Cap 1: HELENA

12 1 1
                                    


-¿Quién es?

Estamos en la terraza de mi habitación, lo bastante grande como para que quepamos Talia y yo. No somos hermanas, eso salta a la vista. Ella, alta y rubia, con unos preciosos ojos azules y andares graciosos, poco se parece a mí, morena y de estatura mediana. Tiempo atrás eso me había molestado mucho, pero ahora, más mayor y sobretodo menos acomplejada, se agradece tener a alguien inteligente con quien hablar que no sean mis padres, mi hermano o las sirvientas. Es muy agradable estar con ella y los años nos han hecho hermanas.

- Ni idea, tu padre me contó que llegaba hoy, pero cuando le pregunté me dijo que no me importaba - dice cuando se fija en la joven que llega por el camino, a lomos de un caballo.

-A mi no me dijo que venía nadie.-Es típico de mis padres. Olvidarse de mí por completo. Para ellos son más importantes las alianzas comerciales, el castillo o sus cuentas que sus propios hijos. No se lo echo en cara, llevar un país entero en una época difícil no es algo sencillo.

-¿Cuántos años crees que tiene?

-No creo que llegue a los dieciséis -Digo mientras la miro llegar y desmontarse del caballo. Nosotras estamos en el ala oeste del edificio y en una de las plantas superiores, por lo que podemos observarla sin miedo a ser descubiertas. -¿Para qué querrá mi padre que venga?

-Si ha venido sin escolta no puede ser alguien importante. Yo creo que es de mi edad. -Apunta. Aunque no los aparente, Talia tiene dieciocho años. Crecimos juntas y sabemos todo de la otra, hemos llorado y reído juntas, hemos hablado durante horas por la noche a escondidas... Y dentro de poco ella se iría por fin a donde había soñado siempre, a Aldair, donde quiere estudiar en su universidad, y para buscar a sus hermanos, ahora ya mayores.

-Espero que pronto nos la presente mi padre.

-Hablando de presentar... ¿Cuándo lo pensabas hacer?

-¿El qué?-La respondo. Se ha enterado. Intento no delatarme en mi tono de voz y mantener la compostura. No creo que sea tan malo que se entere, de todas formas, es mi hermanastra.

-Te conozco desde hace nueve años, y no soy tonta. Sé con quien te ves.

Bajo los hombros en señal de derrota, mientras encuentro una explicación razonable de porqué no se lo dije antes.

-No es que no te lo quisiese decir, pero...

-No confías en mi, ¿no?

-¡Si! Pero de momento era entre nosotras. Además, ¿Era de vital importancia?

-Todo sobre ti es de vital importancia- Me contesta sarcásticamente. Segundos más tarde comienza a preguntarme sobre ella cosas que ni siquiera yo se responder. Así que la evado como puedo, esperando sacar un tema de conversación que la distraiga lo suficiente.

-¿Y como te has enterado?

-Debes saber que si te llevas a Luth por la noche para vigilar lo único que haces es permitirme vigilarte- Dice con una sonrisa.

-¡Es verdad! ¿Cómo no me había dado cuenta? Maldito perro...

-Bueno, da igual. No me interesan tus "ligues" o lo que sea.

Me preparo para replicarla cuando suena el ruido del portón al cerrarse, y nuestra atención vuelve a dirigirse a la nueva invitada.

-¿Crees que la chica puede ser por tu hermano?-Sugiere.

-¿Mi hermano?

-Por mucho que se diga lo contrario, ya está en edad de casarse, y una alianza con otro país lo le vendría mal a tu padre. Y la chica parecía joven y atractiva.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 25, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

PromesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora