Cuando la tarde se matiza azul grisáceo, intuyes lo que se aproxima. Una lluvia de emociones húmedas que resbalan por tu piel. Puedes incluso sentir ya las gotitas empapar el algodón de tu camisa, que poco a poco se transparenta.
Acabas de ducharte y despides un amable olor a limpio.
Francis Lai te acompaña con su tenue música. Plus fort que nous siempre ha sido una de tus favoritas, pero Bilitis te sublima aún más.
No enciendes la luz, te gusta disfrutar de las penumbras. También has corrido la cortina, oculto. Afuera llueve y tu moral poco a poco se desgasta. ¿Cuánto más lo soportarás?
Enciendes el ordenador y te sientas.
La luz que emite la pantalla podría hacerte daño. Brilla hiriente, como queriéndote cegar por completo. No haces caso, simplemente esperas a que se inicie. Estás acostumbrado.
Cuando por fin aparece el escritorio, miras un instante el fondo. Un paisaje otoñal, aburrido, de acuerdo a la época. Niegas con la cabeza suavemente, con esa expresión tan indescifrable que suele intrigar a quienes te rodean. Buscas nervioso la misma página de siempre. Inicias sesión, con las manos heladas, y observas la gran cantidad de chicas hermosas que se muestran en el catálogo. Te detienes un instante a verlas.
El diseño de la página es empalagoso, posee tonos de rosa muy vivos. Cada recuadro ofrece una opción diferente, ¿en verdad todas ellas están en línea? Sonrisas «inocentes», lenguas de fuera, fetiches por doquier.
Sin embargo, esa sección no es la que te interesa. Entras al apartado para clientes exclusivos y buscas a tu chica, pero notas que no está disponible. Te decepcionas ligeramente, pero esa sensación agridulce no tarda mucho en irse, pues sabes que ella siempre trabaja.
Miras el reloj, en parte es tu culpa. Cada día anhelas verla más temprano cuando su horario es definido.
¿Cuánto tardará? Mueves las piernas de un lado a otro, aguantando las ansias. ¿Y si esta vez no llega? ¿Y si de pronto decide renunciar? ¿Cómo podrás verle de nuevo si eso ocurre? Suspiras y tratas de tranquilizarte, no va a pasar. Recuerdas que ya lo dijo ante todos en una ocasión.
«Este es mi hogar. No tengo a dónde ir».
Bajas la mirada, decides revisar tu correo mientras tanto. No divisas nada relevante y eso te molesta. Te pones de pie, apagas la música, enciendes la luz, pero vuelves a apagarla; vas por un poco de vino a la cocina y de paso tomas varios chocolates. Dulce.
Eres un hombre listo y exitoso, dedicado arduamente al trabajo. Sin embargo, cuando se trata de «ella», pospones todos tus deberes por verla aunque sea un breve instante.
A veces es excitante, otras veces doloroso; incluso puede resultar insoportable. Pero sigues empeñado en conseguir algo que ni siquiera sabes qué es. Ahora mismo podrías estar en un antro conociendo a mil y un mujeres seductoras con las cuales pasar la noche, pero no. Estás ahí sentado esperando ansioso a que su «espectáculo» comience.
¿Cómo es que has llegado a esto?
La página que tienes abierta llegó a tus manos gracias a un amigo tuyo. Es una red enorme de webcam models, personas que se dedican a complacer visualmente a su audiencia.
Espera un segundo..., se acaba de conectar. Brincas de tu asiento y acercas ligeramente tu rostro hacia la pantalla, expectativo. No quieres perderte ni un segundo, incluso no parpadeas. Te muerdes los labios, mueves las piernas, el pulso se agita como si en realidad te fueras a topar con alguien especial en persona.
Está al aire, la imagen aparece. Sin embargo, ella no está.
Su «escenografía» te gusta, te hace recordar a la de una diva. Ahora tiene de fondo una cortina de animal print que suele cambiar constantemente por otras igual de psicodélicas, dependiendo de la época y su estado de ánimo. Al frente de ésta, tiene un tocador con espejo, cuyo alrededor es decorado por varios focos que le dan luz a la habitación. Allí guarda todos sus maquillajes y «utensilios» para el espectáculo. A un lado está el moderno sillón rojo que arrastra cuando está lejos, ya que luce bastante ligero. Solamente ustedes saben todo lo que hace allí arriba. A veces te agrada, a veces te repudia.
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Webcam Blues
Short Story[Relato corto] Es una tarde lluviosa, azul. Él, solo ante la pantalla, se pregunta cómo es que ha llegado tan lejos. Sonríe. Después de todo, el agua es algo imparable... al igual que el amor. * Hermosa portada hecha por BlueCity_. ¡Mil gracias!