III

175 7 2
                                    

ROXANNE'S POV:

Sábado en la noche, una joven cualquiera debería estar alistándose las panties en estos momentos para irse de bar en bar, para salir y divertirse toda la jodida madrugada, pero yo no soy una joven cualquiera. Soy un fracaso más de Nueva York. Un fallido intento del sueño americano que acabó un nivel más bajo que el Titanic. Eso soy. Internamente trato de buscar más metáforas para seguir con mis lamentaciones, pero me doy cuenta que hasta para pensar estoy cansada, estoy jodidamente agotada no solo física, si no mentalmente de toda mi mierda. Y por si fuera poco, hoy llegó una comitiva de Washington a cenar y todo el restaurante estuvo de patas arriba, trabajé en un día lo que normalmente hago en una semana.
Exhausta simplemente no me define en estos momentos, lo único que anhelo es mi hermosa cama.
-Oh, ¡Por fin llegaste! -vocifera Maddi en cuanto cruzo la puerta del departamento -A que no adivinas a dónde saldremos hoy -canturrea emocionada mientras me quito los horribles zapatos del uniforme y los boto sin preocuparme por su destino.
-No, no tengo idea. Pero igual no iré -respondo y me encamino a mi cuarto. ¡Por Dios! Solo quiero dormir.
-¡Rox, es Aruba's! ¿Recuerdas que morías por ir?
Lo recuerdo, Aruba's abrió hace poco menos de un mes y es el nuevo mejor hueco de Nueva York, todo el mundo no deja de hablar de ello y sí que me moriría por ir, pero en estos momentos mi cama no se compara ni con el mismo Nirvana.
-Lo siento Maddi, ¿Quizá la próxima semana? -trato de consolarla, no hay nada en el mundo que me haga cambiar de opinión.
-Pero Roxy... -suplica una vez más ella. No, joder, solo espero que no alargue más esto, porque no tardaré mucho en mandarla al demonio. -Irá Bruce -canturrea de nuevo esta vez lanzándome un pequeño codazo. -Puedes tener un poco de acción esta noche -arremete una vez más en su intento por convencerme. Un polvo no estaría mal, me susurra mi inconsciente obviamente más emocionado que yo, y aunque no quiera aceptarlo por una milésima de segundo me lo pienso, mas es en esto que consigo encender las luces de mi cuarto revelándose así mi hermosa cama que por alguna extraña razón luce jodidamente tentadora.
-Dormir o follar... definitivamente me inclino por la primera -le digo a mi rubia compañera mientras le mando un beso volado y cierro la puerta de mi cuarto dejándola así del otro lado.
-¡Maldita sea Rox! ¡Después no digas que no hago nada por ti! -grita esta golpeando la puerta. Internamente esbozo una sonrisa y está de más decir que sé que ella está haciendo lo mismo.
-¡Te amo LJ! -le grito haciendo referencia las iniciales de su apellido. Le gusta el "apodo" que le inventé, eso de llamarla Lee James era muy de la mierda.
-Eso no te servirá esta vez Woods -resopla la rubia por fin rindiéndose y dejando mi puerta en paz. Y es esta mi señal de que por fin puedo descansar, dormir y solo dormir está en mi cabeza que ni siquiera me molesto en cambiarme este horroroso atuendo, el solo pensar en eso hace que apriete los ojos con más fuerza. Más es en este preciso momento, en el que estoy a punto de llegar al límite de mi subconsciente que soy obligada a separar los ojos debido al estridente sonido de mi teléfono. Mierda. Me incorporo rápidamente solo para hacerlo callar lo más rápido posible y acabar con este sufrimiento, pero en el instante en el que veo el número entrante mi rostro se retuerce de inmediato.
-Carajo... -susurro. ¿Por qué justo ahora? Me debato un segundo mientras pego mis ojos en el nombre reflejado en el bendito aparato "Carol Woods". A la mierda.
-¿Hola? -respondo al fin.
-¿Roxy? -escucho la familiar y de alguna manera reconfortante voz de mamá.
-Sí, ¿Quién más sería, mamá? -bromeo soltando una pequeña sonrisa. No me puedo creer cuánto había extrañado su voz y el pequeño revoloteo en mi pecho que solo ella causaba. Ella solo suelta una pequeña y risueña risa. De inmediato un hoyo se forma en mi pecho. Mierda.
-¿Cómo está el orgullo de esta casa? -continúa, dulce como siempre. Si tan solo supiera...
-Genial, la universidad está casi desierta ahora, ya sabes, vacaciones, pero las clases de adelanto van muy bien -vocifero tratando de alcanzar un tono natural. El hoyo va creciendo con cada mentira...
-Me parece genial, nena -comenta -¿Sabes que te extraño demasiado a veces? - continua. Joder el alma se me va a partir si sigue. -Pero luego recuerdo que estás haciendo algo importante, y, nena, no sabes cómo se me hincha el pecho de orgullo... -para y un sollozo se oye del otro lado de la línea. Esto es suficiente, puedo sentir como un pedazo de mí se quiebra con cada lágrima que ella desprende.
-Ma, no es para tanto -trato de calmar la situación.
-¿No es para tanto? ¡Cómo puedes decir eso! -suelta de inmediato. -Cariño, estas yendo a una grandiosa universidad y, ¡Becada! -siento la alegría en su voz, más lo que mi rostro refleja es asco. Asco de mí y de cómo puedo seguir con esta mentira. -Siempre lo presumo ante mis amigas, deberías ver el rostro de Rebeca, ella es la más celosa de todas -prosigue con una chispa de picardía. Me imagino el rostro de Rebeca, e inevitablemente se me escapa una sonrisa. Nunca me cayó esa mujer. Lastimosamente esta celosa de una mentira. De una farsa que se le ocurrió a una chiquilla que quería perseguir sus sueños en Manhattan y que con ayuda de su hermano inventó que había recibido la carta de la NYU aceptándola en su campus y encima con media beca. "Eres de lo peor", me susurra mi inconsciente, y sí que tiene razón. Bajo la vista avergonzada y retengo con lo poco de fuerza que me queda las inmensas ganas de llorar.
-¿Cariño me escuchaste? -susurra mamá del otro lado de la línea, trayéndome a la realidad.
-Uhm... sí, algo
-Bueno, te decía que Adam por fin encontró trabajo y... no se lo digas, ¿Si? -hace una pausa -pero creo que se está enamorando -suelta por fin mi madre en un susurro cómplice. ¿Quién lo diría? Adam, el mujeriego del pueblo, el niño bonito que jugaba con los sentimientos de todas las chicas del colegio ahora está cayendo en las redes del amor. A veces extraño a ese saco de músculos.
-Espero que sea en serio y no termine jugando con esta chica esta vez -le digo, haciendo referencia a el historial amoroso de mi hermanito mayor.
-No lo creo nena. Ya nos la ha presentado a tu papá y a mí. La chica es muy linda, estoy segura que te encantará, Roxy.
-Si te gusta a ti estoy segura que me gustará a mi -le digo consciente de que es verdad.
-Me siento muy feliz ¿Sabes?, mi hijo mayor feliz, enamorado y trabajando. Y mi nena estudiando, adelantando cursos y becada. ¡Dios me encanta decirlo! -se jacta, mientras mi corazón de encoje. "Eres un monstruo" pronuncia mi inconsciente sentada en mi escritorio negando con la cabeza. Esbozo un gran y sonoro suspiro y continúo:
-Si... eh... me alegra que te alegre, ¿Podrías saludar a papá por mí? Estoy muy cansada como para seguir hablando.
-Si cariño, claro que sí. Él no está ahora, pero le diré. Oh, y recuerda, te amamos -me dice, y yo tengo que morderme el interior de mi mejilla para evitar soltar un sollozo.
-Y yo a ustedes... -musito dando por terminada la llamada. En el segundo que lo hago no pongo resistencia a mis instintos y dejo que las lágrimas que llevo aguantando todo este tiempo salgan a la realidad. Una catarata de estas cae por mis mejillas a la vez que con la almohada tapo mi rostro y mis labios solo para no generar ruido alguno. "Eres un monstruo", se repiten las palabras de mi inconsciente una y otra vez en mi cabeza, "un monstruo", un maldito monstruo que le miente a su familia solo por buscar cumplir sus sueños. Un monstruo que arriesgó todo por hacerlos realidad pero fracaso categóricamente. Paso mis manos por mi cabello y hundo una vez más mi rostro con la almohada, como si escondiéndolo podría lograr que la vergüenza que siento de mí misma se vaya, pero es inútil. El sentimiento de culpa, de fracaso y de desolación sigue aquí, aquí atormentándome y recordándome lo increíblemente egoísta que he sido. Engañar a mis padres de esta manera y jugar con sus sentimientos debe ser una de las peores cosas que alguien podría hacer. Y lo peor de todo es que, aún si quisiera acabar con todo esto no podría, es solo una red de mentira tras mentira, una más grande que la otra. Y ya no sé si pueda soportar esto por más tiempo.
-¿Rox? ¿Rox, estas bien? -escucho a través de la puerta a Maddi. Mierda, lo único que me faltaba.
-Sí -le respondo -solo ve a tu cuarto, o no sé. Solo déjame sola ¿Si? -le respondo tratando de que mi voz suene lo mejor posible, pero fallo en el intento.
-Rox estás llorando, ¡Cómo quieres que te deje sola! Solo dime que sucede -insiste la rubia.
-Maddison... por favor -le pido con la voz ahogada. No quiero desquitar toda mi frustración con ella. No se lo merece. Ella ha sido genial conmigo, y yo últimamente una mierda con ella.
Espero unos segundos a su respuesta, pero lo único que puedo escuchar es mi agitada respiración, sé que me hizo caso y me dejó.
Me quedo en esta posición por unos minutos, con las rodillas dobladas y la mirada perdida, con la almohada en mis manos y la respiración agitada, sin nada en la mente, solo respirando. ¿Cómo le puedes hacer esto a tu propia familia Roxanne? Cierro los ojos decepcionada, y tratando de esquivar una respuesta a esa tormentosa pregunta.
