Capítulo 4

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Es el primer capítulo tan... explícito que escribo... Espero les guste y pos... ¡Jo! Qué momento. Siento la demora en subir, pero espero que haya valido la pena.

Mamá, no leas esto... POR FAVOR te lo ruego. Y si lo lees, no lo cuentes en la próxima cena familiar. D:

ALERTA, EL CAPÍTULO POSEE CONTENIDO ADULTO.

—¡La protección! —dice Owen, exaltándose y haciéndose a un lado, rompiendo uno de nuestros tantos besos

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—¡La protección! —dice Owen, exaltándose y haciéndose a un lado, rompiendo uno de nuestros tantos besos.

—Uh, eso estaba por preguntarte —mi voz no es más que una mezcla de susurros y jadeos—. ¿Tienes, no? —me ruborizo. ¡Cielos! ¿Después de todo me ruborizo? ¿Ahora decide volver la Emma normal? De pronto siento más miedo, más vergüenza, intimidada por la situación.

¡Joder!

Aún yo sigo con ropa, no demasiada, igual que él.

Owen está paralizado pensando, ¿acaso no trajo condones? Bueno, yo tampoco... Sale disparado de la habitación en paños menores, dejándome acostada sobre las sábanas. Genial, simplemente estupendo. ¿Ahora qué?

Aprovecho su huida para ir al baño y pasarme agua por los brazos, cuello, cara y piernas, necesitando cambiar un poco la sensación que habita ahora en mí. Miro en el espejo a una Emma con el pelo revuelto, mirada atenta... con un brillo en sus pupilas. Al acercarme, encuentro que, oficialmente, mis ojos están brillando en un color ámbar, unos tonos más claros que el mío.

Me aparto rápidamente de mi reflejo mirándome con horror. ¡¿Qué rayos?! Salgo de allí en cuestión de segundos y me tiró sobre la cama, sin saber realmente qué hacer.

Owen se acerca con un paquete entre las manos y le miro levantando las cejas. ¿Cómo decirle que ya no sé cómo seguir? Eh, bueno, ya debió haber escuchado eso. Él hace caso omiso y se sienta conmigo, a mi lado. Su mirar es tan intenso que pensar claramente es el trabajo más costoso del universo, más habiendo estado tan cerca... Oh, mierda, ¡mis ojos!

Corro la mirada rápidamente de Owen y tapo mi cara con el pelo. No quiero que me vea así. ¿Así cómo? Pues, no sé qué significa "así", pero dudo que sea algo positivo, más cuando veo de reojo como frunce el ceño, dándole a su semblante un deje de tristeza...

Dejando el paquete detrás de él sus brazos intentan rodearme, pero yo salgo de su abrazo antes de que comience, antes de que me haga llorar. ¿Por qué soy tan estúpida? ¿Acaso no es algo obvio? ¿Acaso nosotros dos no corremos la misma suerte —o peor— de Aeraki y Hunter? Yo no hago más que complicarle la existencia a Owen, por mi culpa podrían arrancarle sus alas, o mucho más: asesinarle, mandarlo al infierno, condenarle por siempre; y todo eso por mi maldita culpa. ¿Qué puede ganar él estando conmigo, una mutación entre dos especies que está teniendo cambios que podrían llevarle a colapsar?

—No te merezco —suelto con la voz apagada y sin mirarle—. No soy lo que mereces, Owen. No tienes por qué limitarte a estar conmigo, a quererme, a pasar por todo esto ni estar aquí encerrado. Mereces alguien más, que no te meta en problemas —me quiebro—, no pongas en riesgo tu vida por estar conmigo.

Alas de cristal [LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora