"Te observo"

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No es por autoadularme, pero el número de cosas buenas que he hecho por Cristóbal, es notablemente superior  a las cosas que él ha hecho por mí.

Es más, si pones en una balanza lo bueno que he hecho por él, y las cosas malas que él me hizo, ahí, solo ahí sí estaríamos equilibrados, porque es un desquiciado engreído que apoya a los bully.

— Te convenía, pero no me pongas atención si no quieres. — Escuché al principio la voz de mi mamá lejana, pero finalmente enfoque mi atención a ella. Su sonrisa con un toque de enojo disfrazado me miraron inertes, sonreí apenada y dije:

— ¿Qué? — Cerré los ojos y los abrí al momento. — ¿Decías?

— Conseguí un celular para ti. — Sonreí apenada porque no debió hacerlo, principalmente porque ahora mismo no estamos como para esos lujos que francamente me parecen innecesarios.

— No debiste. Tenemos muchos gastos. — Respondí seriamente. Siempre fui mala para dar las gracias, así que mi forma de expresarlo es dándole una señal de interés ante sus preocupaciones.

— Sí, sí y no creas que daré uno de esos moderno. — Sonrió. Mamá es una mujer muy vivaz y siempre intenta verles lo mejor a las personas,  además intenta dar lo mejor de sí misma. A veces me sucede que la siento ingenua de más, por lo que intento protegerla, en lugar de lo contrario. Jamás me importó, de hecho me hizo crecer más.

— Eso espero. — Me burlé mirando sus ojos cafés y dormilones.

Me extendió un celular de aquellos que se tienen que se abren y tienen dividida la pantalla y el teclado de botones planos, es color rojo.

— Lo conseguí con una amiga del trabajo. — Noté la emoción que esto le provocó, por lo que me dio aún más gusto. — Ella vende de vez en cuando un par de cosas viejas, y fue en realidad una ganga. Ojalá no sea de los que fallan por todo.

— ¿En serio? — Alcé una ceja preocupada de que lo haya comprado nuevo, pero ella asintió, puedo decir que está diciendo la verdad ya que sé perfectamente cuando miente. Me levanté y besé su frente. — No era necesario, pero muchas gracias de todas maneras.

— El número esta apuntado en tus contactos como "Yo" — Me reí entre dientes y me levante del sillón. — De nada, mi bailarina.

Subí las escaleras hacia mi habitación, y al momento miré a Ana Beth haciendo esos desagradables ejercicios junto con mi hermano mayor, no pude evitar hacer una cara de asco.

— Hay tres habitaciones además de la mía. — Dije. — ¿En verdad es completamente necesario que lo hagan aquí?

— Sí, niño — Dijo Luis, mi hermano, quien no encontró un mejor apodo que "niño" para mí, luego de un incidente que tuve a los siete años, en el que por urgencia entré al baño de hombres. — Tu habitación es la única con televisión para ver los videos de entrenamiento pre— parto que nos regaló la mamá de Ana, en la sala es incómodo.

— De todas maneras... — Ella frunció el ceño cuando Luis flexionó las piernas de Ana Beth — De todas maneras se supone que éste bebé no tarda en salir.

— ¡Sí! — Dije sobreactuando emoción. — Llevamos pensando en que el bebé no tarda en salir desde hace como dos semanas.

— Sé paciente, de todas maneras ya acabamos, ¿No es verdad, bolita? — Preguntó mi hermano a Ana, ella sonrió abiertamente. Definitivamente Luis no es bueno con los apodos. ¿Niño y bolita?

Siempre le he admirado a Ana el inmenso amor que le tiene a Luis a pesar de que nuestra situación económica ahora mismo no es la mejor, Luis tiende a ser un tanto torpe y eso a Ana le encanta; Desde el momento en que nos conocimos ella y yo, nos caímos estupendo, y mi madre no ha seguido el cliché de las suegras malvadas, pues de verdad quiere a Ana al igual que toda la familia.

Matar a una bailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora