EMMA
Owen y yo, finalmente, salimos del escondite, a pesar de la negación de Steven y del sermón que nos comenzó a desatar en nuestras narices. Y sé que él tiene razón, en realidad. Es un día hermoso, y se puede apreciar a simple vista. Hace tanto que no sentía el calor de los rayos del sol impactando en mi piel, ni la suave brisa despeinando mi pelo ondulado, dándole un aspecto un poco más salvaje.
Me he puesto una remera que tapa las marcas de mi piel, que cubre mis hombros para no ser vista. Con ese tema estoy realmente confundida... Ayer no las tenía; de hecho, ayer comenzó a cambiar todo... Mis ojos a ámbar, mis ojos a azules... Los símbolos, los poderes, las emociones...
Sé que tengo tendencia a ser demonio porque incluso las emociones humanas suelen estar más cercanas a ellos, si hablamos de impulsos y de estar sobrepasados. Si no puedo controlarme, podría caer en esa trampa. ¿Y para tener tendencia a ser un ángel? Supongo que es mantener la calma, respirar y ver cómo solucionar las cosas sin caer en una rabieta. Al menos, eso es un resumen. Pero, ¿cómo podré mantener el equilibrio entre ambas partes? Es casi como pedir juntar norte con sur, algo contrario, algo imposible.
La mano de Owen me sujeta fuertemente al dar los primeros pasos hacia la luz. A mi al rededor, puedo divisar sierras cubiertas de plantas y rocas, la vegetación es abundante y sirve para distraer a las miradas curiosas del refugio. Un lago pasa silencioso muy cerca de nuestro escondite, de ahí seguro viene el agua para el baño, y, más a lo lejos, un bosque se extiende, denso y verde. Siento que me tambaleo pero Owen me sostiene, yo le miro agradecida y, con entusiasmo, lo llevo hacia la orilla de la laguna, agachándome para tocar la fresca agua.
-¿Sabes? -me dice Owen, en sus ojos brilla la picardía-, creo que hace mucho calor, ¿no lo crees?
Lo pienso un poco.
-Uh... ¿Sí? -Owen asiente sonriendo incluso más y yo noto que algo trama-. Owen no me gusta esa actitud...
-¿Qué actitud? Sólo estoy viendo a mi hermosa novia -una de sus comisuras se levanta. Su sonrisa de problemas... ¿No estará pensando en...?
Owen se levanta antes que yo, de una forma demasiado ágil para ser buena, y me toma de las caderas, subiéndome a su hombro derecho. Yo pataleo y le grito, pero eso sólo aumenta su actitud pedante de yo-tengo-el-poder-y-no-puedes-liberarte, y su risa divertida que tanto adoro escuchar, a pesar de todo. ¡Vamos, pensé que habíamos superado este tipo de bromas! Para mi sorpresa, él no me arroja al lago, sino que entra a él muy despacio, haciendo que el agua me roce un poquito más con cada paso, pero de forma muy lenta, casi agonizante.
Una vez que él ya se ha adentrado lo suficiente, yo vuelo por los aires -con ropa incluida-, aterrizando en el agua helada.
Nado hacia él y me aferro a su cuerpo, intentando hundirlo. Al lograrlo, él me toma del brazo y me lleva hacia la profundidad del agua. Siento algo rozándome los labios, me quedo quieta... ¿Habrá sido un pez?, pienso por un segundo. No, eso no podría ser posible. Así no se sienten los peces... Los labios de Owen me vuelven a rozar. ¡Me está dando un beso abajo del agua! Respondo con seguridad, intentando controlar mi necesidad de respirar aire fresco. Llegamos a la superficie y ambos nos reímos. Le tiro agua en la cara, él se mete para ocultarse de mi visión y termina por tomarme de las piernas. Nos abrazamos en el agua, sintiendo cómo nuestros cuerpos parecen amoldarse a la perfección.
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Alas de cristal [LIBRO 2]
Fantasi¿Cómo es posible que todo cambie de forma tan drástica? ¿Será que ella, desde su creación, estuvo destinada para ir hacia tal rumbo? Emma ya no es la chica que era antes: la verdad se ha liberado de sus ataduras para cambiar todo. Su naturaleza de á...