CAPITULO I : El amanecer

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Querido diario:

Hoy empiezo una nueva etapa en mi vida. A mi padre le han trasladado a trabajar a Madrid, y él y mi mama, junto con mi hermano pequeño y yo, hemos madrugado para dirigirnos rumbo a la capítal. Se que será difícil acostumbrarme, pero yo confío en mi mismo y en que no será ningún problema.

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Así comenzaba el pequeño Lucas su nueva aventura, dejando atrás sus jóvenes recuerdos y sus gratos momentos con sus amigos. Para él los retos son un misterio y no hay nada más que le apasione que vivir algo insesperado.

Quien iba a imaginar que la vida de este jovenzuelo iba a cambiar de un momento para otro. Quien iba a pensar que esa sonrisa que Lucas tenia de oreja a oreja, perdería en un par de meses. Quien desearía verle sufrir como sufrirá...El jamás lo había pensado.

Toda esta incógnita aún sin resolver comienza una templada tarde de otoño en un pequeño pueblo de la región de Sevilla, Constantina, un pueblo que, con sus estrechas calles sus extensos terrenos de cultivos, donde Lucas pasó gran parte de su infancia rodeada de sus seres queridos.

Es muy difícil dejar atrás un pequeño trozo de tu vida, pero si no lo haces, te perderás lo que esta por llegar, un pensamiento fuerte que le caracterizaba a nuestro protagonista, al que pasase lo que pasease, estaba dispuesto a explorar nuevas rutas.

Cerca de las 10 de la mañana y la famila Vázquez, se dirigía rumbo a Madrid por la autopista A-4. Era curioso, como Lucas y su hermana miraban por el espejo el monótono paisaje que recorría en la carretera, pero estaban tan ilusionados por ese viaje que para ellos, un simple viaje era algo nuevo

Pasaban las horas y sobre la hora de comer, decidieron hacer una parada. Antonio y Maria, los padres de Lucas y su pequeño hermanito, Pablito, les invitaron a comer en un Mcdonals que había por la zona.

Cabe decir que María estaba en paro y Antonio estaba trabajando en el campo y vivían de lo que cultivaban, por lo que muchos caprichos no se daban y era la primera vez que Lucas comía una hamburguesa

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Tras la parada, se dispusieron a continuar con su recorrido hasta Madrid. Bastaron un par de horas para llegar a la capital para hacer otro descanso, pero ya en suelo madrileño.

Cansados, se dirijieron a recoger las llaves de su nuevo piso de 70 m2 en el centro de la capital, concretamente en la calle Fuencarral. Pablito que estaba dormido, después de comer, fue despertado de un grito pegado por Lucas, debido a la alegría de haber llegado a su nuevo hogar. Los padres estaban felices tras ver a su hijo mayor tan ilusionado por su nuevo projecto de vida.

Como el día era fue muy largo, no tardaron mucho en acostarse para levantarse en una cama diferente en una habitación distina o desayunar los productos de la gran ciudad.

Lucas se trajo a su osito marrón de peluche, el cuál le acompañado todos estos años y parece que continuará unos cuantos mas. Lo abrazó tan fuerte que parecía que lo estaba ahogando, pero tras esta acción, cayó dormido en su nueva cama de todo el cansancio que acumuló en el día.



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