Prometí no decirle a nadie más cuándo estaba llorando, aún qué estuviera creando un nuevo mar que no saldría en ningún mapa y que nadie sabría de su existencia ni estudiaría.
Prometí ser más fuerte cuando lo necesitara.
Prometí no confíar tanto en la gente, ni encariñarme tanto, ni tan pronto.
Prometí alejarme de lo que me doliera y me hiciera daño y sufrir.
Pero todas estás cosas y más que prometí no salieron como prometí qué saldrían o que podrían salir.
Nada más que decir.