Era una mañana cálida de primavera, los primeros rayos del sol entraban por la ventana. Se oyó una voz gruesa susurrando desde la puerta - Whitney, hija... Despierta -
El Sr. Young se sentó a un lado y comenzó a acariciar la cara de su hija. Ella se acomodó un poco y de inmediato, llevó su mirada a los ojos de su padre- Que quieres? - respondió malhumorada
- Hija, quiero...-
No terminó la frase por temor a los argumentos que su hija tenia preparados para el momento en que le pidiera disculpas por lo sucedido la noche anterior- No trates de reparar una porcelana con cinta adhesiva y pegamento barato. Sabes lo que sucedió, sé lo que vi y no tiene caso lo que digas, no trates de convencerme por que no llegarás a ningún lado - replicó fuertemente. Dicho esto, tomó sus cosas dispuesta a prepararse para asistir a clases como de costumbre. Al terminar, puso en su mochila los libros que necesitaba, una libreta de dibujo y dos libros adicionales para leer. Camino a la puerta se detuvo y tomó rumbo a la cocina para sacar una botella de agua mineral, nuevamente su padre intento hablar de buena manera con ella, esta vez invitándola a desayunar
- Whitney... Sientate a mi lado por favor -
- No tengo hambre, déjame en paz. No pienso cambiar de opinión -El padre de la chica desconocía la razón de su mal humor y de sus actitudes poco amistosas que ya se habían vuelto habituales, al momento fue sacado de sus pensamientos por el fuerte portazo que le proporcionó su hija por sentirse decepcionada de el hombre que se suponía debía ser su héroe y no su enemigo.
En el camino, Whitney siempre tomaba una ruta secreta: un pequeño bosque con un lago hermoso. Esta ruta aparte de ser la mas desolada, era la más rápida para llegar a la escuela sin retardo. Todos los días seguía la misma rutina para mantener su mente ocupada y olvidar sus problemas, pero este no era un día cualquiera, sentia una gran decepción por su padre.
El reloj corrió y se le hizo tarde para ir a clases, así que decidió sentarse bajo un árbol cerca al lago y pensar, no soportó la presión en el pecho y de inmediato liberó sus dolencias dejando caer sus lágrimas y se dejó consolar por la soledad y la belleza del paisaje a su alrededor, dándole así una nueva inspiración para dibujar y desahogarse.
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Dominic & Whitney
Short Story- [...] Y estando juntos, sentados a la orilla del lago, se tomaron de las manos, se dejaron abrazar por el brillo de la luna y se cobijaron bajo las estrellas. Dominic le besó los labios una vez más. Whitney murmuró "¿Que le pedirás a la luna esta...