Cuatro semanas enteras llenas de operaciones, dolor, miedo, lágrimas...y sin dos piernas.
Los médicos dicen que he de agradecer que esté viva, pero mi mundo se vino abajo cuando me dijeron que mis piernas no me responderían nunca más. O casi nunca más. Eso fue lo que dio a entender el doctor David, siempre sonriente...
Por fin me dan el alta, dentro de poco podré salir de este infierno, ha otro mucho peor. No sé como será mi vida ahora, todo va a cambiar, nadie me mirara con los mismos ojos; pero he decidido enfrentarme y superar a mis peores miedos.
Terminé de escribir y suspiré cansada- ¿Estás segura de que escribir mi autobiografía me animará?- le pregunte a mi amiga, que estaba sentada en un lado de la camilla.
- ¡Claro!- respondió entusiasmada. Entonces vio que baje la cabeza, y ella me abrazó fuertemente- Lo vas a conseguir, te lo prometo, por Diddy- sonrío.
Yo reí cuando menciono el nombre de mi conejito de peluche, al que tanto quería cuando era pequeña.
"Mi amiga Shaileen siempre me hace sonreír"- escribí en en papel.
Ella lo miró y sonrió, una pequeña lagrima rodó por su mejilla al tiempo en el que se mordía el labio para no romper a llorar..., pero no pudo.
Empezó a llorar y yo le pregunté: Hey! Shai, que te pasa?- dije poniéndole la mano en su hombro.
-Yo...yo...estaba en la otra acera y, lo siento, lo siento, de verdad lo siento mucho...- hablo apoyándose en mi hombro respirando entrecortadamente.
- Tú no tienes la culpa de esto Shaileen Kateling...- abrace a mi amiga.
- Pero podría acero evitado quedando contigo en la puerta de tu casa y...- dijo volviendo a llorar.
- Hey! Mírame- le subí la cabeza para que me mirara- las cosas pasan y ahí que afrontarlas, no se puede evitar lo que pase, pero si se puede luchar para que no haga daño. Y yo voy a luchar, pero necesito a mi mejor amiga conmigo.
Ella asintió con la cabeza y nos abrazamos.
Entonces la puerta se abrió, Shaileen salió, y apareció el rostro de mi novio buscando el mío.
- Hola- sonrío
- Hola- respondí sonriendo también.
- ¿Qué tal? ¿Te sigue doliendo?
- Bueno, se podría decir que no ya no siento nada...- intente seguir sonriendo, y no llorar al ver la cara de dolor que le causó esa frase.
- ¿Cuándo te dan el alta?- preguntó acercándose a mi camilla.
- Mañana- sonreí aún más
- ¡Bien!
Entonces me tomo de la mano, se acercó a mí y nos besamos.
- Te quiero Jeydon Freeman Houston- Y yo a ti Helen Wild Carter
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Noté los rayos del sol despertándome por la mañana, hoy era el día, por fin salía de aquí.
Después de que me trajeran el desayuno, entraron por la puerta mis padres- ¿Estás preparada cariño?- dijo mi madre dándome un sonoro beso en la frente.
Yo trague saliva y respondí- Si, lo estoy.
Entonces entró por la puerta la silla de ruedas a la que iba a estar postrada toda mi vida. Al verla la realidad me chocó como el coche aquel día, solo que el dolor fue interior.
- Vamos princesa, nos vamos de aquí- sonrío mi padre.
Entre mi madre, mi padre y unas enfermeras me cogieron y me sentaron en la silla.
Olí el aire de la calle, los árboles, la gente... si, lo había hecha donde menos.
Llegué a casa, en las escaleras había un aparato, que seguramente servía para llegar a mi cuarto con la silla.
- ¿Y eso?- pregunté empujando mi silla para acércame a el.
- Un regalo de tu tía Emily.
Subí a mi cuarto, nada había cambiado, solo que estaba todo lleno de regalos.
Abrí mi boca sorprendida- ¡Oh Dios mío!- intente no llorar de felicidad.
Habían camisetas, accesorios, globos, bombones, peluches pequeños y enormes, cartas, más globos...
- Cuanta gente me quiere- reí
- ¿Quieres beber algo, peque?- preguntó mi padre.
- No, gracias- respondí
Me pasé toda la tarde probándome las camisetas, leyendo las cartas, comiendo los bombones...
Entonces fui a probarme una camiseta y me mire al espejo... mire mis piernas he intente moverlas pero...era como si no estuvieran allí, respire hondo y me prometí a mí misma dejar que esto amargara mi vida.
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- ¡Buenos días mi amor! - me levanto mi madre.
Me incorporé en la cama ayudándome de las manos, entonces intente levantarme, pero me caí.
- Oh Dios mío, ¿hija mía estás bien?- corrió mi madre sentándome en la silla de mi escritorio.
- Si, si tranquila, ya me acostumbraré.- Medio sonreí
Asintió y salió de mi cuarto.
Apoye mi cabeza sobre mis manos y no pude evitar llorar, ni levantarme sería lo mismo, pero entonces recordé mi promesa; levanté la cabeza, me soné, y bebí un poco de agua del vaso que había en mi mesa.
Pocos minutos después, apareció mi madre sonriente con una bandeja con el desayuno.
- Gracias mama, no tenías porque molestarte- exclamé
- No es una molestia, es amor materno - río
Comí con gusto el desayuno, y abrí mi móvil.
<589 whatsapps>
<76 e-mails>
<45 llamadas>
<130 mensajes de texto>
- Mama- dije impresionada- creo que me vas a tener que ayudar con esto.
Mi madre se acercó y levanto las cejas- está bien, comencemos.
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Holaaaa.
Sip lo siento, no he subido desde hace mucho tiempo, pero... la musa no me dio su inspiración.
¿Les gustó? Un poco melancólico verdad? Yo casi lloro
(Suenan grillos por detrás)
Bueno para los que me lean, espero que les haya gustado, y para los que van a leer... espero que les guste!!
Ya voy a seguir subiendo más a menudo, ponedme en los comentarios si les gusta, si veis algún fallo y eso...
Y por cierto, necesito portada, así que si me recomendáis a alguien o algo os lo agradecería.
Ya us dejo 😘😘😘•NEREAP128•
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Enséñame a andar (próximamente)
Teen FictionHellen Wild era una chica de 16 años feliz y risueña a la que le encantaban los deportes. Pero un accidente de tráfico cambiaría su vida por completa para mal o...¿para bien? En silla de ruedas casi para siempre conoció a él apuesto instructor de r...