─ ¡Madre de Dios!
El muchacho estaba acostado en el pequeño sofá que tengo por debajo de la ventana, y por si fuera poco, vivía en la segunda planta del mi casa.
Fui corriendo hasta él y me incliné para verle mejor la cara, la sorpresa que me llevé fue muy grande, al igual que la herida que tenía en el torso de forma vertical y alargada. De ella brotaba mucha sangre, casi como una fuente de vino tinto, un vino tinto con un sabor más metálico, y para metálico el chico que se estaba desangrando en mi preciado sofá morado.
Kayden.
El chico Calvin Klein, el mismo que me hacía sentir un tiranosaurio rex cada vez que le miraba a los ojos.
─ No os lo llevareis, no os la llevareis.
¿Qué dice? ¿Llevarse a quién? ¿A qué?
─ No os lo llevareis, no os la llevareis.
─ ¿Qué dices? ¿Llevarse a quién?
─ A la elegida, el recuerdo... el recuerdo...─ fue lo último que dijo antes de caer o inconsciente, o muerto.
Le tomé el pulso en la parte superior del cuello, y si, gracias a dios tenía pulso.
No sabía qué hacer, ¿Llamo a una ambulancia? ¿Se lo curo yo? Opté por la segunda opción, así que lo tomé en brazos (lo que pueda con un tío de noventa quilos y metro noventa y cinco), o más bien lo arrastré hacia la cama.
Lo posé lo más delicadamente que pude y le di la vuelta antes de que la sangre ensuciara, pero para mi mala suerte, la sangre mancha mucho más que el vino tinto. Como cuando te baja la regla y lo manchas todo, pero todo, todo; las bragas, el pantalón y la silla de clase en mi caso. No sé ni porqué cuento esto la verdad. Quedé en ridículo delante de toda la clase de música, fue algo traumatizante para mí.
Con las tijeras de coser de mi madre que, por cierto, no está en casa y mi padre tampoco, corté la rasgada roa del inquilino y la tiré a la basura, total, no tenía mucha esperanza de vida. Con un trapo bañado en alcohol, desinfecté la herida posándolo suavemente para que no saliera disparado ningún órgano vital, porque digo yo que habrá algo ahí. Cogí una aguja y hilo color carne, no le haría un tatuaje de lo más soso, comencé con MUCHO cuidado a coserle. Me recordaba al popular juego operación, en que si fallas al paciente se le iluminaba la nariz roja, pero aquí, como falle, lo único rojo que habrá será la hemorragia externa de septuagésimo grado. Al acabar, le puse una venda que cogí del armario pequeño de primeros auxilios .Después, me fui a la habitación de mis padres y le robé una camiseta de pijama a mi padre. Puede que no le fuera bien, ya que mi padre mide 1'84 y el Kayden 1'95. Caminé hacia mi habitación y planeé un plan para ponerle una camiseta a un chico con unos abdominales tan marcados..., me salgo del tema, a un chico que es el doble que yo. Me senté en su cintura mientras Kayden estaba pecho arriba mirando mi poster de Imagine Dragons, mi grupo favorito, y con mucho esfuerzo conseguí ponerle la dichosa camiseta. Como no había cenado, fui a la cocina preguntándome a mí misma cómo se habrá podido hacer ese tajo, aunque también podría ser que se lo hayan hecho, pero se le daban muy bien las armas ¿no?
"Nena, no solo tienen armas, son maestros con ellas"
Según Kels, son muy buenos con ese tema...
(...)
Mi tortilla de patatas se hacía más deforme por momentos, las patatas estaban muy ricas, si. Pero fritas, no en una tortilla, a lo que me lleva preguntarme, ¿por qué he hecho una tortilla de patatas si no me salen bien? Soy una especie en extinción. Al cabo de 5 minutos conseguí hacerme la tortilla decentemente, me la comí, y lo que sobró (porque nunca me la acabo), la guardé en la nevera, limpié los platos y la sartén y fui hacia mi habitación.
ESTÁS LEYENDO
Guns For Hands #2 Hermanos Oscuros (PAUSADA TEMPORALMENTE)
Teen Fiction#Segunda entrega de la saga Hermanos Oscuros "Abrí la puerta de mi aburrida habitación, cansada de mi aburrida vida, para hacer mis aburridos deberes, y para aburrirme aún más. Pero me encontré con una imagen no muy aburrida. Podría llamarse sorpren...