El Caballero Imperfecto
Narrador: Erase una vez, en un reino que jamás existió (Mientras se dice esto se ve como un ladrón trata de robar a un grupo de pueblerinos), un caballero bueno, y honorable como ninguno... (Llega el caballero y los salva) cuyo único problema era su perturbadora fealdad (los aldeanos se espantan y salen corriendo, excepto una vieja y un hombre)
Richard: ¿Qué te pasa aldeano, no sales corriendo, como los demás?
Ciego: No, sir, ¿Porqué lo haría?
Richard: Por mi horrible rostro... y dígame Sir Richard.
Ciego: Discúlpeme, Sir Richard, el caso es que soy ciego no puedo verle el rostro... aunque puedo sentir su tristeza, ¿Qué le pasa?
Richard: Verá, quisiera declararme a mi amada Princesa, más tengo miedo que con esta cara, antes de gustarle, piense que soy un monstruo...
Ciego: En eso no puedo ayudarle, caballero, pero estoy seguro que todo será propicio para usted.
Vieja: Disculpe Sir, no pude evitar oír su conversación, y creo que puedo ayudarle.
Richard: ¿Cómo?
Vieja: Verá, vengo del pueblo aledaño al Río Grosso, ese caudal conocido por sus propiedades mágicas, y yo me dedico a preparar brebajes a partir del agua.
Richard: ¿Y eso cómo afecta mi mórbida fealdad?
Vieja: Toma, esta pomada mágica hará que seas un bello semental humano cuando despiertes mañana a la mañana.
Richard: No diga más.
Narrador: Y así, tras aplicarse la pomada, despertó a la mañana siguiente con una particular cabeza de caballo (mientras parodiamos los vines de "Don't Judge Challenge").
Richard: ¿Pero qué? ¿Qué me paso? ¡Maldita Bruja! Así no puedo presentarme en la corte. ¡Ahora soy más feo que antes!
El caballero sale a la calle.
Ciego: Sir Richard, ¿Qué le ha pasado?
Richard: ¡¡Pues una BRUJA me ha convertido en una bestia!! Y ahora de caballero pasé a caballo. Pero, ¿Cómo me reconociste?
Ciego: Entiendo, entiendo... en ese caso, creo que tengo la solución. Y lo reconocí Por su presencia, Sir.
Richard: ¿Y cuál es esa solución?
Ciego: Ven a mi choza, Sir, y ahí te enseñaré... aquí afuera es peligroso.
Entran
Ciego: Para contrarrestar el hechizo de la malvada, debes realizar un acto de valentía pura.
En eso aparece la bruja.
Bruja: ¡¿Cómo te atreves a intentar romper mi hechizo?!
Ciego: ¡Ya has arruinado la vida de muchos, incluyendo la mía! ¡Es hora de que alguien te plante cara!
Vieja: Muere ¡AVADA KEDAVRA!
Pero el Richard se interpuso entre la vieja y el ciego y recibe el hechizo. La bruja muere y desaparece y el ciego acude al Richard, que perdió la cabeza de caballo.
Ciego: ¿Está bien Sir?
Richard: *tose* No tan bien *tose*.
*se desmaya*
Ciego: No se preocupe, yo me haré cargo de usted.
El ciego cuida del hombre, curando sus heridas, demostrando que es capaz de ver hasta que se levanta el Richard.
Richard: ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? Ciego ¿Eres tú?
Ciego: Si, soy yo Sir, lo que pasó es que enfrentamos a la bruja y vencimos. Ahora ya no dirá ciego nunca más, pues al momento en el que perdiste tu cabeza de caballo, yo recupere la vista... y creo que deberías verte al espejo.
Richard: Soy... soy hermoso... Ciego, ya no necesito de sus miserables cuidados, y consejos. Ahora esta belleza debe ir a declarar su amor a la Princesa, que no podrá rechazar a este Adonis.
El ciego sale corriendo tras el Richard pero lo pierde entre la muchedumbre de ida al castillo. Éste ignora al grupo de aldeanos asaltados, que termina en la muerte del hombre ciego. Llega al castillo.
Richard: Oh, Princesa vengo con esta hermosura de cara para proclamarte mi amor y pedir tu mano en matrimonio.
Princesa: Caballero, es ciertamente la persona más deslumbrante que he visto en mi vida... pero vi como olvidabas tus votos de caballero, ignorando a la gente del pueblo que juraste defender, y vi como dejaste morir al hombre que te cuidó, y te aceptó cuando nadie más lo hizo. Se ven muchas cosas desde mi torre, pero nunca vi nadie tan egoísta, y te aseguro que ni con el rostro más bello, con el mejor físico, o las mayores riquezas una persona así jamás podrá conquistar mi corazón... te despojo de tu espada, de tu escudo, y de tu título de Sir.
Narrador: Fin