Tu snitch y mi snitch

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Oliver suspiró cuando Jack estuvo a su lado.

–Fue un asco.

Su mejor amigo hizo un gesto desdeñoso con la mano.

–Bah, pero jugaste de una forma magnífica, ¿te parece si vamos a un lugar cerca de aquí para, ya sabes, divertirnos?

Negó con la cabeza, odiaba perder y, cuando pasaba, solamente sentía ganas de repasar cada detalle para que no volviera a suceder lo mismo, era por eso que lo habían elegido capitán de su equipo.

–No estoy de ánimos.

–Escuché que ella estaría ahí.

Oliver no necesitó levantar la mirada para entender el mensaje de su amigo. "Ella" era Katie Bell.

– ¿Cómo sabes?

–Potter estaba a mi lado durante su enfrentamiento y me comentó que a Ginny le encanta celebrar en ese lugar junto a sus compañeras. Sé que irán a ese lugar.

–No, yo... yo no tengo ganas.

Jack resopló.

–No sé cómo no eres capaz de ir con ella y decirle que cada vez que se encuentran la snitch que está en tu interior cobra vida.

Oliver alzó la cabeza y sonrió levemente.

– ¿La snitch en mi interior?

–Sí, se lo escuché decir a Leanne en una ocasión y la frase se me quedó.

–Me voy a casa.

–Haz lo que quieras. Me he cansado de insistir en algo obvio, pero te advierto que a este ritmo estarán juntos dentro de mil años –comentó antes de salir de los vestidores, ahora vacíos.

Oliver suspiró de nuevo, tenía que admitir que desde la reunión de sus equipos andaba muy distraído, en parte por eso habían perdido ante las Holyhead: por ella. Katie Bell era su debilidad y fortaleza, cosa que le agradaba y disgustaba en partes iguales, pero no se atrevía a ir con ella para declarársele.

Había estado ya con varias chicas y sabía que ella también tenía experiencia, pero seguía sin querer correr riesgos a pesar de que su relación ya estaba muy deteriorada por su culpa, después del beso que le había dado luego de ganar por fin la ansiada Copa de Quidditch supo que no podría verla sin besarla o decirle lo que sentía y sabía de muy buena fuente que la chica estaba completamente enamorada de un chico popular, guapo y, según escuchó, perfectamente imperfecto, al principio había pensado que se trataba de él pero, después de muchas horas de reflexión, concluyó que debía estar enamorada de Roger Davies.

Se levantó con dificultad y golpeó con fuerza la bolsa que contenía sus pertenencias antes de abandonar el lugar.

Definitivamente era mala idea ir al bar donde se encontraba la cazadora rubia, podría llegar a hacer algo inapropiado.

Lo peor era que una parte de él, muy grande, aprobaba y motivaba esas ideas locas. Gruñó y apareció cerca del lugar donde se encontraba su departamento, lo que necesitaba en esos momentos era una buena ducha.

._.

Katie se levantó con un dolor de cabeza insoportable.

–Ah, ya despertaste –comentó una voz, divertida.

Al oírla ella se irguió con demasiada rapidez, lo que le provocó una punzada de dolor en todo el cuerpo, entonces se dio cuenta de que había dormido en el sofá de su diminuta sala.

Snitch estomacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora