cute boyfriends [os]

única parte

Harry estaba escondido detrás de la puerta del apartamentos que había comprado con Louis cuando se conocieron y dieron cuenta que tenían una química increíble.

Vio como entraba y dejaba su bolso de clases dirigiéndose a la cocina. Al estar éste distraído lo tomó de la cintura alzándolo sobre su hombro.

—¿Harry? ¡Hazz, eres tú! ¡Bájame ya, Styles! ¡Por favor, se cayeron mis gafas!

El rizado hacia oídos sordos a las palabras de su "amigo", si se lo podía llamar así.

Llevo al azulino hasta la habitación que compartían y lo apoyo en su cama comenzando a hacerle cosquillas.

—H-Harry, espera—. Las constantes carcajada y agitados movimientos evitaban que el menor pudiera crear una frase coherente—. O-Okey, ¡detente ya!

El ojiverde se detuvo con una sonrisa satisfecha en su rostro. Se recostó al lado del azulino quien intentaba regular su respiración.

—Hazzie...

—¿Qué ocurre, Lou?

—¿Podrías traerme mis gafas? No veo nada —terminó con una sonrisa apenada y un leve sonrojo.

—Claro que sí, cariño — el rizado se levantó dejando al castaño con un sonrojo más efusivo. Siempre lo llamaba así pero nunca se acostumbró.

Al regresar, Louis se encontraba sentado en la cama con las piernas cruzadas. Se acercó haciendo que levantara la cabeza. Colocó las gafas y dejó un pequeño beso en su nariz.

Ambos chicos se quedaron mirando, admirando la belleza del otro. Todo el mundo sabía que estos dos se amaban. El mundo entero, menos ellos.

—Q-Quiero besarte... — aquel susurro de palabras causó una sonrisa en el mayor.

—Bésame, Lou.

Sonrió tímidamente, acercandose de manera lenta, colocando sus brazos alrededor de su cuello. Subió el cuerpo de éste encima del suyo pero dejando que apoye su brazo al costado de su cabeza.

El más alto, ya sobre el menor, unió sus labios. Aquel beso esperado, era el mejor de todos porque ambos se dieron cuanta que la persona a la que estaban besando, era la indicada.

Al separarse, estaban preparados para decir las palabras que tanto querían oír.

—Te amo, Hazzie.

—Te amo más, peque.

Y con un fuerte abrazo los dos enamorados se durmieron sonrieron, sabiendo que ese no era el final de su historia.