11° Capitulo

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POV/ PDV/ Punto De Vista - Sayuri:

Mi sueño se había vuelto una pesadilla...

Una pesadilla un tanto extraña por cierto... eso sin mencionar que sería lo último que vería del "mundo real".

Pero en cualquier caso no debía olvidar que todo en ese lugar lo estaba creando mi mente. Por lo que era bastante extraño que soñara algo tan extremo como una infidelidad. Es decir, apenas llevamos un año de casados y más de 7 años de noviazgo. No creo que Sebastian termine con algo parecido así de repente. Aunque tomando en cuenta que estamos hablando de Daniela... quién sabe lo que ella es capaz de hacer con tal de arrebatarme al hombre de mi vida sólo por cumplir su egoísta deseo de tener algo que no es suyo.

En fin, luego de una escena de discusión tipo telenovela, solamente tome mis cosas, me vestí rápidamente y salí de forma apresurada de la que solía ser mi casa. No pensaba con mucha claridad en esos momentos... estaba destrozada y lo único que deseaba era salir de ese lugar, alejarme lo más posible de ahí para no volver... Aunque no me dolió demasiado que Daniela me haya arrebatado a Sebastian... más bien... lo que más me lastimó fue que Sebastian me haya sido infiel... y peor aún, que me haya dejado por una tipeja cualquiera como ella.

Ya ni sabía si estaba furiosa o deprimida... lo único que sabía era que quería estar sola... Sin embargo, alguien no entendió eso último...

- Sayuri...

Al oír esa voz... no supe si detenerme o seguir con mi paso... lo único que supe es que la persona que pronunció mi nombre no quería que me alejara de ella... lo sé por la forma en que me tomo del brazo.

- No te vayas...

Y luego de escuchar esa simple frase... las pocas (o mejor dicho, muchas) lágrimas que todavía guardaba dentro de mí, salieron de mis ojos. Pero eso no fue lo único que salió de mi cuerpo, también salio de mí lo que se conoce como enojo. Fue así como pude alzar mi otra mano que estaba libre... y ya en el aire... la azoté con fuerza contra la mejilla del hombre que tenía en frente.

- ¡Me engañaste!-grité luego de darle tremenda cachetada al que de seguro ya no sería nada de mí.

-... Puedo explicarlo...-me dijo con un tono muy bajo de voz.

- No... no puedes... eso que acabaste de hacer no tiene explicación -mencioné conteniendo mi ira interior y las ganas de golpearlo en la cara nuevamente... y tal vez no sólo en la cara.

-Sayuri... escúchame-insistió él.

-¡Ya suéltame! ¡Y déjame en paz!-exclamé mientras me zafaba su mano de mi brazo. Me di la vuelta y acelere el paso sin tener la menor idea de adónde ir. Y el terco de mi aun marido seguía siguiéndome sin siquiera molestarse en hacerlo de forma discreta.

-... Ya deja de seguirme-dije de una forma muy fría.

-Tú eres mi esposa, no voy a dejar que me dejes solo.

-... ¿Ves esto?-exclamé mientras le enseñaba el anillo que me dio en nuestra boda-. Te lo regreso. Ya no quiero ser tu esposa... -le dije haciendo énfasis en la última oración.

Ahí fue cuando aventé esa pequeña pieza de metal contra el suelo. Su repicar apenas fue audible, pues como si el clima supiera por lo que estaba pasando yo en esos momentos, además de ese pequeño choque del anillo y el suelo de cemento de la calle, también se oía las gotas de la lluvia cayendo en las calles de la ciudad.

Y menos mal que estaba lloviendo... pues las gotas de agua que chocaban contra mi cara escondían las lágrimas que se resbalaban por mi rostro ante la impotencia de ser víctima de un matrimonio fallido.

12 meses de casados... sumándole 8 años siendo una pareja feliz... más otros 3 en donde nos volvimos mejores amigos que hasta antes de aquel paseo por el parque... secretamente... estaban ocultando su enamoramiento por el otro.

Todos esos recuerdos me pusieron un poco nostálgica, pero... mi cabeza sólo podía procesar que todos esos sucesos vividos al lado de Sebastian... ya no serían buenos recuerdos... no... esos momentos tenían que ser borrados de mi mente para poder avanzar. Es decir, no le podía ver futuro a un matrimonio que ni siquiera cumplió con el objetivo de durar más de un año estando juntos... tanto física como emocionalmente.


Horizonte oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora