Un rato después, vamos los tres, más Álvaro camino del mirador. Estoy segura de que estará ahí.
-¿Y por qué he venido yo?-le da por preguntar a Álvaro.
¿Y qué le digo yo ahora? ¿Necesitaba verte, que me tranquilizaras con la mirada? No es la mejor opción, menos cuando trato de salvar a mi novio.
-Porque te lo digo yo.
-Ya hemos llegado-David para el coche-. ¿Y ahora?
-Vosotros quedaros. Iré yo a por él.
Madre mía, hay unas nubes impresionantes. Va a llover seguro.
-Voy con ella. No vaya a ser que le pase algo-escucho a Álvaro hablar mientras me alejo.
A pesar de llevar tacones, corro lo más posible. Sé perfectamente que está ahí, en la misma piedra en la que nos vimos la primera vez.
Y ahí me lo encuentro, subido de pie encima de la misma piedra de nuestro primer beso.
-¡Ni se te ocurra!
Me mira, visiblemente sorprendido.
-Natalia... ¡Has venido!
-Pues claro que he venido, idiota... Ahora bajate de ahí, y hablemos.
Suspira, pero me hace caso.
-¿Por qué estás haciendo esto?
-Creo que no terminaría nunca de contar razones.
-Dime al menos una razón.
-¿Te parece poco que me engañaste con Álvaro en aquella terraza? ¿O prefieres que hable de cuando estaba escondido en aquel armario?
Me pongo pálida. ¿Lo sabía todo desde el principio?
-Pero tranquila, que yo también soy gilipollas.
-¿Por qué?
-Natalia, hay algo que no te he contado.
-¿El qué?
Me espero lo peor...
-No soy Auryn.
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Cartas
SonstigesNatalia es una chica perfectamente normal, hasta que un día empieza a recibir cartas misteriosas de un admirador secreto. O algo parecido. Cualquiera podría ser. Mientras esto ocurre, debe hacer frente a sus problemas con cinco chicos: su hermano, s...