Tomó Dios al hombre y lo puso en el paraiso para que lo cultivara y lo guardara
Y le dio esta mandato:-De todos los árboles del paraiso puedes comer. Pero del árbol del bien y del mal no comas, porque el dia que de el comieras morirás.
Pero la seriente, la mas astuta de cuantas bestias del campo hiciera Dios, dijo a la mujer:
-¿Asi que lo ha mandado Dios que no coman de los árboles todos del paraíso?
Y respondio la mujer:
-Del fruto de los árboles del paraiso comemos, pero del fruto del que está en medio del paraiso nos ha dicho Dios:no coman de él, ni lo toquen ni siquiera.
Y dijo la serpiente a la mujer.
-No, no morirán; es que sabe Dios que el día que de el coman se abriran sus ojos y seran como Dios, conocedores del bien y del mal.
Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno para comer, hermoso a la vista y deseable para alcanzar por él la sabiduria, tomó de su fruto y comio y dio también a su marido, que también con ella comió.