Parte 3: Las cosas cambiaran.

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-¡Llévenla a emergencias!- exclamo una voz gruesa y alarmada.

-Estarás bien...- me dijo un hombre mirando luego a otras personas que me rodeaban. "¿Doctores?" pensé.

Me desperté aturdida y con una máquina conectada a mi brazo, me daban una transfusión de sangre.

-¡Ay Danielle!- Mi tía corrió hacia mí y me abrazó dándome besos en la frente con fuerza. - Estarás bien cariño, ¡superaremos esto!- me dijo entre llanto.

-¿Esto?- repetí confusa-

Mi tía desvió la mirada apenada. De momento un doctor entró al cuarto y le pidió a mi tía que saliera.

-Señorita Johns, lamento informarle que usted ha sido víctima de abuso sexual e intento de asesinato. La policía aun busca al culpable...- después de una corta pausa- Tuvo mucha suerte de que su amigo la haya encontrado, de lo contrario no estaría aquí...

-¿Mi amigo?- repetí confusa ignorando lo que me dijo-

-Si... un tal... Woods...- dijo mirándome- Lo conoce, ¿Verdad?-.

-Ah... si- dije finjiendo conocer a ese tal "amigo".

Luego de un rato el doctor se fue despidiéndose de mi- Espero que se recupere pronto...- dijo alejándose.

Esa noche me levante de la camilla con dolor y pude observar mi abdomen en vendado con algunas manchas de sangre- Dios!- dije llorando en silencio.

Pasé los días en el hospital acompañada por mi tía, mi "hermanito" y mis mejores amigos que me visitaban todos los días, pero pasaba la noche sola; Mi único consuelo era un ramo de rosas negras con una nota que alguien dejaba cada noche. La nota era siempre la misma, en ella yacían las palabras:

"Renacerás algún día, como yo lo hice...-firma W".

Me dieron de alta unas semanas después, pocas personas notaron mi ausencia tanto en el instituto como en el vecindario, claro a excepción de mi tía y mis mejores amigos.

Mi casa estaba igual a como la deje aquella noche, solo una cosa era diferente, mi cuarto... era ahora el de alguien más, lo que significaba que debía dormir en el ático. Estuve unas horas acomodando mis cosas hasta que encontré ropa que nunca había usado: unos jeans negros, zapatillas converse negras, una camisa negra con detalles violetas y rojos y la campera violeta que me había comprado hace tiempo atrás. Me vestí con esa ropa y baje para irme.

-¡Iré con los chicos!- avisé antes de irme.

-Okay pero...- me detuvo mi tía abrazándome- ten mucho cuidado Danielle- dijo despidiéndose con un beso.

- Lo tendré- dije sonriendo.

En el bosque, en el lugar de siempre me reuní con los chicos y pase una de las mejores de las tardes.

-¡Oye dani!- me dijo Sam para que habláramos en privado. - Ten... Es para ti- dijo entregándome un paquete.

-Gracias Sam...- dije abriendo ese extraño regalo encontrando una hermosa navaja de filo negro con mi nombre tallado en el mango- Es genial Sam.... Pero no hac-...-me interrumpió con una risa.

-Tranquila Dani....- reímos y pasamos una tarde genial junto a los demás disfrutando de nuestro tiempo libre.

De camino a casa visualicé a mi padre en la puerta de mi casa buscándome.

-Hola papá- dije acercándome a él.

- ¿¡EN DÓNDE ESTABAS!? ¿NO VES LO TARDE QUE ES?- gritaba jalándome adentro de la casa.

-Estaba con mis ami-....- intenté responder pero fui interrumpida por un golpe en la cabeza.

-¡TE DIJE QUE LLEGARAS TEMPRANO!- grito a mi oído.

Callada lo mire con rabia y lo insulte- ¡BASTARDO!- le grite mirándolo a los ojos desafiante.

Con ira se lanzó contra mí, he intento golpearme, logre soltarme de él con suerte golpeándolo en la boca del estómago, dejándolo sin aire aprovechando la oportunidad para escapar hacia mi cuarto.

Subí por las escaleras, desesperada, corriendo como nunca antes lo había hecho... al entrar intente atrancar la puerta, saque mi nueva navaja y me escondí bajo la cama...

-Danielle...Ven...Hablemos...- decía mi padre riendo de forma extraña.- Se que estas aquí- dijo moviendo la perilla de mi puerta y abriéndola lentamente, riendo me miró- Te he dicho Danielle que no debes jugar bajo la cama...me sorprendí al ver que fue capaz de encontrarme y me paralicé del miedo dejando que me sacara de mi escondite.

Intenté resistirme, pero era inútil, no podía de él, sentí sangre deslizándose por mi cabeza hasta llegar a mis labios. La adrenalina en mí era increíble, lo último de cordura en mí murió al saborear esa sangre... No pude evitarlo... Fue muy rápido pero en mi mente fueron horas.

Apreté mi navaja con furia y odio y se la clave en su garganta, ahogándolo en su propia sangre, con todas mis fuerzas deslicé la navaja hasta llegar a su pecho, clavándosela con más fuerza. Admito que disfruté cada segundo.

-Esto... Esto es por todo maldito...- le dije con furia antes de que diera su último suspiro.

Me quedé sentada en un rincón pensando en lo que había hecho y en lo que era capaz de hacer y por alguna razón ya no sentía miedo, solo sentía satisfacción.

-Lo lamento tanto...-dije entre lagrimas dejando una rosa sobre el pecho del que alguna vez fue mi padre.

Reuní en una mochila ropa y cosas de importancia para mí. Tras limpiar la sangre de mi ropa deje una nota de despida en sobre mi cama.

Antes de desaparecer solo me quede mirando una mis tantas fotos favoritas con mis padres de la sala, cuando éramos felices... Y luego me fui por la puerta trasera.

-¿Vas a alguna parte?- dijo una voz cercana a mí. Me volteé mirando para todos lados, hasta ver a alguien a lo lejos, parecía ser un muchacho encapuchado de sudadera blanca y con un cuchillo en una mano y un ramo de rosas negras en la otra.

-¡¿Qué te importa?!- respondí agresiva.

Me miró fijamente y después de un corto silencio de miradas habló devuelta.

-Digamos que me pareces interesante...-dijo acercándose a mí.

-¿Interesante?- repetí confusa.

-Si... Veras, tengo mis motivos para estarlo- se me paró de frente y comenzó a mirarme intensamente.

Lo miré detalladamente, observé su rostro sorprendida "No puede ser..." dije en mis pensamientos.

-Si no me falla la memoria, tus eres Danielle ¿Verdad?

Anonadada me acordé instantáneamente de él- S...Si, tú eres Woods, ¿no?- su sonrisa me confirmó su identidad.

-Ese mismo- sonrió- Pero déjame presentarme mejor...- se aclaro la garganta- Hola, mi nombre es Jeff- hizo una reverencia y me entregó las rosas negras- un gusto...

Agarré el ramo y lo mire seria- ...gracias...- Miré las rosas- Negras como la noche... mis favoritas- dije acariciando uno de los pétalos de estas.

-Debemos irnos, vendrán en cualquier momento- dijo Jeff serio mirando para todas partes. Luego de unos segundos sonrió y se fue caminando sin dejar rastros...Lo seguí hasta el bosque, sabiendo que mi nueva vida empezaría esa noche. Desde aquel día matar se convirtió en mi juego favorito y asi es como todos me conocieron como "The Dark Rose", pero de todas maneras nunca me alejé de mis amigos, siempre estuve, estoy y estaré con ellos, aunque no puedan verme, los cuido desde las sombras.

O por lo menos lo hacía... hasta que Sammay me encontró...


La Chica de Rosas Negras [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora