Capitulo 2

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Henry, mi padre, siempre fue una entidad ajena a mi vida y cuando apareció, intento compensar su ausencia con mi cuidado.

Desde un inicio nuestra relación fue complicada, siempre afectada por la distancia, y por ello luego de mi graduación de la secundaria insistió en llevarme a estudiar cerca de él.

La Universidad era costosa y sin su ayuda, mis opciones eran limitadas. Así de pronto me encontraba estudiando lejos de casa, en un nuevo paraje que me resultaba deslumbrante, un lugar lleno de vicios, de cultura y extravagancias, con horarios sin límites y personas sin rumbo.

Es raro inducirlo pero fue ahí donde encontré a Rachel.

Ocurrió en una fiesta, desafortunadamente no era otro invitado más. Era un mesero. A pesar del apoyo exagerado de Henry, mi orgullo y moral me obligaron a buscar empleo. Trabajaba para un Servicio organizador de Eventos, el sueldo era básico pero engordaba con horas extras, sin contar la buena presencia, bebida y comida gratis.

Era un trabajo decente, además nunca se descartaba la posibilidad de conocer alguna señorita.

Aquella noche no era mi turno, pero necesitaba el dinero. Era el encargado de llevar las bebidas de mesa en mesa.

La celebración no dejaba mucho que decir. Era evidente que se trataba de un evento de clase, sin embargo no dejaba de ser otras noches donde los extraños pretenden ser cercanos, hay lágrimas y risas, bebidas refinas y menú de alta cocina.

En pleno apogeo, había decidí escabullirme para dedicarme a fumar. Era mi quinto tabaco y la noche se tornaba larga. Tenía clases a primera hora y empezaba adormecerme, sentado en uno de los retretes de baño.

Entonces la puerta se azoto y dos personas entraron, el lugar se encontraba vacío o así lo creyeron y empezaron una ligera conversación, que luego colapso en un intenso silencio: se besaban, con ardua pasión y delirio.

Basto entreabrir la puerta del cubículo para observar el acontecimiento. ¡Fue excitante!

Había una mujer con la cabellera despeinada, cuyo rostro se encontraba corrompido por lágrimas que salpicaban su maquillaje. Era muy joven y hermosa, aun con su rostro estropeado. La vi y de inmediato sentí lastima. Su acompañante era un individuo de cabello cano. Él la sostenía apoyándola hacia la pared, recostando su cuerpo sobre el de ella, entonces ella lo aparto y empezaron a discutir. Sus reflejos se observaban a través de los espejos y sin esfuerzo pude ver y escucharlo todo.

- ¿Cómo puedes traerme aquí, estando tu esposa fuera?- Refuto ella con un nudo en la garganta.

- Princesa, no pienses en eso ahora - Respondió el hombre - Este es nuestro momento, solo tú y yo sin máscaras, sin mentiras, sin farsas.

<< Él sabía cómo manejarla, sin duda >>

- Mario, ¿Cómo puedes decir eso? - Añadió enfurecida - Esta es la mayor farsa que puede existir. Lo nuestro solo tiene cabida entre segundos y escapes, cuando no estas con tus hijas o cuando tu esposa no te ve.

- Amor, pero ¿Qué quieres que haga? - Contesto él con un tono desafiante - Acaso el divorcio no es suficiente. Hago todo para que te sientas bien. Destruí mi familia por ti. Casi pierdo mi trabajo por ti. - Volvió a repetir, impetuoso - ¿Qué quieres que haga?

- ¡No es así! ¡No es así! - Se mantenía ella - Si ya no es más tu esposa ¿Por qué la traes contigo? ¿Por qué aquí, a la fiesta de mi hermano? ¿Por qué? - Entonces se cortó su voz y rompió a llorar.

- ¡Lo hago por nosotros! - Añadió sínicamente - Si tu padre llega a enterarse de nuestro romance, te alejaría de mí - Hizo una pausa y continuo - Mónica, mi ex esposa, solo es parte de la mentira para encubrir mi amor por ti.

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⏰ Última actualización: Oct 05, 2015 ⏰

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