El azul.

131 7 0
                                    

Estoy sentada en mi cama mirando hacia la pared. Nunca me acostumbrare a las frías paredes de este internado, ni a estar sola.
Estoy pensando en el curso que me espera cuando veo como se desliza un papel por debajo de la puerta hasta encontrarse con los pies de la cama. Lo cojo y con tinta azul están escritas las palabras: EL AZUL LO HA INVADIDO TODO.
Me aproximo a la puerta rápidamente con idea de saber quién me había pasado esa nota y que significa.
Al abrir la puerta me quedo paralizada cuando veo a unos ojos negros mirarme fijamente. En la pared de enfrente, un chico con el pelo largo rubio, entero vestido de negro, sentado en el suelo, me mira como si tuviera verdadero pánico.
-¿Has sido tu quien me ha pasado la nota? - Le pregunto señalándole la nota que tengo en la mano. El chico sigue callado y el pánico sigue en sus ojos.
Doy un paso hacia el y de repente, se pone de pie pegado a la pared, sin quitarme los ojos de encima.
- Oye, ¿te pasa algo? - Le vuelvo a preguntar. Mira a un lado y al otro y sale andando hacía la izquierda, y yo le sigo.
Se para delante de la puerta de una habitación, la abre y entra poniéndose enfrente mía. Doy un paso decidida a entrar.
- Podemos sentarnos y hablar...
- ¡No! - Me corta.- No puedes entrar aquí. No. No. No. - Grita poniendo su mano en mi pecho impidiendome el paso.
- ¿Por qué? ¿Qué pasa? - Digo asomándome a la habitación.
- ¡No! - Vuelve a gritarme. Parece muy enfadado pero de repente su rostro se suaviza. - El azul lo ha invadido todo... ¡El azul lo invadirá todo! - Grita.- Tienes que salvarte conmigo. - Dice casí rogándome cogiéndome las manos.
- ¿Pero de qué? - Pregunto confusa.
- Del azul... - Se queda pensando unos segundos y continúa. - Vamos. - Dice y comienza a caminar rápidamente arrastrándome a ir con el.
Después de caminar durante unos minutos entramos en una habitación que ni siquiera sabía que estaba ahí, aunque pienso que es normal llevando aquí solo dos días.
La habitación no parece tener nada fuera de lo normal, es exactamente igual que la mía, solo que mis cortinas son naranjas y estas blancas.
El chico del que aún no sé su nombre se tira en el suelo, abre una trampilla oculta y me ofrece su mano para que entre con él.
- ¿Hacia donde da esa trampilla? - Le pregunto.
- Vamos, no hay tiempo que perder. El azul está a punto de llegar. - Me dice desesperado.
- No te conozco de nada, no tengo por que hacerte caso. Necesito explicaciones.
- Por favor, no hay tiempo. Cuando bajemos te las doy, te lo prometo. - Me asegura. No sé quien es este chico ni que quiere, pero se le ve preocupado y no creo que quiera hacerme daño.
Bajamos y cierra la trampilla, quedando la habitación en la que nos encontramos sellada, sin ningún tipo de contacto con el exterior. Se sienta y me señala un sillón para que haga lo mismo.
- Aquí van tus explicaciones: Tengo un don, puedo ver el futuro. Me creas o no, es cierto, y tengo testigos.
»Bueno a lo que iba, ayer soñé que iban a atentar el instituto tirando bombonas de un gas azul, el cual al respirarlo causa la muerte. Ahora mismo estará invadiendo todos los pasillos y matando a muchísimos alumnos y profesores sin ningún escrúpulo.
- ¿Y por qué yo? Es decir, ¿por qué me has salvado a mí y no a los demás?
- Obviamente mis amigos están a salvo fuera del internado con algunos compañeros, pero no todos. Si ellos hubieran visto salir a tanta gente hubieran adelantado el atentado y habrían muchas más muertes. Y respecto a ti, supongo que desde que te vi por primera vez vi que eras especial y tenía la necesidad de salvarte.
- ¿Y por qué parecía que yo te daba miedo? ¿Por qué no me dejaste entrar en tu habitación?
- Realmente tenía miedo, mucho miedo, pero no de ti. Nunca suelo hablar con chicas y la verdad es que no pensaba hablarte pero no podía dejarte morir. También tenía miedo a que no me creyeras, salieras corriendo, gritando y poniendo en peligro mi vida y la tuya. Por eso también por lo de no entrar en mi habitación... Intuí que si hubiéramos entrado, no me dejarías salir hasta que te diera explicaciones y no había tiempo para eso. - Asiento y me quedo callada. Este chico me parece fascinante.
- ¿Cuánto tiempo dura el gas? - Pregunto cuando pasa un rato.
- Ya debe de haber acabado. Toma. - Dice dándome unos guantes y una mascarilla. - Todavía puede ser tóxico, pero no corremos peligro de muerte. Eso sí, si ves alguna mancha azul, no la toques si quieres vivir después de todo.
Salimos de la trampilla y todo está cubierto d manchas azules. Me da la mano y caminamos hacia la salida.
Cuando estamos afuera, me mira un rato a los ojos y luego habla:
- Ves, no te mentí. - Me dice sonriendo.
- Muchas gracias. - Le abrazo. - Y ahora, ¿qué pasará?
- No sé. Solo sé que también soñé que volveríamos a vernos. Tienes mi numero de teléfono en la nota. - La miro y es cierto. En la parte de atrás hay un número, debajo del nombre: Christian. - Cuidate. - Me dice dándome un beso en la mejilla y se marcha.
- Por cierto, me llamo María. - Le grito.
- Lo sé. - Me dice y me quedo mirando como se pierde por la calle.

FIN~


El azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora