Pez

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Aún recuerdo cuando quería un pez; o un hermanito, lo que llegara primero. Así, cuando cumplí cuatro, mi papá me regaló un pez dorado. Se llamaba Pez, pero a mi mamá no le gustaban ni el animal ni el nombre, así que para contentarla un poco se lo cambiamos a Gandhi.  ("Como la librería, ¿verdad, mamá?). Era un bonito adorno con la terrible costumbre de comer. ¿Pero yo cómo iba a recordar alimentarlo si él no decía nada? Pues Gandhi se murió de hambre, y como yo seguía sin hermanito, mis papás me dieron otro pez. Se llamaba Gandhi 2.

Decidida a no dejar morir a éste, el primer día vacié cuidadosamente todo el contenido del botecito de alimento en la pecera, para luego percatarme de mi error: también existe la obesidad mórbida. Así que lo saqué a pasear. Gandhi 2 no duró ni dos días.

Entonces me dijeron que iba a tener un hermanito.

...

Siete años después, mi hermano llegó con la idea de "adoptar" un pez. Mi mamá se opuso rotundamente, pero como siempre, mi papá se levantó temprano un sábado y regresó con tamales y dos peces. Mi hermano le puso Gandhi 3 al suyo, y yo decidí llamar Lennon al oro. Al parecer Gandhi reencarnó en Gandhi 3, que resultó ser obeso. Lennon era un pez chiquito, me preocupaba que no crecía, sobre todo porque en dos semanas Gandhi 3 había crecido desmesuradamente. Los dos peces vivieron (aparentemente) felices tres meses, hasta que un día Lennon desapareció. Mi hermano lo negará por siempre, pero yo sé que Gandhi se comió a Lennon.

Pedí otro pez, esta vez más grande para que nadie se lo comiera.

Entonces nos enteramos de que íbamos a tener una hermanita.


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