Capítulo#14

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Recuerdo sentirme nerviosa después de todo, estaba en medio de un juicio y el chico al que mas le tenia miedo estaba ahi muy cerca de mi. Quería llorar, pero trataba de hacerme la fuerte así no preocuparia a mi madre, ni a los que fueron há apoyarme. Mi abogado leyó nuestra denuncia, nuestras exigencias y todo recalcando mi minoría de edad ya que era a lo que apostabamos para ganar, puesto que yo tenía 13 años cuándo tuve relaciones con Mauro yo no podía y no tenía la capacidad de consentir el acto sexual todavia, según el punto de vista legal eso era estrupo o al menos mi abogado creía que era mas facil alegar que lo mio era un caso de estupro y no una violación.

  Despues de eso él abogado de Mauro quien era un hombre alto con cara de gringo y una sonrisa tan descarada que verla me provocaba náuseas, pero no mas de las que me provocaron sus alegaciones. Que yo no había sido violada, pues hubo un consentimiento y no habia suficientes pruebas para alegar que alguna vez su cliente me habia puesto alguna mano encima, que no podíamos llamar una riña de jovenes insultos o maltratos psicológicos y que todo lo que alegabamos no era mas que una vil mentira.  Me provocó rabia e indignación escucharlo, quería ir allá y gritar por el coraje que sentí, pero sólo podía callar y esperar a ver que pasaría, en eso mi madre apretó con fuerza mi mano cómo diciendo que estaba ahi para mi y que eso era un mal momento nada más, que todo estaría bien por lo qué traté de calmarme un poco.

  Llamaron a Mauro para que fuera interrogado y yo le preste mucha atención a eso, estaba guapo, sensual y fresco cómo siempre bien vestido, lo que me hacía sentir más asco de su persona. No podía creer que alguna vez amé con todo mi corazon a un muchacho así, no podia creer que ese chico me había enamorado y peor no podía creer que había perdido mi virginidad con un idiota como el, sentí náuseas al recordarlo y de igual forma traté de contenerme. La verdad mis estimados lectores es que mis recuerdos son muy borrosos de ese día por lo que tendre que hacer un gran esfuerzo para contarles mas o menos lo alegado por Mauro:

—¿Señor Mauro Bermúdez Robson?— Preguntó el fiscal que lo iba a interrogar, un hombre de pelo grasoso, con una mirada de odio puro en sus ojos negros y piel aceitunada.

—Si— Respondió Mauro con una sonrisa inocente y una cara de preocupación inegable a lo que el fiscal soltó un bufido que recordaba al sonido de un bicho rabioso.

—Le hare unas preguntas y necesitaré que sea usted realmente sincero— Mauro asintió haciendo que el hombre tosiera cómo queriendo aclarar su garganta— ¿Es verdad que usted solía ser novio de la víctima, Carol De Nile?

—Si, eso es verdad— El hombre lo miro como desfiante y los ojos entrecerrados, no sabía porqué, pero ese hombre me daba un poco de miedo.

—¿Es verdad entonces lo que se alega? ¿Usted tuvo relaciones con la señorita en cuestión?— Preguntó el hombre poniendo a Mauro un poco nervioso por su expresión.

—No la viole, ella accedió atener sexo conmigo y nunca la obligue a nada por lo que no es verdad lo que se alega— Soltó Mauro haciendo que el silencio después de sus palabras se sintiera mas tenso y me incomodara más, pues sentí unas lágrimas resbalando por mi mejilla.

—Pero... ¿Usted sabía que la señorita Carol era menor de edad o no?— Preguntó el fiscal con cierta rabia del chico al que enterrogaba.

—Si, sabía...— Dijo Mauro mirando al piso, con los puños apretados.

—¿Sabía usted que los menores de 14 años no son habiles por ley para consentir tener relaciones sexuales?— Preguntó el hombre, mientras caminaba por el ancho del salón.

—No, no tenía idea... no sabía nada sobre las leyes— Dijo Mauro con tono de fastidio haciendo que el fiscal soltara una risa un poco divertida.

—Eso no es una excusa, con 18 años uno debería saber al menos lo básico...— Dijo el señor con tono serio y seco haciendo que Mauro empezara a sudar frió— Se alega que tu has tratado de obligar a la chica, que llegaste a lastimarla físicamente y que llegaste a abusar sexualmente de ella...¿Es esa alegación cierta?

—Mira, ese día nos peleamos y quise calmar las cosas ofreciendole algo más agradable, ella no quizo haciendose la muy santa y yo la faje un poco, se cayó al piso y no paso mas con eso— Dijo Mauro con una sonrisa picara dibujada en su cara.

—Bueno... llegamos al fin del interrogatorio solo cabe esperar a tu decisión, señor juez— Dijo el fiscal de mal humor, pero yo estaba a punto de llora y al no querer saber la respuesta aún, pedí tímidamente desde mi asiento un receso, mientras unas lágrimas algo rebeldes salían de mis ojos y se nos cocedió unos minuto en los cuales fui al baño, me mire al espejo y pude ver a mis ojos hinchados, mientras las lágrimas seguían saliendo de ellos y empecé a limpiar mi cara.

—Vas a estar bien, no te paso nada y no va a pasar nada... calmate se que duele, pero mira lo fea que te ves cuando lloras ¡No llores Carol! ¡No llores!—  Me dije a mi misma, mientras limpiaba mi cara para luego retocarme el maquillaje, pues mi cara estaba echa un asco pero después de ver mi rostro trás pintarme, me senti horrible y le lancé agua al espejo para empezar a lavarme otra vez la cara para entonces pude oir una voz muy cerca.

—¿Estas bien?— Mi madre estaba en el marco de la puerta, mirandome con ojitos de pena haciendo que yo sentiera más ganas de llorar a lo que ella vino a abrazarme—Calma, bebé nada malo pasó todo va a estar bien te lo prometo ¿Si?— Decía ella tratando de calmarme algo imposible en esos momentos...

Dolor bajo la luz de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora