El Canto del Sinsajo

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El sonido del agua chocando contra la orilla, el olor a sal en el aire, sus manos entrelazadas y sus cuerpos acurrucados sobre la arena, parecía tan irreal que la arena estuviera dándoles un respiro. Acariciaba su trenza preguntándose cuanto más tardaría en acabar la agonía. Esperaba que Haymitch cumpliera su promesa y salvará a su bella dama. Él ya había renunciado a su vida, Katniss tenía por quién luchar, alguien a quién volver, un hogar. Cosas que él había perdido hace mucho tiempo, él solo la tenía a ella.

Los sucesos posteriores a la escena en la playa ocurrieron con demasiada rapidez. El plan de Beete funcionó y el resto del grupo de profesionales fue freído por los rayos del mediodía aunque también se llevó la vida del hombre del 3, que no pudo escapar a tiempo del alcance de la electricidad. Solo quedaban cinco tributos y el tercer quarter quell habría terminado. Chaff seguía oculto en la selva, Finnick y Peeta aún rondaban las inmediaciones del árbol intentando en vano traer de vuelta a Beetee, Johanna, con Katniss ocultas en la selva, apenas pudieron salvarse de quedar en contacto con la playa humeda.

Desde el lugar de las muchachas el espectáculo fue perturbador. Enobaria y Brutus aprovecharon para bajar a la playa y minutos después los truenos alcanzaron el extraño árbol. La mujer del dos gritó y el hombre solo emitió un quejido antes de desplomarse sobre la arena mientras sus cuerpos se calcinaban. Katniss desvió la mirada en el primer momento pero Johanna se quedó petrificada observando el espectáculo que estaban brindándole a Panem.

Para cuando los rayos terminaron, los aerodeslizadores ya habían retirado cada cuerpo y tres estruendos de cañones habían llenado el silencio. Peeta corría hacia donde suponía que estaba Katniss, tenía un presentimiento, uno malo, muy malo. Con la muerte de los profesionales y Beetee, la alianza se había roto y su amada corría peligro al lado de la tributo del 7. Se lanzó al trote sin esperar que Finnick le siguiera, la alianza que había hecho su mentor a costa de ellos también había terminado. Ahora solo eran Katniss y Peeta contra todos.

Johanna se volteó a mirar a la chica en llamas y su rostro se transformó. Una risa oscura brotó de sus labios, tan estridente que los pájaros que estaban cerca levantaron vuelo. La castaña empuñó con fuerza su hacha y le echó una mirada llena de odio a la ojigris.

- Katniss.... Katniss... Katniss, ya somos solo cinco, pronto acabará y... no te lo tomes a mal pero, prefiero vivir si no te molesta- blandió el hacha a solo unos centímetros de la tributo del doce – Quédate quieta y ahórrame el esfuerzo, por favor... aún debo darle caza al trágico amante...

La chica de la Veta empuñó su arco y le acertó una flecha en el brazo hábil de la tributo del 7. Acto seguido, Katniss echó a correr, con dirección al árbol. Debía advertirle a Peeta, el tributo del cuatro podría estar en las mismas con su compañero, con su panadero. Gritaba su nombre una y otra vez sin pensar en que sus nuevos enemigos podían encontrarla con esos gritos. Un estruendo llenó el habitáculo y la hizo detener en seco. Muda, paralizada y con lágrimas asomando en sus ojos temió lo peor e instintivamente tocó su vientre. Si Peeta había muerto al menos les brindaría el espectáculo de la pobre chica embarazada al país. Respiró profundamente y siguió subiendo la cuesta preguntándose cuál sería el próximo sector en encenderse, quién sería el próximo en caer.

No pasó mucho antes de que un nuevo sector iniciara. Unos cuantos metros a la izquierda el ruido de los mutos era claro. Los monos asesinos se dijo Katniss y siguió subiendo guiada por el campo que la separaba del sector en curso. Vio algunos monos, luego a muchos más y se preparó para atacarlos. Si estaban en el último tramo de los juegos, probablemente no hubiera regla que sirviera, los mutos traspasarían sectores y podrían atacarla a ella, como lo estaban haciendo con...

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