La estantería

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Melis

Bruno, no era Burn...ni nada por el estilo se llama Bruno. Se ha hecho el tonto haciéndonos creer que no hablaba que parecía un monstruo. Y yo me pregunto cómo es que no me he librado de él todavía, podía haber aprovechado para escapar con Anne pero no lo hice.

"¿Qué habéis hecho allí arriba?" Pregunta Anne.

"Me curó la herida de mi cabeza."

"¿Te duele?"

"No."

"Estás un poco fea hoy." Contesta Anne de repente.

"¿Y eso? ¿A qué viene?"

"Pues que no se...estás como enfadada, triste y estás fea." Repite.

"Gracias por ser tan directa conmigo."

Estoy pensando la manera de salir de aquí pero es cierto que quiero saber más de nuestro secuestrador...tendrá una familia o alguien que se encargue de él. Si como me ha dicho lo repudiaron hace años como consigue sobrevivir aquí, alimentándose y consiguiendo ropa.

Recuerdo estando arriba que tenía cocina y un cuarto, pero ¿es que nadie viene a este lugar, no saben de la existencia de esta casa? Escucho el ruido de una puerta.

"Se ha ido. Irá a por comida."

Noto que esta vez las cadenas no están fuertes, ha debido olvidar apretarlas. Durante unos minutos intento deshacerme de ellas hasta que por fin una cae al suelo.

"¿Qué haces?" Pregunta Anne.

"Intentar que huyamos, si consigo liberarme de la otra te liberare a ti."

"Corre, date prisa antes de que vuelva."

"Lo intento Anne, lo intento."

Si, conseguí quitarme la otra. Me dirijo deprisa hacia ella. Date la vuelta, así no puedo verlas.

Anne me da la espalda.

"Están muy duras no podré separarlas con las manos. Espera, subiré a por algo para hacer palanca." Le comento.

Como imaginaba la puerta del sótano estaba abierta.

Giro el pomo lentamente...y sacó la cabeza con cuidado para comprobar que no hay nadie en la casa.

Una vez fuera entro en la cocina pero no encuentro nada, solo una cuchara algunos platos y un cuchillo. Encuentro un rodillo detrás de la nevera estropeada y miro por la ventana esperando no hallar rastro de Bruno.

Me dirijo al sótano con el rodillo pero antes de entrar me detengo en la habitación. Horas antes había estado sobre esa cama, y si mal no recuerdo hubo algo que me llamó la atención en la estantería. Toco varios lomos de libro con mis dedos mientras que con la otra mano agarro con fuerza el rodillo.

"Aquí está."

Es el pequeño álbum que vi antes. Lo cojo, me dirijo de espaldas hacia la cama pero me siento sobre algo duro. Suelto un momento el rodillo de madera para quitarme el objeto sobre el que me he sentado y el álbum se me cae.

Es su máscara. La mitad de ella. Eso significaba que esté donde esté se ha ido sin ella. Hay un par de muñecos pequeños sobre una mesa de noche. En el calendario de la pared tiene marcados todos los días trece de cada mes. Ya no se si todo esto me da miedo o curiosidad.

No debe de retrasarse mucho más.

Abro el álbum.

En las dos primeras páginas aparece una pareja recién casada. Ella está sentada en un sillón parece embarazada y él la mira feliz. Luego en la siguiente página aparece un coche, ellos están dentro. Llevan las maletas en la parte superior del automóvil. Al lado de la foto hay otra más pequeña de una casa. Paso la hoja y lo que veo a continuación me pone los pelos de punta.

Esa cocina... me levanto dejando el rodillo sobre la colcha. Es igual a la de este sitio. En la siguiente página sale el sótano.

"¡Oh Dios mío! Es esta casa. ¿Qué está pasando aquí?"

No puedo parar de ver el álbum necesito más respuesta. Hay varias fotos arrancadas por la mitad. Tienen ya el bebé pero sin embargo no hay ni rastro de felicidad en sus caras. Bruno debe de ser su hijo. Es lo único que se me ocurre.

"No lo entiendo, ¿qué es todo esto? Me pregunto en voz alta.

Algo me desconcentra. Una sensación de miedo y temor. Mierda. El rodillo....Un escalofrío recorre mi nuca.

Me giro...muy poco a poco...Bruno...

"¿DARCY?"

Me tapa la boca y me ata a la cama.

"Bruno, no Darcy, Bruno." Me dice al cabo de unos minutos.

Pero eso no puede ser, la mitad de la cara que está desprotegida es igual a la del chico francés. Y la foto del bebé...su madre tenía una en el monedero cuando nos enseñó la otra. ¿Qué sucede aquí?

"¡Desátame, por favor!"

"Has estado hurgando en mis cosas."

"Buscaba algo para rescatar a Anne, por favor Darcy déjanos ir, nunca se lo diré a Claudia. Suéltanos."

"¡NO-SOY-DARCY!"

"Si no eres Darcy te pareces mucho a él." Le digo con firmeza mirándole a la cara.

En ese momento su semblante cambia. Ha bajado la mirada pero aprieta un puño.

"Soy Bruno."

"Déjame ver tu rostro completo."

"¡NO!" Grita.

"No me das miedo." No se cómo reaccionará a eso. "Al menos deja que le escriba a mis amigos, para que sepan que estoy bien." Digo con un tono más calmado.

"Ya les he avisado de eso."

"¿Cómo?"

"He salido para avisar a tus...amigos de que estás bien."

"Gracias."

Se dirige a la cocina. No puedo ver que hace porque casi no puedo girar el cuello por la posición en la que estoy.

Regresa con un plato y un sandwich.

"Te quitaré esto, pero no te soltaré las de los pies."

Me siento en la cama como puedo, y aunque no me gusta su compañía algo me hace darle un bocado al sandwich, quizás es por hambre, quizás quiero intentar conocer a este tipo y encontrar la razón de por qué es idéntico a Darcy.

Se sienta junto a mí. Se pasa las manos por el pelo y se inclina hacia el lado contrario de la cama. No es un hombre de cromañón eso está claro. Es un tio normal, con un carácter que da asco pero que al mismo tiempo desprende misterio.

Me fijo más detenidamente en él. Sus manos son perfectas, grandes y fuertes. El pelo oscuro, muy oscuro. Tiene buena figura, ni gordo ni delgado. Podría ser una persona normal, cualquiera de las que se ven por la calle, pero es esa máscara...

Entonces se gira hacia mí. Me sorprende mirándolo y noto que una miga de pan se me va por otro lado. Toso.

"¿Quieres que me la quite?" Pregunta.

"Si..."

Se lleva las manos a la nuca y comienza a desatar el nudo. La máscara cae al suelo. De prontro todo va muy lento. Se gira y por primera vez en días estamos frente a frente.



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