Rendida y en busca de un poco de relajación salgo de la cama y me aproximo a la ventana a respirar un poco, el aire me pega en el rostro y con el delantal que aún no me he sacado me limpio las lágrimas, solo para poder ver el panorama que tengo al frente. La noche luce tranquila desde mi foco visual. Uno que otro taxi por las pistas y un par de chicos fumándose un porro en la acera de enfrente es lo único que diviso.
Me quedo así, recostada en el marco de la ventana con la mirada perdida unos minutos más, hasta que un taxi aparca justo en la puerta del edificio. Me inclino un poco solo para divisar a Jason y Bruce descendiendo de este, vienen a recogernos, bueno mejor dicho a Maddi.
Jason entra de inmediato en el edificio, pero Bruce se queda afuera y le hace unas señas que no logro captar. Luego saca su teléfono y un segundo después el mío suena la melodía de "Centuries" de Fall Out Boy en mi cama. Me aproximo a cogerlo y respondo la llamada.
-Así que ese es tu plan, ¿Estarás toda la noche viendo las calles de Manhattan, en lugar de pasártela bailando conmigo? -es lo primero que pronuncia el castaño del otro lado de la línea. Me acerco a la ventana de nuevo solo para verlo recostado en la puerta del edificio con el teléfono en su oreja.
-Tú ni siquiera sabes bailar -suelto de inmediato.
-Oh, he estado tomando clases Woods -contesta y seguidamente realiza un par de pliés y un pequeño salto a sabiendas de que lo estoy viendo. Inevitablemente suelto una pequeña risa, el chico está haciendo el ridículo, pero sin embargo no deja de hacerlo, da unas vueltas en su órbita y luego simula bailar "vals" con el aire.
-Bailas horrible -bromeo mientras el sigue su acto.
-¿Me darías unas clases, entonces? -pronuncia y levanta el rostro clavando en mí sus enormes ojos celestes, de repente una sonrisa se dibuja en mí. - Te ves hermosa... -me dice en el teléfono sin soltar sus ojos de mí. Mi sonrisa crece de inmediato, Bruce es el tipo más encantador que jamás conocí, y ahora, que me doy cuenta, está empezando a ganarse una parte de mí.
-¡Dame cinco minutos! -le grito por la ventana, obviando nuestra pequeña llamada telefónica y sin detenerme a cortar la línea me dirijo de inmediato al clóset en busca de algo decente para esta noche. Sé que quizá no me lo merezco, merezco estar encerrada lamentándome y llorando todo lo mal que he hecho, pero en honor a la verdad, la proposición de Maddison sobre un polvo esta noche con Bruce fue muy tentadora, y... joder él luce guapo como el infierno.
Así que lo más rápido que puedo me deshago del atuendo de Masa y deslizo en mí un vestido rosa chicle corto con un recatado escote y unos zapatos de taco negro. Aplico máscara de pestañas y un poco de rímel negro en mis ojos, luego un labial rosa pálido y un poco de rubor en mis mejillas.
Me alejo del espejo para observarme por completo y, sin presumir, puedo decir que estoy satisfecha con el resultado, y bueno, no puedo pedir demasiado si tomamos en cuenta que me aliste en tiempo récord.
En fin, salgo de mi cuarto colgándome mi pequeño bolso negro en los hombros y peinando mi rebelde cabello con las manos, cuando diviso a Maddi poniéndose unos tacones blancos a la volada.
-¡Oh por Dios! -chilla cuando me ve -¿Irás? -se abalanza sobre mí.
-Sí, al carajo con el cansancio. Es Aruba's -le digo honesta. La sonrisa de la rubia crece en demasía y con esta, sus chillidos. -Termina de cambiarte, estamos retrasadas -le digo solo para que deje de pegar esos insoportables ruidos y ella asiente. Sale corriendo en busca de no sé qué, y me grita que vaya bajando que Bruce está afuera. Le hago caso y me adelanto, uno porque no quiero toparme con el idiota de Jason, y dos porque esto de bajar por las escaleras cuatro pisos con tacones no es tarea fácil.
En cuanto abro la puerta principal diviso a Bruce a unos cuantos metros fumándose un cigarrillo, luce unos vaqueros negros pegados, una camisa abierta que deja a la vista su perfecto cuerpo y una casaca de cuero negra, luce ardiente como el infierno.
Me acerco sigilosamente a su espalda para sorprenderlo, más fallo en mi intento ya que escucha mis tacones y voltea de inmediato a verme. Aleja el cigarrillo y deja caer su boca, esa expresión, de alguna manera me halaga.
-Te ves increíble - susurra cogiéndome del brazo acortando distancias entre nuestros cuerpos.
-Tú no estás tan mal -le respondo, altanera como siempre. El castaño esboza una sonrisa y pega su frente con la mía.
-¿Por qué serás así Woods? -susurra de nuevo soltando el humo que llevaba conteniendo, esparciéndolo en mi rostro. El olor de la nicotina, su aliento y su perfume es suficiente para llevarme lejos de la 74 y la primera, definitivamente no me equivoqué en aceptar salir esta noche.

THE GROUPIE ➳ HARRY STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora