Hola, mi nombre es Julio Oscár Brea Confesor, tengo 18 años, y esta es mi historia con anoréxia...
Todo inició hace algunos años atrás -cuando tenía 9, para ser exactos-. Mis compañeros de curso siempre fueron muy crueles conmigo, pero no sólo ellos, sino todo el Colegio en sí, sólo por ser gordo. No había día en que no me molestaran, siempre se reían de mí o me decían cosas, y yo no podía hacer nada porque era peor. Había días en los que ya no quería ir a la escuela, ¡todo siempre era igual! ¿Para qué seguir yendo?
También había días en los que no quería comer absolutamente nada, no tenía ganas, o quizás era porque las voces de mis compañeros estaban siempre presentes recordándome lo que era, y quizás por eso se me quitaba el hambre. Siempre a la hora de la comida le decía a mi madre "iré a comer a mi cuarto", tomaba mi plato y me iba al patio trasero, en donde mis perros se comían lo que mi madre pensaba que yo ingería, lo mismo hacia con el desayuno, la cena y con mi comida para la escuela, nunca la ingería, o la tiraba o se la regalaba a alguien.
Primero fue una semana, me mantuve sólo bebiendo agua. Luego de esa semana, comencé a sentirme mal, muy débil, así que decidí comer un poco, pero muy poco; después tomé la costumbre de sólo comer algo una vez al mes. Pasados 5 meses, mi piel se comenzó a tornar pálida, o quizás desde antes lo estaba pero apenas lo había notado. Los pocos amigos que tenía, comenzaban a verme mal, me preguntaban que qué tenía, siempre respondí el típico "nada"; estaba mal, casi no tenía fuerzas, ni siquiera para hablar. Me convertí en alguien sin carácter ni personalidad.
El bullying tanto físico como emocional, me afectó tanto, que me hizo llegar hasta estos extremos, y aunque me sintiera mal, no podía comer, no quería, el vicio y la obsesión con mi peso era tanto, que ni siquiera me importaba morir.
Un día me desmayé, pues la obsesión creció mucho más y ya nunca más comí, ni una migaja; y fue entonces cuando mi hermana me encontró en mi habitación, tirado en el suelo, llamó a una hambulancia y fui a dar al hospital.
Olvidé mencionar que tengo una enfermedad -aparte de estos trastornos-, que es en la glándula tiroides, por lo que el médico que me revisó no pudo notar mi trastorno alimenticio; el médico creyó que sólo tenía anemia y sólo me recetó vitaminas. Obviamente nos las consumía, ni loco, ¿y volver a engordar? No gracias, las ponía debajo de mi lengua, después las votaba.
La anoréxia no sólo estaba acabando conmigo, sino que hizo que perdiera lo único que me quedaba...
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Bulimia y Anorexia, Ninguna Pudo Conmigo
SachbücherEn este libro hablare sobre mi bulimia y anorexia que sufri hace unos años, sobre como me enfermé y como me curé. Superé la bulimia y anorexia solo, asi como yo pude todos pueden, solo busquen su fuerza en su corazón, con esa fuerza podemos superar...