Samuel era un niño que estaba al servicio del templo de Dios en Jerusalén, donde ayudaba a un anciano sacerdote llamado Eli.Una noche, cuando los dos estaban ya acostados, samuel oyó un voz que le llamaba:
-¡samuel, samuel!
El niño, creyendo que le llamaba Eli, fue corriendo a su presencia y le dijo:
-aqui estoy, vengo porque me has llamado.
El anciano sacerdote le respondió:
-yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.
Y samuel volvio a su cama, pero otra vez ocurrio lo mismo durante esa noche y otra vez Eli volvio a decir lo mismo a samuel:
-no te he llamado. Ve a acostarte.
Por tercera vez, samuel oyó la misma la misma vez y se presentó e nuevo ante en sacerdote. Eli comprendio entonces que era Dios quien llamaba a samuel y le dijo:
-ve a acostarte y, si te llaman otra vez, contesta 《habla, señor, que te escucho》.
Samuel se acostó, como Elile habia dicho. Y vino Dios y lo llamó:
-¡samuel, samuel!
Y samuel contestó, de nuevo:
-habla, señor, que te escucho.
Y Dios le habló y le dio un mensaje para Eli.
En esta historia dios nos enseña que debemos escuchar su palabra.