Capitulo {1}

58 3 2
                                    

"Sonríe, que todos sepan que hoy eres más fuerte que ayer"

Mi despertador estaba programado para sonar a las 8 en punto, pero por alguna razón me he levantado media hora antes. Hice un pequeño esfuerzo por volver a dormirme, pero no sirvió de nada, los dichosos nervios no me habían dejado dormir en toda la noche y ahora no iba a ser diferente. El poco tiempo que me queda por estar en mi cama lo aprovecho repasando lo que tengo planeado hacer en el día de hoy, el día más importante de mis 18 años de vida.

-¡Sky!- Grita mi tía desde el piso de abajo sacándome de mi ensimismamiento.
A regañadiente me levanto de mi pequeña cama, intentando retrasar todo lo posible el momento de mi ida. Sin prisa alguna me tomo mi tiempo para estirar y remeter las sábanas de mi cama, ya que es la última vez que esto va a dejar de formar parte de mi rutina diaria, porque a partir de hoy este dormitorio ya no sería mío. Mi tía me comentó que quería convertir este dormitorio en una pequeña biblioteca, ni siquiera había llegado la carta de aceptación de la UG (Urdang Academy), cuando ya empezó a invadir mi cuarto con cajas atestadas de viejos libros.

-¡Sky! Levántate ya que vas a llegar tarde- Sentada en mi cama ya estirada oigo de nuevo gritar a mi tía desde el piso inferior.

-Ya estoy despierta- Le contesto con brusquedad. Miro la hora en el despertador situado en la mesilla de noche y marcan las ocho y diez de la mañana, sin duda tenía tiempo de sobra ya que el avión no sale hasta las doce.

Me adentro en la ducha y a medida que cae el agua por mi piel desnuda rezo porque estos nervios desaparezcan a lo largo de la mañana. Desde aquí puedo escuchar el sonido de los tacones de mi tía al dar vueltas de un lado para otro, lo que me indica que ella debe de estar igual de nerviosa que yo.

Estos dos últimos años han consistidos en prepararme para este día. Me he pasado los fines de semana entre cuatro paredes ensayando, preparándome para esto, mientras la mayoría de mis amigos asistían a fiestas, bebían alcohol, es decir hacían cosas típicas de adolescentes, pero para seros sincera nunca me han llamado la atención esa clase de cosas, es cierto que siempre tuve un atisbo de curiosidad, pero a pesar de ello nunca me decidí a hacer ningún tipo de locura adolescente. Yo era la típica chica que se pasaba las noches en vela, estudiando sola en su habitación para sacar las mejores notas y obtener así una beca que facilitase mi acceso a la academia. El día que llego la carta de acceso de la Urdang Academy, me sentí eufórica, satisfecha conmigo misma, por fin tanto trabajo daba sus frutos, mi tía no paró de llorar en dos días y bueno mi padre... el solamente se dedicaba a decirme lo orgulloso que se sentía de mi, siempre muy serio, claro está. Solo me llego la carta de acceso de esa academia, porque no envié ninguna solicitud a otra academia ya que mi sueño era estudiar en la misma academia en la que estudió mi madre, para mi es un gran orgullo poder cumplir ese pequeño sueño, pero sin duda mi mayor sueño era poder obtener el diploma que mi madre no pudo conseguir...

Mientras el agua caliente cae levemente por mi piel noto como lentamente la presión que siento sobre el estómago se va desvaneciendo. Me enjabono la cabeza tomándome mi tiempo. Estando debajo del agua el tiempo pasa más despacio y eso me ayuda a calmar los nervios. Mientras me aclaro el pelo puedo escuchar a mi tía llamándome de nuevo, pero le hago oídos sordos y sigo con mi relajante ducha.
Tras tres cuartos de hora de una ducha extremadamente relajante comienzo a notar como el agua empieza a tornarse fría, por lo que decido salir de la ducha y ponerme el albornoz beige que me regalaron por navidad, enrollo una toalla al pelo para que absorba todo el agua posible y salgo del baño camino de mi cuarto.
Al entrar en mi habitación me dirijo al armario para sacar la ropa que me pondré en el dia de hoy. Tras planchar la ropa por quinta vez decido comenzar a prepararme y me visto con una falda plisada con estampado floral, una jersey de punto blanco junto a unas medias semitransparentes y de lunares negros y de calzado unas botas cortas marrones.
Mi tía sigue gritando mi nombre, algo que cada vez me molesta más, sé que está nerviosa, pero ya basta con que yo lo esté, prefiero no contestar y seguir con la difícil tarea de arreglarme para este día que cada vez me parece más estresante. Me paso la plancha por mi pelo aún húmedo hasta dejarlo completamente liso, me echo un poco de perfume y me miro por última vez en el espejo.

Todo va a salir bien, todo va a salir bien, todo va a salir bien...
Por más que repito esa frase en mi cabeza no consigo autoconvencerme. Echo un último vistazo a mi habitación ya que nunca la volveré a ver como la habitación de mi niñez y parte de mi adolescencia sino como una vulgar biblioteca. Sin darle más vueltas a mis tormentosos pensamientos bajó al salón con toda la tranquilidad que en estos momentos puedo aparentar.

-Sky ¿porque no te pones la blusa que te regale?- Dice mi tía a medida que avanza hacia mí, mirándome para ver si esta todo perfecto, parece que me esta pasando la ETV.

-Es que no lo he encontrado- miento -Debe de estar metido en la maleta con el resto de la rop - la razón de porque no me pongo la blusa que me regaló mi tía es porque es horriblemente feo, pero nunca se lo dije, no me gusta entristecerla y menos en un día tan especial como hoy, así que le miento intentando sonar creíble.
-Bueno... pues entonces así vas bien, aunque ese jersey no me parece muy apropiada para un día como hoy- Me suelta sin ningún tapujo, pero ahora que estoy vestida no pienso en subir y volver a cambiarme.
Mi tía tiene por costumbre criticar todo lo que hago, según ella es para que sea perfecta, pero no es consciente de que eso es algo imposible.

-Tía no voy a subir a cambiarme, así voy bien, no le des más vueltas- Le digo y le doy un beso en la mejilla. Voy a la cocina y me sirvo una taza de café sentándome en una de las banquetas.
-Tu padre se ha marchado temprano, tenía un viaje de trabajo- El sonido de los tacones de mi tía entrando en la cocina resuenan por toda la estancia. No me sorprende, mi padre es especialista en faltar a días importantes de la vida de su hija. Pero esta vez tenía que haber sido diferente, me voy a ir a estudiar a Londres, y él tenía que haber estado aquí para despedirme ya que no nos vamos a ver en mucho tiempo. -Me ha dicho que te diga que te quiere y que te echará de menos- Continua diciendo mi tía y una risa carente de humor brota de mis labios.

-¿Echarme de menos? Si es viviendo en su casa y apenas nos vemos, dudo que eche en falta mi presencia- Doy el último sorbo al café y dejo el vaso en el fregadero.

-¡Sky! no hables así de tu padre- Me regaña mi tía saliendo apresurada de la cocina. Salgo detrás de ella y me dirijo al vestíbulo para coger mis maletas. Sin decir ni una palabra, algo que agradezco, coge las llaves del coche y sale fuera. Llevo dos maletas y un bolso, no quiero ir muy cargada, porque será un largo viaje y no me gusta andar preocupada por las maletas así que con dos me basta.

Fuera ilumina un resplandeciente Sol, mi tía que está dentro del coche aparcado en frente de la casa, pita impaciente. Meto las maletas en el maletero y entro en el coche, me siento en la parte de delante, aunque sin ninguna duda prefiero sentarme atrás, para evitar molestos comentarios de mi tía hacía mi.
Durante el trayecto al aeropuerto, mi tia me recuerda una y otra vez el peligro de las fiestas universitarias, de que no me fie de nadie y que tenga mucho cuidado, una vez concluida el discurso de precaución el silencio se hace presente en el coche y el resto del trayecto transcurre así, en el coche suena una canción de The Vamps, no se como se llama pero ya la he escuchado otras veces.

Échate atrás, no vayas a Londres, no conoces a nadie, estarás sola.

Esa voz en mi interior hace que me sienta terriblemente insegura y por un momento se me pasa por la cabeza la idea de decirle a mi tía que no quiero ir a Londres y se que para ella supondría una alegría, pero no me puedo
echar atrás, no ahora.
Apoyo la cabeza sobre el cristal frío de la ventanilla y cierro los ojos intentando acallar mis pensamientos. Para cuando quiero darme cuenta ya hemos llegado, mi tía aparca el coche junto a una cafetería que hay frente al aeropuerto. Bajo del coche y saco las maletas mientras mi tía avanza rápidamente camino del aeropuerto, la alcanzó e intento seguir su ritmo.
Llegamos justo cuando suena una voz de megafonía diciendo que el vuelo saldría en diez minutos, a lo que mi tía se le deslizan un par de lágrimas por sus mejillas un poco arrugadas por el paso del tiempo.

-Cariño ten mucho cuidado y nada más llegar llámame por favor- Dice mi tía triste y me da un fuerte abrazo. -Te voy a echar mucho de menos, te quiero mucho, nunca lo olvides.

Échate atrás, todavía estás a tiempo.

Esa voz en mi cabeza me esta volviendo loca, pero se que desaparecerá en el momento que esté sentada en el avión.
Mi tia que se seca las lágrimas cuidadosamente sin estropearse el maquillaje me da un último y sonoro beso en la mejilla.

-Yo también te quiero, y supongo que nos veremos para navidad, adiós tía- Le doy un beso en la mejilla y con un paso decidido me adentro en la zona de embarque

Querida amiga, acabas de meter la pata hasta el fondo.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora