Jack.
¿Qué rayos estaba pensando en traer a la humana a mi casa? ¡Por dios! Esto y encontrar a esos malditos cachorros me iba a dar muchos dolores de cabeza. Aunque tenía que admitir que era muy atractiva, súper sexy y valiente. Ella nunca tuvo oportunidad contra esos cachorros, pero así todo, duro más en pie que cualquier humano promedio.
Era bajita, pequeña, morena y con unos enormes ojos avellana. Su cuerpo estaba lleno de curvas en las que había pensado en varios momentos perderme. Tenía cabello castaño y lacio hasta la cintura, el cual me tentaba tocarlo y acariciarlo para confirmar si era tan suave como se veía.
¡Basta Jack, no vayas por ahí, es una humana y hay reglas!
Esta mujer estaba hecha para enloquecer a los hombres y ni siquiera se daba cuenta del poder que tenía. No sabia si era esa vulnerabilidad que la rodeaba lo que más me había atraído al verla allí en el suelo y haberla traído a mi casa, cuando iba en contra de las reglas y de todo lo que pensaba sobre los humanos. Pero solo basto una mirada, una sola, para que mi instinto protector quisiera lanzarse a matar a todo aquel que la hiciera derramar una lagrima.
No había dormido bien, pensando si había hecho lo correcto trayéndola conmigo. Lo que tenía que hacer era encontrar a esos cachorros y luego ella podría volver a su casa.
La imagen de su rostro cuando vio que habían destrozado su casa se grabo en mi mente y mi corazón se volvió a estrujar ¿Qué me estaba pasando? Lo más seguro es que me estaba ablandando y eso no podía pasar. Era el alfa y debía poner siempre a mi manada primero, no mi maldito corazón. Nada salía bien cuando me dejaba llevar por mis sentimientos.
El ruido de pisadas llamo mi atención y al darme vuelta, me quede sin aliento. Ella bajaba las escaleras con una hermosa sonrisa, los cabellos revueltos y en un camisón azul que parecía más una camiseta que otra cosa, amoldándose perfectamente a sus curvas y dándome una visión de sus hermosas y sexys piernas morenas. Era una diosa caminante y se dirigía hacia mí. Yo quede petrificado con la boca abierta y reseca. Mi corazón latió desbocado, como si quisiera salirse de mi pecho y saltar al de ella, al igual que otra parte intima, que había estado dormida por un largo tiempo, hasta hoy.
Esta mujer estaba provocando estragos en mi cuerpo y no entendía el porqué, todavía faltaba para esa época y había estado en contacto con otras mujeres, pero ninguna me provocaba el caos que ella provocaba con solo sonreírme joder.
-Buenos días -dijo sonriente y ajena a lo que me estaba sucediendo.
Se acercó a mí y su olor a vainilla hizo que mi polla quisiera saltar de mis pantalones. Me planto dos besos, uno en cada mejilla y se alejo.
-¿Puedo servirme café?
Yo seguía en una neblina de excitación, como si volviera a ser un maldito cachorro hormonal. Esto no podía pasar, yo estaba atado, ya tenía una compañera, una traidora y cruel compañera.
- ¿Jack? -dijo, chasqueando sus dedos, en frente de mis ojos.
-Em, si, perdón ¿Que decías muchacha?-dije confundido.
-El café ¿puedo? Y dime Rose.
-Si sírvete.
Ella me dirigió una amplia sonrisa -Gracias
Cuando tomo un sorbo, un gemido salió de ella y tuve que agarrarme de la mesada fuertemente para no saltar sobre ella. Tenía que salir y correr unos kilómetros, eso siempre me calmaba y me dejaba exhausto. Me dirigía hasta la salida cuando ella hablo de nuevo - ¿te vas?
- Si, volveré en cuanto pueda. No le abras la puerta a nadie y no salgas.
Ella rodo los ojos, lo cual me hizo querer tirarla sobre mis rodillas y darle una nalgada, con lo cual mi polla estuvo de acuerdo.
-¿Entendido?
Ella hizo un gesto militar que me saco una sonrisa seguido de un - ¡Si, capitán!
Rose
Estaba sola, en una gran casa y no podía salir ¡Genial! Subí a mi habitación, me di un baño en la bañera. Me cambie por unos Jeans apretados, botas altas hasta la rodilla y una camisa roja.
Me miré en el espejo y sonreí. En las últimas veinticuatro horas mi vida dio un giro y algo me decía que esto era solo el comienzo.
Tenía que agradecerle a Jack por protegerme y no se me ocurrió mejor forma que cocinar el almuerzo. Era muy buena en la cocina, desde chica me había apasionado y mi madre me había mandado a cursos para hacerme feliz.
Una lágrima cayó por mi mejilla al recordarla, ella había muerto hace pocos días, de cáncer y todavía era algo que me costaba superar.
Baje a la enorme cocina y empecé a buscar lo que necesitaba. Acá había comida como para alimentar un regimiento. Decidí cocinar un pollo al horno con verduras y papás doradas y una tarta de frutillas, pero después encontré moldes para cupcakes y sonreí. Podría hacer unos cuantos para la tarde y así de paso mantenerme ocupada.
Perdí la noción del tiempo, hasta que sentí la puerta de la entrada abriéndose. Sonreí para mis adentros, ya tenía la tarta y los cupcakes listo y decorados, solo faltaba meter la bandeja con el pollo y papas al horno.
-Mierda viejo, no sabia que se te daba por cocinar, eso huele increíble.
Me tense, ese no era Jack, era otra persona. Busque algo para defenderme y agarre el cuchillo jamonero. Cuando el hombre misterioso hizo su aparición me quede muda, era guapísimo y parecido a Jack, pero con unos años menos. El también se quedo mudo cuando me vio.
-Aléjate de mi, si en algún momento se te ocurre atacarme, te clavare este cuchillo en tu maldito corazón ¿me has entendido? -dije lo más segura que pude, aunque después de lo de anoche estaba muerta de miedo.
Estaba sorprendido y una carcajada salió de el- por dios mujer baja ese cuchillo, yo no le hago daño a las mujeres, sean de la raza que sean.
Sus ojos eran sinceros y del mismo color de su padre ¿Qué estaba diciendo? Era imposible que sea el hijo de Jack, al menos que lo haya tenido a muy corta edad.
-Enserio mujer, puedo oler tu miedo y tu ira desde aquí. ¿Qué haces en la casa de mi padre?- dijo enarcando una ceja.
¡Por dios el si era su hijo! Baje el cuchillo pero lo mantuve cerca por las dudas y con un suspiro cansado dije - es una larga historia.
El me sonrió y se apoyo con seguridad en la pared –entonces es tu día de suerte, tengo todo el tiempo del mundo.
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Seduciendo a la Luna ©
Werewolf"Oculto entre las sombras del día y los reflejos de tu luz, por las noches estaré junto a ti, hasta que la muerte me lo permita y a pesar de mi destino de lobo solitario". Jack Bauer es el alfa de su manada. Después de la traición de su compañera ya...