Capítulo 10

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Blanca bajó y se sentó en la mesa con su hermana y sus padres. Decidió contarles lo que había descubierto.
-Mamá -empezó a hablar- he estado leyendo mi diario. Pone que el suelo de mi cuarto es verde, que la mesa de mi cuarto es rosa, que tú te sabes mi contraseña del móvil y que tenemos un perro. Un caniche. Pero nada coincide con la realidad. ¿Qué ha pasado?
Sus padres se miraron entre sí.
-Emm. Bueno, el perro se lo hemos regalado a tu tía. Ya sabes, es mucho trabajo tener un perro. Tu mesa te la hemos cambiado, nos parecía un poco infantil. Y el suelo... simplemente lo hemos pintado de ese color.
Blanca dudaba... algo le decía que no debía creerla.
-¿Y por qué me dijiste que no te sabías mi contraseña? ¡En realidad sí te la sabes!
-Bueno, antes me la sabía, pero se me ha olvidado. ¡Lo siento!
Blanca resopló.
-¿Por qué hay perfumes de señora mayor en mi habitación? ¿Y facturas de agua, de luz y más papeles de esos?
-Pues porque no teníamos otro sitio donde guardarlos. Deberías acordarte, hace una semana te dijimos que los íbamos a guardar ahí.
-¡Que no me acuerdo de nada!

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