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LuHan y SeHun habían logrado desaparecer de la fiesta sin ser vistos. En ese momento el castaño se encontraba sentado en la amplia cama de SeHun, esperando a que el pelinegro regresara.

Se había quitado el saco, corbatín, zapatos y calcetines, peleandose mentalmente por hacer lo mismo con el resto de la ropa, ponerse su cómoda pijama, meterse bajo las mantas y dormir.

Recapituló lo acontecido a lo largo del día, el cual comenzó con caricias que lo hacian perder la cordura, que a su vez le provocaban miedo de sucumbir a su esposo y que, si se dejaba llevar, terminaría dándole a SeHun no sólo su cuerpo, sino su corazón. No se sentía preparado para poder manejar el hecho de no ser amado y sólo ser usado.

Sacó el papelito con el número y la nota de MyungSoo, tomó su celular y lo agendó como 'L'. Le intrigaba un poco aquel chico y hasta cierto punto le gustaba lo cómodo que lo hacía sentir su presencia. Quizá tomaría en cuenta la invitación a llamarlo un día de esos. Conocer gente se había vuelto un buen pasatiempo.

La puerta se abrió y como si estuviera haciendo algo malo, guardo el papelito de manera apresurada. SeHun le hizo señas desde la entrada y con un poco de desconcierto LuHan se aproximó hacia él. Lo guió por un pasillo poco iluminado hasta llegar a una parte de la casa que no sabía que existía. La puerta de madera que estaba frente al castaño tenía un letrero con un mensaje encantador, 'Bienvenido a la guarida de Sehunnie'. Rió y se giró a ver a su esposo.

-No te rías- Le pidió el pelinegro - Realmente me gustaba este lugar en mi infancia - Sacó una llave de la bolsa de su pantalón. -Tiene los mejores años de mi vida y también guarda algunos...

-Hablas como si lo que vino después ya no fue tan bueno... - LuHan se tensó por el comentario.

-Al contrario, -Abrió la puerta y lo invitó a pasar - Sigue guardando lo mejor que me ha pasado hasta el momento.

LuHan miró con asombro cada parte de aquella habitación, el decorado perfecto para un niño. La cama en forma de carrito, lámparas de Iron Man, juguetes perfectamente colocados, algunas fotografías, libros... Sin duda la habitación de un niño.

El pelinegro parecía emocionado por todo lo que había en la habitación.

-¿Era tuya? - Articuló vacilante.

- Es mía. -Dijo con tono divertido - Tuve que mudarme cuando mis pies no pudieron soportar más encogerse para dormir por las noches.

LuHan rió. - Pudiste cambiar la cama y seguir durmiendo aquí. - Comenzó a explorarla poco a poco. Todo lo que había le parecía fascinante. SeHun no parecía del tipo de personas que le gustase ese tipo de cosas.

-Mi madre me hizo esa sugerencia pero la rechacé y le pedí una habitación nueva - Se sentó en la cama mientras observaba a su hermoso castaño recorrer su 'guarida'. - Además, no quería mover nada. Es uno de mis mayores tesoros- Se quitó la corbata y el saco, quedando en igual condición que LuHan. - La he llenado de mis mejores recuerdos, contiene cosas que nadie conoce sobre mí, si alguien más supiera de su existencia tendría que morir.

LuHan sonrió ante la última palabra dicha por el pelinegro. La diversión en su cara y la emoción que mostraba al hablar de su 'guarida-tesoro', le causaba ternura. Era de las pocas veces que SeHun mostraba una sonrisa sincera e infantil.

-Eso quiere decir que seré la primera persona en ver lo que tiene y también la primera persona que morirá.

-Tú eres un caso especial- El pelinegro se puso de pie para posicionarse a lado de LuHan. - Aparte de mi familia y el personal de limpieza eres la única persona que ha entrado aquí.

All Of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora