Capítulo 3. N o t i c i a s.

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N.A.:

En este capítulo (y en los siguientes) aparecerán alguna que otra palabra en coreano. Al final del capítulo habrá un pequeño glosario explicándolas, no os preocupéis, no son muchas y normalmente son muy sencillas. Estas palabras están en negrita y con un asterisco para hacerse notar, tal que así: Ejemplo*

¡Espero que os guste el capítulo!


El cuerpo cayó encima de mi, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera por el peso del extraño. Los brazos del individuo rodearon mi cintura con tanta fuerza que cortó mi respiración y mis sentidos, lo único que podía hacer, era intentar zafarme del agarre de aquel tipo.

-Yukikoooooooooo, ¿dónde te habías metido estos seis meses? ¿Sabes lo mucho que he pensado en ti, lo mucho que te he echado de menos? -Dijo con una voz de niño pequeño.

Cuando identifiqué aquella voz, puse una mueca de asco y le pegué una patada a la persona lo más fuerte posible. Era otro compañero de Senespera, Shi Woo, el tercer mejor asesino de la agencia y, desafortunadamente, obsesionado conmigo. Shi Woo tenía un pelo teñido de blanco y un rostro afeminado, bastante atractivo. Sería muy popular entre las chicas (y chicos) si no fuera por diversos motivos: Tenía graves trastornos mentales, la mayoría relacionados con el sexo. Había perdido por completo la cordura. La primera vez que lo vi, estaba despellejando vivo a un gato, mientras se reía sin control. 

Sasin entró a la sede, seguido por mi, aún intentando zafarme de los brazos de Shi Woo, que había empezado a lamerme la mejilla de una manera que me provocaba arcadas. Tan pronto pisé el mármol de la sede, un olor a café, metal y tabaco azotaron mis fosas nasales. Paseé mi mirada por la sala, la cual estaba cuidadosamente ordenada, todo estaba donde debía estar. Me acerqué a un pulcro mostrador, en el que estaba sentado un hombre de mediana edad, con gafas y canoso. Nadie sabía su nombre y a nadie le importaba, era simplemente la persona que te daba tu recompensa por tu trabajo. Puse la foto del hombre que había matado sobre el mostrador y esperé pacientemente a que me diera mis 20 latas de comida y 150 fichas. Con las fichas podías comprar sin necesidad de tener dinero en efectivo, era algo así como un cheque.

-Anda, anda, mira a quién tenemos aquí.

El propietario de aquella voz era Jae Hyun, más conocido como J. Mis ojos brillaron cuando lo vi allí mirándome y mostrando su característica sonrisa burlona. Sonreí de oreja a oreja y alcé mi puño para efectuar nuestro saludo. Era: Choque de puños, "highfive", "fotocopiadora" y terminar tirándonos del dedo meñique el uno al otro. Jae Hyun era lo más parecido a un líder en Senespera. Tenía el físico y la personalidad de uno. Un chico de 21 años, pelo negro, rostro bien definido, unos ojos desafiadores, un cuerpo de infarto y una sonrisa encantadora, el príncipe azul de las damas. Y no se quedaba corto en cuanto a la personalidad, firme, agradable, inteligente y lógico. Segundo mejor asesino de Senespera, por delante de Shi Woo. Era como mi hermano, la única persona que se interesaba por cómo estaba. Hacía el trabajo de hermano mayor que Sasin no quería hacer.

-¿Te quedarás algunos días en la sede? Hace mucho que no pasas unos días con nosotros. -Dijo Jae Hyun mientras me alborotaba el pelo.

Hyung*, que llevo coletas, tío! -Repliqué picada, deshaciéndome las coletas que J había destrozado.

-Perdona, perdona... ¿Y cuántas veces te debo decir que no me llames hyung? Eres una chica, llámame oppa*, ¿entendido?

-Lo que tu digas. -Dije con una mueca. Pensé en su propuesta. No estaría mal quedarme un par de días y ponerme un poco al tanto de las noticias actuales.

-¡Sí! Yukiko, ¡quédate! Podrías dormir conmigo. -Intervinó Shi Woo.

-Shi Woo. -Dijo Jae Hyun volteándose a el nombrado con una falsa sonrisa. -Lárgate.

No hizo falta repetírselo dos veces para que Shi Woo se fuera refunfuñando, ya que tenía una pequeña debilidad por J. Las personas normalmente trataban al Despellejador con cautela e intentaban ser buenos con él, ya que le tenían miedo. Ligado a ello, Shi Woo tenía una debilidad por aquellos que lo trataban fríamente y con desinterés.

-Creo que sí. -Afirmé. -Me quedaré algunos días aquí.

-¡Fantástico! Ahora tengo que hacer algunas cosas. Ya es casi hora de comer, te veo en el comedor.


Contra todo pronóstico, caminé hasta la cafetería de la sede, un rincón moderno, mayoritariamente blanco y negro y muy iluminado. Estaba situado en una de las plantas superiores y tenía unos grandes ventanales por los que podías ver la ciudad. Era uno de mis lugares favoritos, un lugar tranquilo y acogedor. Me senté en una de las mesas cercanas a los grandes ventanales y pedí un té rojo a Madame Love, la cual me estrujo las mejillas cuando me vio. Madame Love era la propietaria de la cafetería, se cuenta que antes era una gran asesina que dejaba la marca de un beso con pintalabios rojos en sus víctimas, pero por un repentino embarazo, dejó el trabajo para dedicarse al café de la sede. No obstante, seguía siendo una mujer muy atractiva y coqueta, que se paseaba contoneando su cuerpo enfundado en sensuales vestidos que nadie sabía de donde sacaba. Era una mujer extraordinaria y misteriosa al mismo tiempo y su hija igual. Cheonsa era una muchacha hermosa, y tal como su nombre indicaba, parecía un ángel que habían desterrado del cielo: Preciosa, pero tenía el alma rota. Fumaba mucho y nunca paraba de suspirar. Era amable y siempre sonreía, una sonrisa destrozada y cansada. Amaba demasiado y eso la hería. Había acabado amando a una persona sin sentimientos: a Sasin.

Busqué con la mirada a Cheonsa en la cafetería, pero no la encontré. Seguramente estaría ayudando en el comedor, ya que casi era hora de la comida. Terminé de darle sorbos a mi té y bajé al comedor. Todos los trabajadores de Senespera podían comer gratis en el Comedor, aunque la comida era frugal y simplemente para saciar un poco el estómago. Cogí mi bandeja de comida y me dirigí a una mesa; por el camino, saludaba a algunos compañeros que no veía desde hace tiempo pero que no conocía sus nombres. Tampoco me interesaba conocerlos.

Me acerqué a la mesa donde estaba Jae Hyun ensimismado, esperando a que aparecieran los demás. Solté con fuerza mi bandeja de comida sobre la mesa, haciendo que J se sobresaltara y saliera de su ensoñación.

-Ah, joder, pensaba que habías muerto, como no te movías... Qué pena. -Dije metiéndome la primera cucharada de comida a la boca.

-Estaba pensando en qué hacer con tu vida amorosa, tengo que ayudarte, porque da toda la pena del mundo.

-Idiota. ¿Se puede saber en qué estabas pensando realmente?

-¿Pues en qué más va a ser? Pues lo que vamos a hacer con el chico.

-¿Chico? ¿Qué chico? ¿De qué estás hablando? -Repliqué extrañada, esperando una explicación.

Jae Hyun se atragantó con su comida, mirándome pasmado.

-Espera, espera... ¿Me estás diciendo que no te lo he contado?

-¿Contar el qué?

Bajó la voz, miró alrededor y con un susurro lo suficientemente perceptible, dijo:

-Tenemos a alguien del otro lado del Muro.



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Glosario:

Hyung*: Es el nombre/apodo por el que los chicos llaman a sus hermanos/amigos de sexo masculino mayores que ellos

Oppa*: Es el nombre/apodo por el que las chicas llaman a sus hermanos/amigos de sexo masculino y mayores.




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⏰ Última actualización: Jun 27, 2016 ⏰

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