Capitulo 3

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Pasan las horas y no duermo ni un poco, el tren se detiene y ahí es cuando me doy cuenta que hemos llegado al Capitolio. Me quedo sentado un momento mientras Debbey camina de un lado a otro haciendo los arreglos para que podamos bajar y adentrarnos en donde nos tendrán recluidos antes de llevarnos a la arena.

- ¿Dormiste bien Jack?- Me pregunta Debbey.

- ...- Me quedo callado, pero luego recuerdo que se supone soy el, así que decido voltear mi rostro y dar una sonrisa.- Preferí disfrutar de la vista.

- Deberías dormir un rato mientras se llega el día y los tributos de otros distritos llegan, debes dormir muy bien mientras puedas.- me da un par de palmadas en la espalda para que me levante.

- Lo tomare en cuenta.

Llega Mags y enseguida de ella Clay, salimos del tren y no hay nadie en la estación está realmente solitaria. Bajamos, nos subimos a otro transporte y nos llevan a un edificio donde nos mandan inmediatamente a un piso donde podemos dormir un poco. Tomo el consejo de Debbey e intento dormirme, por suerte lo logro, sin embargo no me dura mucho el gusto pues en unos momentos llegan dos personas extrañas; si se les puede llamar personas, y me llevan a otro lugar.

Me desvisten y empiezan a hacer todo tipo de cosas conmigo, es realmente intimidante hablar detalladamente de lo que hacen con mi cuerpo, parece que no hay morbo pues lo hacen con gusto y hablan de lo que van observando, me quedo serio pero dentro de mi siento que estoy siendo exhibido como un espécimen extraño, siendo como si hubiera sido abducido por extraterrestres y me estuvieran estudiando.

Después de ser totalmente aseado por esas personas, se  marchan dejándome solo en la habitación, me siento y entra una mujer. Empieza a decir cosas y no le presto nada de atención, no me importa lo que tenga que decirme.

- Dunya Bradley .- Me extiende su mano.

- Pa....Jack Aldrich .- Le tomo la mano solo unos momentos y la suelto.

Se retira y no le sigo. Estoy casi desnudo y sería inapropiado seguirle, más si es una mujer, por más extraña que luzca, no significa que esto sea correcto. Las dos personas que se encargaban de mi vuelven y me llevan de nuevo a la habitación donde dormía, me dan un traje, me dicen que debo estar listo en media hora y se marchan. Vaya tipo de personas.

En media hora estoy listo, que vergüenza salir con esto puesto, estoy casi desnudo. Traigo solo un trapo que cubre muy apenas lo que hay de mi torso para abajo. La tela asimila la piel de un pez, creo que quisieron hacerme parecer un lindo sirenito, que imprudencia. Tocan la puerta, y doy el paso es Dunya, Debbey y Clay.

- Pero que bien te luce el traje ¿No crees? - Dice Dunya.

- Pues...- Debbey me mira de arriba abajo y se muerde despistadamente el labio- le hace mucho juego con sus ojos azules y el color de piel.

- Creo que más que "tritón" parece un sirenito jajaja - Comento Clay.

Me quedo callado, fijando mi vista en los tres, cuando Mags rompe el silencio de la habitación entrando.

- Estoy lista.

Los cuatro volteamos a verla, está realmente hermosa. Luce un traje que la hace verse como toda una diosa de las olas, un vestido largo azul que trae encima una tela brillosa que reacciona a cualquier movimiento que haga, el maquillaje de sus ojos es algo exagerado pero resalta lo tierna que es y lo indefensa, pero hay algo que la hace ver más mujer que niña, y es el gran escote que trae su vestido, supongo que está bien, al menos no la mandaron semidesnuda como a mí.

Los séptimos juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora