El encuentro imprevisto.

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Este es mi típico día en la escuela, camino hacia la sala de historia junto a Lauren, mi mejor amiga, conversábamos de lo buenísimos que son los batidos en Starbucks y de lo caro que eran, cuando de repente Zed, el tradicional chico popular, chocó conmigo tirándome al suelo.

—¿Eres idiota o te haces?—le grité enfadada.

—Lo lamento, dame tu mano.—me miró con dulzura.

—No, yo puedo levantarme sola, ¿sabes?—esto era el colmo.

—Solo quería ayu...
—No, no hace falta—lo miré con odio.

Ese tal Zed era un idiota, acaso estaba ciego que no me vio o que se creía la deidad del colegio y podía traspasar cuerpos, en fin era un completo imbécil.
Lauren se dio cuenta de mi brusca reacción  que me miro con extrañeza.

—¿Esa fuiste tu o un espíritu maligno poseyendote?—me dijo Lauren.

—No se, pero me enfadé mucho con ese tipo, ¿es ciego o que?—dije todavía enojada.

—Al parecer sí, eres bastante llamativa para no llamar la atención a menos que de verdad sea ciego.—lanzó una carcajada que me hizo sonreír—Ven, dame un abrazo para que se te pase el enojo—dijo con una vocecita sacada de dibujos animados lo cual me hizo sonreír aún más.

Cuando entramos a la sala de historia, la señora Anderson estaba escribiendo en la pizarra el tema del día, como llegamos con un poco de atraso no movimos sigilosamente a nuestros asientos pero la señora Anderson ya había notado nuestra ausencia.

—Señoritas, como llegaron atrasadas tienen que ir a sacar un pase a dirección.—dijo en tono de que no le importaba en lo absoluto.

—Señora Anderson, llegamos atrasadas porque otro alumno chocó conmigo.—le reclamé.

—Disculpe señorita Reid, pero eso no es de interés mío. A dirección.—indicó la puerta con su mano.

Aveces la señora Anderson me agradaba pero en estas circunstancias era todo lo contrario. En dirección nos informaron que a la quinta vez de atraso se aplicaba suspensión y que no abusáramos de nuestras notas para salir de esta situación.

De vuelta en la clase la señora Anderson hablaba y hablaba que me mareaba al tratar de escribir apuntes, cuando milagrosamente tocó el timbre que indicaba el recreo.

Salí con Lauren de la sala de historia hacia nuestros casilleros y en el trayecto nos topamon nuevamente con Zed, pero esta vez me detuvo. Lo miré a los ojos con odio.

—¿Y ahora que quieres?—dije tratando de soltarme de él.

—Necesito pedirte disculpas de nuevo, ¿me perdonas?—vi en sus verdes ojos un dejo de culpabilidad lo que me hizo reaccionar.

—Okay, disculpas aceptadas, ¿ahora me puedes dejar en paz?—dije irónicamente dejándolo solo entre toda la multitud de estudiantes.

Me sentía satisfecha con mi respuesta, Lauren estaba sorprendida por lo que dije, nuevamente.

Lauren ha sido mi mejor amiga desde que éramos bebés, ella siempre me apoyaba en cualquier decisión que yo tomara al igual que yo con ella, éramos como hermanas y lo mejor de todo es que casi nunca peleábamos era muy rara vez que sólo discutíamos.

Yo siempre he sido algo extrovertida y respetuosa en algunas ocasiones, pero hoy fui atrevida y valiente, mandé a Zed Hochner a dónde debe estar.

Tuve clases demasiado aburridas, pero al fin y al cabo eran clases. En el almuerzo Lauren, Kimberly, Natasha y yo fuimos a la cafetería por nuestros almuerzos y después nos dirijamos a nuestro lugar exclusivo, el jardín de rosales, podías sentir el exquisito aroma de las rosas a un kilómetro de distancia, en resumidas palabras toda la escuela, pero sólo en ese lugar reinaba ese aroma celestial.

Love me, okay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora