Capítulo 1 - Pikachu

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-Ahora, ¿qué comer? -; murmuré, abriendo la refrigeradora. Mis ojos barrieron sobre todos los estantes que esta tenía, sin nada que llamara mi atención. Suspirando, cerré el refrigerador y me giré hacia el mesón, agarrando una manzana del tazón de frutas.

Necesitaba algo de comer porque alguien había decidido hacer que llegara tarde al comedor.

Estúpido chico malo.

-¡Julia! ¡¿Dónde estás?! -; gritó mi mamá desde la sala de estar. Su voz sonaba exhausta, y lo sentía por ella, en serio lo hacía. Usualmente cuando estaba cansada, se quitaba de encima a Jason y a mí. Así que me sorprendía que me llame en vez de ir directo a su cuarto a dormir.

A veces, ser adoptada apestaba.

Dejé la manzana donde estaba y me dirigí a la sala. Ella estaba parada ahí, con sus manos en sus caderas, mirándome, un poco molesta. Su cabello rubio estaba amarrado en un moño mientras sus ojos azules se notaban más cansados de lo que creerías. Sabía que había tenido un mal día en el trabajo, era obvio por cómo lucía su cara.

Normalmente ella no gritaba tan alto. Solamente asumí que había sido un día verdaderamente largo para ella -no juzgué su actitud irritable. La mayor parte del tiempo ella, o ignoraba mi existencia o hablaba conmigo. 

Me preparé mentalmente para sus palabras.

-Cuando te llamo, contéstame -; me retó, con el ceño fruncido. Asentí, mi mirada cayendo al suelo con mi cabello interponiéndose entre ambas.

Después, tomó una profunda inhalación, en un obvio intento de controlarse.

-Ve a hacer tu tarea -; dijo, despidiéndose de mí. Asentí débilmente.

No tuvo que decirlo dos veces, pues yo ya estaba corriendo hacia mi habitación. Tenía que cruzar toda la sala para llegar a las chirriantes escaleras, algo no muy difícil de hacer. Las paredes tenían un pálido color beige con muebles café y pequeños detalles en dorado, siendo honesta, lo odiaba. Finalmente subí las escales y llegué al pasillo que me llevaría mi cuarto.

-Hola, Ju-Ju -; mi hermano, Jason, me sonrió. Le devolví la sonrisa. Tenía siete años, pero era el más amable de todos en mi familia adoptiva. Tenía cabello rubio, como su mamá, pero ojos azules parecido a los míos -así que la gente pensaba que estábamos relacionados. Yo tampoco les corregía su errónea conclusión, no quería darles una razón más para ser molestada. Para estar en segundo grado, mi hermano era muy inteligente. Lo trataba como lo haría una verdadera hermana mayor, pues él no sabía que era adoptada. Sus padres se lo dirían cuando él cumpla trece años, o por lo menos eso me dijeron a mí.

Ahora, para ello seguramente tendría que suceder un milagro, pues sus padres se divorciaron antes de que Jason naciera.

-Hola, Jay-Jay -; dije. Él abrazó mis piernas, mirándome con sus grandes ojos. 

-¿Puedes hacer un PB&J? -; preguntó haciendo carita de perro mojado. Él sabía que no podía ignorar esa mirada... El muy avispado*.

Resiste, resiste, re... -agh, lo que sea.

-Claro -. Sonreí. Me dio un último abrazo antes de dirigirse corriendo a su cuarto. Suspiré, sacudí mi cabeza y me giré para volver a bajar. Afortunadamente, mi mamá ya había dejado la cocina así que no tuve ningún problema en hacerle un sándwich a Jason.

La cocina seguía la misma paleta de colores que el resto de la casa -beige, café y dorado- la única diferencia era el suelo de baldosas en vez de madera como en el resto de la casa.

Cuando regresé a su cuarto, Jason estaba jugando Pokémon en su DS*. Su cuarto era azul marino con diferentes juguetes y cosas de dibujos animados regados por todas partes. Eran incontables la cantidad de pequeños peluches de Pokémon que tenía.

The Bad Boy Taught Me To Fight (TRADUCIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora