquí Yu?—, dijo Hana cambiando el tema de conversación.

— ¿No que verías paisajes?

— ¿Qué te importa si veo paisajes o no?—, contestó ella.

—Vale vale, no te calientes—, respondió intentando calmar las cosas.

Anders aguardaba en silencio esperando el momento oportuno para ingresar en la conversación. Obviamente le gustaba el robot sobre el que había venido Yusei y quería tener la oportunidad de subir a este.

— Vine para invitarte a jugar—, dijo Yusei.

— Yo iré—, respondió Anders con seriedad mientras miraba a Yusei, a quien empezaba a dibujársele una sonrisa en el rostro.

— ¿A ti quién te invitó?—, preguntó Hana que evidentemente seguía enojada.

— ¡Bien! parece que iremos todos—, dijo Yusei mientras se le dibujaba una sonrisa que inspiraba confianza en el rostro. — Vayan al Channel "AKROMA" los esperaré en el lobby.

Yusei dio una última mirada al paisaje, tan pronto como terminó un flash absorbió su robot en un vórtice de luz blanca y desapareció junto a él.

Pues vamos y nos regresamos—, dijo Hana a regañadientes.

¿No has visto eso?-, respondió Anders excitado.

¿Eres un niño o qué? No pienso estar mucho tiempo ahí, los mundos de fantasía no son buenos para los humanos o acaso ¿no has escuchado las noticias?

Bueno, lo veremos cuando lo juguemos—, terminó Anders antes de conectar con el servidor Akroma y desapareció en una fracción de segundo ante los ojos de Hana.

Los videojuegos RPG en Secunda estaban prohibidos desde hace más de 300 años luego de un extraño suceso con lo que en ese tiempo fue la distribuidora de juegos más importantes de la época. La única forma de mantener estos servidores era enmascararlos con otro nombre, normalmente de otros que se dedicaban al almacenamiento de data antigua o de información en masa, para esto había que hackear secunda desde el hardware, que siempre estaba bien resguardado, por lo que solo alguien que tuviera acceso al hardware podía hacerlo, incluso habiendo creado el mundo, el código del mismo tenía que ser muy bueno para que no fuera detectado, y en caso fuesen detectados, los administradores provocaban la destrucción del mundo. Aun cuando el mundo había sido eliminado si se podía rastrear al hacker, y si se daba con su paradero era capturado y llevado a la prisión lunar.

Hana no tenía de otra que seguir a su hermano, pero antes de irse dio un último vistazo del lugar donde habían estado. El césped sobre el que había estado el robot se encontraba aplastado y la merienda que estuvieron tomando, se había arruinado. Dio un suspiro profundo y lo soltó lentamente.

El paisaje con tonos naranjas empezó a difuminarse mientras colores más oscuros aparecían ante sus ojos, entonces se vio sumergida en una habitación amplia como una catedral, pero entre penumbra donde lo único que podía verse eran ella misma y el piso sobre el que aparecían unas letras metalizadas con una ligera iluminación que decían Avatar Select. Se quedó un momento pensando cómo debía vestirse, hasta que eligió un atuendo con una camiseta crema muy pegada a su torso, junto a este se le colocaban unas correas que le sujetaban la camiseta y le hacían mantener una postura más erguida; llevaba un pantalón de marrón oscuro y de igual forma correas, los extremos del pantalón se metían en unas botas muy flexibles que le quedaban hasta arriba de los tobillos.

— Hana, ya despierta —, se escuchó la voz de Anders.

Hana abrió los ojos y vio a un extraño Anders mirándola fijamente. Se encontraba acostada boca arriba y detrás de Anders se extendían tallos de árboles inmensos que tenían varios metros de altura y se podía ver que la luz del sol se filtraba por las hojas de los árboles. El muchacho llevaba ropajes similares a los de Hana, pero con unas hombreras de metal y una correa que atravesaba su tórax.

— ¡Quita de aquí! —, dijo Hana mientras se sonrojaba e imaginaba que Anders la estuvo observando dormir.

— Perdón, no sabía que te asustarías —, respondió el.

— ¿Me estabas viendo dormir?

— Llevabas allí buen rato desde que entre, pensé que te había pasado algo —, dijo Anders mientras se ponía de pie.

— ¿Dónde estamos? —, susurró Hana, que se le había bajado el tono rojo de las mejillas.

— No lo sé, no quise ir a investigar para no dejarte aquí desmayada...

Tan pronto como termino la frase, se pudieron oír graves pasos de algo acercándose a ellos de entre la maleza del bosque.

Se aproximaba rápidamente hacia ellos, podían ver como se movían los grandes arbustos que rodeaba la pequeña zona sin maleza en la que estaban. Un robot bípedo de tres metros y medio de altura saltó de los arbustos y se abalanzó sobre Hana tumbándola en el piso y la sostuvo con sus patas delanteras sobre el suelo, Anders cogió una roca que había sobre el piso y la lanzó con todas sus fuerzas al tirano. El autómata giro su cabeza hacia Anders, había conseguido llamar su atención.

Era un velociraptor completamente metalizado con piezas distintas, como si hubiera sido fabricado con restos de otras máquinas, tenía las garras de distintos materiales, pero todas las llevaba muy afiladas, las patas delanteras eran ligeramente más grandes que las estudiadas en la escuela y junto a la cabeza llevaba un arma que parecía ser un cañon. Sus cuatro ojos Azules estaban mirando fijamente a Anders. El androide se giró completamente hacia el muchacho y lentamente empezó a avanzar. Hana se encontraba muy quieta en el piso y se podía ver que traía la ropa rasgada en los hombros y su camiseta estaba manchada de sangre.

— ¡Corre Hanaaa!—, gritó Anders, pero la muchacha no se movía. Mientras el coloso estaba cada vez más cerca de él.

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He modificado la Segunda Parte, Mil disculpas.

Empezaré desde aquí publicando partes más extensas.

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Muchas Gracias


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